10 años de la muerte de Christopher Reeve, el eterno Superman
La saga continuó, sin llegar nunca al nivel de su primera entrega, y entre las diferentes películas de Superman, y para demostrar que sabía hacer algo más que volar enfundado en sus mallas azules, protagonizó diferentes y muy variopintos proyectos.
Se cumple una década de la muerte de Christopher Reeve. El 10 de octubre de 2004, después de varios años postrado en una silla de ruedas tras sufrir un falta accidente cuando montaba a caballo, falleció el actor que siempre será recordado como Superman.
Y es que ni sus antecesores Kirk Alyn y George Reeves, ni tampoco los televisivos Dean Cain (Lois & Clark) y Tom Welling (Smallville), ni el decepcionante Brandon Routh (Superman Returns) se acercaron al icono en el que, enfundado en su traje azul y sus botas y calzón rojo, Reeve se convirtió en la gran pantalla. Y tampoco el taquillero Henry Cavill (Man of Steel), que repetirá en Batman v Superman, ha conseguido -hasta el momento- hacer sombra al Clark Kent que encarnó Reeve en las cuatro entregas de la saga.
El actor estadounidense dio vida al superhéroe de DC Comics por primera vez en la película que en 1978 dirigió Richard Donner. Un personaje que volvió a interpretar en 'Superman II' (Richard Lester, 1980), 'Superman III' (Richard Lester, 1983 y 'Superman IV' (Sidney J. Furie, 1987).
Pocos años antes de pasar a la historia del cine como Clark Kent, Reeve -nacido en septiembre de 1952 en Nueva York- el actor alcanzó cierta fama como personaje habitual del serial de la CBS Love of Life. Tras probar suerte en Broadway, donde debutó en la obra A Matter of Gravity junto a Katharine Hepburn, un par de papeles secundarios en televisión y su primer incursión el cine, en Alerta roja: Neptuno hundido, le llegó su gran oportunidad: El Superman de Donner.
SALVADO POR SUPERMAN
Reeves, que antes de este proyecto había incluso barajado la posibilidad de cambiar de profesión al ver que su carrera no acababa de despegar, se convirtió de la noche a la mañana en uno de los rostros más conocidos del planeta. Con 300 millones de dólares en la taquilla de aquel entonces, la cinta se convirtió en el primer gran éxito del cine de superhéroes.
La saga continuó, sin llegar nunca al nivel de su primera entrega, y entre las diferentes películas de Superman, y para demostrar que sabía hacer algo más que volar enfundado en sus mallas azules, protagonizó diferentes y muy variopintos proyectos.
El drama con tintes sobrenaturales En algún lugar del tiempo (1980), la cinta de índole religiosa ambientada en la Segunda Guerra Mundial Monseñor (1980), el drama de época Las bostonianas (1984) o el thriller con tintes cómicos La trampa de la muerte (1981) junto a Michael Caine, la cinta de aventuras El aviador (1985), fueron algunos de los títulos más destacados que intercaló con la franquicia de Superman.
Tras la última entrega de la saga que protagonizó, en 1987, Reeve siguió acumulando proyectos, pero ninguno con un impacto siquiera comparable a su encarnación de Kal-El, una sombra que siempre le perseguía. Sus trabajos en cintas como Interferencias (1988) ¡Qué ruina de función! (1992) o Lo que queda del día (1993) pasaron prácticamente desapercibidos.
TRÁGICO ACCIDENTE
El remake de El pueblo de los malditos de John Carpenter fue la última película que protagonizó antes de que el 27 de mayo de 1995 sufriera una grave caída cuando participaba en una competición hípica en Virginia. Reeve se fracturó las dos primeras vértebras cervicales y su cuerpo quedó casi paralizado por completo.
Desde ese momento Reeve, muy volcado ya con anterioridad a su accidente con causas benéficas, se convirtió en el abanderado y la voz de los discapacitados participando en numerosos actos y conferencias. Creo una fundación junto a su mujer, Dana Reeve, para canalizar acciones en favor de la investigación médica y las personas parapléjicas o tetrapléjicas.
Dos años después del fatal accidente, hizo su debut como director con el telefilme Al caer la noche, un drama centrado en un enfermo terminal de SIDA que contaba en su reparto con Glenn Close, Bridget Fonda y Whoopi Goldberg. Un año después protagonizó el remake de La ventana indiscreta para televisión, un trabajo por el que consiguió su única nominación a los Globos de Oro.
A modo de homenaje, apareció como doctor en un par de capítulos de la seria Smallville en 2003 y también tuvo un pequeño papel en la serie El abogado. Pero su estado de salud era cada vez más precario y finalmente, tras sufrir un infarto, falleció el 10 de octubre a los 52 años de edad.