20 años de un asesinato que rompió el silencio

Se cumplen 20 años de la muerte de Ana Orantes, la granadina que se convirtió en el rostro de aquellas mujeres que sufrían en silencio

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Ana Orantes durante su aparición en el programada de Canal Sur | Archivo GD
A.Gómez
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Sin duda,  la granadina Ana Orantes se ha convertido en una icono para la lucha contra la violencia de género. Su aparición en un programa de televisión para relatar que su marido la estaba maltratando, un testimonio, sin pelos en la lengua, que jamás se había tan de manera pública, hizo que esta granadina de 60 años se convirtiese en el rostro de aquellas mujeres que estaban pasando por lo mismo, que sufrían en silencio.

"Vinieron más que guantadas, palizas. Toda su cosa era cogerme de los pelos, de darme contra la pared. Me ponía la cara así. Yo no podía respirar, yo no podía hablar porque yo no sabía hablar, porque yo era una analfabeta, porque yo era un bulto, porque yo no valía un duro. Así han sido 40 años", explicaba en Canal Sur a la conductora del programa Irma Soriano.

Trece días después, su exmarido y asesino la quemó viva en la casa que estaban obligados a compartir en Cúllar Vega. Compartía hohar con él porque dos años antes, Ana Orantes tomó la decisión de poner fin a aquel infierno, pero la justicia, por algún motivo que resultó fatal, ­decidió que ambos debían seguir compartiendo el mismo techo, aunque en zonas diferenciadas: ella con sus hijos, en la planta de arriba; y él, en la de abajo.

917 MUJERES MENOS

Su asesinato conmocionó a España y la reacción de la sociedad no tardó en aparecer en las calles.  La presión social y la indignación de la población tocó a la puerta del Congreso, y el Gobierno de José María Aznar finalmente reformó el Código Penal, estableciendo las órdenes de alejamiento, reconociendo la violencia psicológica y eliminando la necesidad de las denuncias previas. Sin embargo, no fue hasta 2004 cuando se forjó la Ley integral contra la Violencia de Género, ya en la etapa del expresidente socialista Rodríguez Zapatero.

Sin embargo, esta ley no ha podido impedir que en los últimos 14 años, la violencia machista se ha llevado por delante la vida de 917 mujeres. Esta misma semana, la hija de Ana Orante, recordaba a su madre a través de una carta con un mensaje que también iba dirigido, al fin y al cabo, a toda la sociedad española. "Me encantaría decirte que todo ha cambiado (...) pero, mamá, eso no es así", relataba.

El 27 de septiembre, el Congreso de los Diputados aprobó el Pacto de Estado Violencia de Género que contempla 200 medidas y que contará con alrededor de 1.000 millones de euros para ejecutarlas en cinco años: 100 millones para entidades locales, 500 millones para las comunidades autónomas y otros 400 millones para competencias estatales dentro de los Presupuestos Generales.

SU RECUERDO, 20 AÑOS DESPUÉS

Hoy 17 de diciembre se cumplen 20 años de un crimen que forzó a la sociedad española a mirar cara a cara a la violencia machista, hasta entonces considerada un asunto privado. Este asesinato supuso un aldabonazo que colocó los malos tratos en el centro del debate público y acabó impulsando cambios en el Código Penal y finalmente, aunque años después, la aprobación de la ley integral contra la violencia de género en 2004.

La Plataforma 25 de Noviembre Contra la Violencia de Género de Granada se suma al recuerdo de Ana Orante y pide que "se cumplan sin dilaciones las medidas recogidas en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, en particular el aumento en 200 millones de euros desde comienzos de 2018 en la dotación presupuestaria para actuaciones de la Administración central, autonómica y local". La Plataforma también pide la Protección de las y los menores como víctimas de violencia de género al igual que sus madres y que la custodia compartida en ningún caso se imponga en casos de violencia de género. También solicitan protección a las víctimas que se hallen incursas en situaciones de sustracción internacional de menores cuyo origen sea una situación de Violencia de Género, velando de esta manera por el interés superior del menor.