20 de marzo, Día Mundial de la Felicidad
Hace unos años, José Luis Bimbela y yo publicamos un artículo sobre la felicidad. Y hoy, cuatro años después, queremos recuperarlo para celebrar el 20 de marzo, el Día Mundial de la Felicidad.
"La felicidad se alcanza cuando, lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía» (Gandhi); "La felicidad no se logra con grandes golpes de suerte, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días" (Franklin).
Hoy es un día para entender que la felicidad no se compra, sino que se crea y se disfruta con deleite en cada momento de nuestra vida. Un día para recordar que más de la mitad de los españoles decimos sentirnos felices o muy felices. Un día para saber que con tres pasos sencillos, avalados por la ciencia, podemos sentirnos aún más felices:
1. Meditar (la conciencia plena reduce la ansiedad y mejora nuestra salud mental para contemplar los problemas con ecuanimidad y encontrar mejores soluciones);
2. Registrar los momentos alegres (escribiéndolos)
3. Desear felicidad a otras personas (los pensamientos altruistas y de gratitud reportan más felicidad que los asociados a recibir).
La Escuela Andaluza de Salud Pública lleva más de 30 años incorporando en sus cursos sobre habilidades emocionales y de comunicación, la teoría y la práctica de la felicidad, para beneficio del personal socio-sanitario y de la ciudadanía. Salud física, salud emocional, salud social y, desde 2015, salud espiritual, nos acercan a la salud total, integral. La mía y la tuya. La nuestra. La de todos y todas.
Salud física
¡Qué sabio San Ignacio cuando le decía a esa monja que se le acercaba para pedirle asesoramiento espiritual: "Con el cuerpo sano podréis hacer mucho. Con el enfermo, no sé que podréis!". El dolor físico afecta el resto de ámbitos, en negativo (de entrada) y en positivo (después de trabajarlo). El dolor ayuda a simplificar la vida y a quedarse con lo esencial. Y obliga a pensar y a vivir más. "En mi sufrimiento mando yo", afirma López-Petit. Cuidando los verbos que utilizamos en diálogos internos (pensamientos) y en diálogos externos (conversaciones): "tener" dolor mejor que "ser" dolor.
Salud Emocional
El orden de los factores sí altera el producto: yo conmigo antes que yo contigo y antes que nosotros. Las compañías aéreas lo tienen claro: "antes de atender a los demás, póngase usted la mascarilla". Ese yo en minúsculas que decide evitar los riesgos de la inflamación patológica y tóxica que representa el ego. Ese yo conmigo que gestiona, a través de la creación de pensamientos objetivos, justos y realistas, las emociones y las decisiones.
Reprogramándose y empoderándose para, sumando, compartiendo y cooperando, crear una primera persona del plural (nosotros) saludable y solidaria.
Y, después, el yo contigo: sembrando confianza y honestidad; y contagiando emociones saludables, a través de verbos y palabras claves ("por favor", "me gustaría", "¿Qué te parece si…?", "gracias", "perdón"). Utilizando el lenguaje (verbal y no verbal) como placebo y no como cebo; con palabras facilitadoras y liberadoras, curativas y cuidadoras. Sanadoras.
Salud social
Empezamos a hablar de enfermedad social (marginación, rechazo, agresión) con la aparición del vih/sida, que además de desestructurar las defensas del organismo, desestructuró la sociedad: un vecino cordial se convertía, ante la sospecha de un posible portador del virus, en un enemigo agresivo.
Reto: que el nosotros no sea a costa del yo, ni del tú. Proponemos trabajar para conseguir estrategias que permitan "ganar/ganar", respetando y sumando objetivos y talentos, deseos y esfuerzos. Y cuidando las preposiciones: "con" mejor que "contra", o que "sin". Y la copulativa ("y") mejor que la disyuntiva ("o") o que la adversativa ("pero").
Salud espiritual
Heath dice que hallar sentido en el relato de una vida es un acto de creación. Explorar la memoria, construir un relato de los logros y decir de forma explícita y reiterada las cosas bellas; porque es fundamental tener claro el sentido de la vida, el don, la vocación. Haciendo de la vida algo memorable, a través de los ideales y los valores que estimulan al esfuerzo. Construir un relato, donde cada persona viva la propia vida como autora, directora y protagonista. Con h-alma; con las haches de humildad, honestidad, hechos, habilidades, humor y heroísmo; dejando huella con un proyecto en el que cada persona tenga su hueco, su lugar. Conjugando silencios, sencillez y sobriedad. Para llegar a lo esencial y para hacer de la propia vida una obra de arte.
Epílogo
Proponemos un final feliz: incorporar el ámbito de la salud espiritual en nuestros dichos y hechos salubristas. Decía Torres: "La salud es un estado placentero de la persona en lo físico ("me encuentro bien físicamente"), en lo psico-emocional ("me siento bien conmigo mismo/a") y en lo social ("me relaciono bien con los y las demás")". Y, humildemente, añadimos ahora: "y en lo espiritual" ("he hallado un sentido a mi vida").
Celebremos cada 20 de marzo el Día Mundial de la Felicidad, como ese estado de bienestar en lo físico, en lo emocional, en lo social y en lo espiritual. Cada vez con más autonomía personal y libertad colectiva. Con mayor lucidez y sabiduría. Con más amor y armonía. Más felices cada día.