23 de mayo: se cumple una década de la fecha que ‘marcó’ al Granada CF
Tal día como hoy, en 2010, el Granada de Fabri González ascendía a Segunda División 22 años después
Hoy, 23 de mayo, se cumplen exactamente diez años de uno de los momentos clave en la edificación de lo que el Granada CF es a día de hoy. Ese día, el Granada conseguía poner fin a 22 años deambulando por las catacumbas del fútbol español con un sufrido ascenso en Alcorcón para retornar por la puerta grande al fútbol profesional.
Tal y como reza el himno del 80 Aniversario del club nazarí, cumplido tan sólo un año más tarde, el 23 de mayo fue una fecha que ‘marcó’ a todo el granadinismo, pues supuso el destierro de tantos y tantos finales de campaña funestos. Con las heridas del ‘Murcianazo’ y el ‘Pocholazo’ todavía sin cicatrizar, el Granada no se podía permitir otro revés en forma de ‘Alcorconazo’. Por suerte para los intereses rojiblancos, esa bala ya la habían gastado en Santo Domingo.
Aquella temporada 2009/2010 fue la primera tras el desembarco de Gino Pozzo, Quique Pina y Juan Carlos Cordero en una ciudad que veía cómo su equipo se tambaleaba sobre el filo del cuchillo y coqueteaba muy seriamente con la desaparición. El capital del italiano y la gestión deportiva de los murcianos culminó con la confección de una plantilla capacitada para ascender. La llegada de jugadores de la talla de Diego Mainz, Dani Benítez, Nyom, Iván Amaya, Tariq, Collantes o un incipiente Ighalo dio un salto de calidad muy considerable para luchar con garantías por salir de una vez por todas del pozo de 2ªB.
El padre de la criatura
El conjunto nazarí hizo de Los Cármenes un fortín durante toda la temporada y tan sólo concedió tres empates en su feudo. Sin embargo, fuera se mostraba un tanto irregular y no terminaba de carburar. Así, tras la disputa de la jornada 30, en la que el Granada, que era segundo tras el Melilla, cayó goleado en casa del Marbella, que estaba en descenso, Pina y Cordero decidieron optaron por destituir a Álvarez Tomé y le dieron las riendas del equipo a Fabri González, un gallego con bigote, pelo cano y la mirada por encima de las gafas que se cruzó el país en coche para coger el timón y convertirse, a la postre, en uno de los entrenadores más emblemáticos de toda la historia de este casi nonagenario club habiendo llevado al equipo de Segunda B a Primera con dos ascensos consecutivos.
Tal y como relataba este viernes en una charla organizada por GranadaDigital con algunos de los héroes de aquel ascenso, Fabri llegó al Granada para “darle la confianza necesaria para creer que era posible el ascenso”. Dicho y hecho: de los ocho partidos de Liga restantes, el Granada ganó seis y empató dos. Precisamente, una de esas victorias fue un contundente 5-1 contra el Melilla que más tarde serviría para romper el desempate a 76 puntos con el que ambas escuadras llegaron al final de campeonato. El Granada, campeón del grupo IV, contaría con dos oportunidades para ascender; la primera de ellas, de forma directa y contra otro líder destacado: el Alcorcón.
Aquel Alcorcón del jienense Anquela, quien también pasaría dos años después por el banquillo de Los Cármenes, saltó a la fama esa temporada tras endosarle cuatro goles al Real Madrid en dieciseisavos de final de la Copa del Rey, resultado que sirvió finalmente para apear a los ‘merengues’ de la competición del K.O. El destino quiso que nazaríes y alfareros se encontraran en la primera eliminatoria de ascenso directo a Segunda: la ida, el 16 de mayo en Los Cármenes; la vuelta, el 23 en Santo Domingo.
Fiel a su costumbre como local ese curso, el plantel rojiblanco fue mejor que su rival en Los Cármenes y consiguió una renta de dos tantos para poner pie y medio en la categoría de plata; los goles, a cada cual mejor. El primero lo fabricó Dani Benítez con una galopada antológica para el recuerdo antes de hacerle llegar, con algo de suerte, un balón a Ighalo para que éste bailara en el área antes de anotar con maestría el 1-0 por el único hueco posible. El segundo, apenas dos minutos más tarde, también nació de las botas del mallorquín con un saque de esquina que Iván Amaya remató casi desde la frontal para mandar el balón a la escuadra.
Saber sufrir
José Juan, Nyom, Mainz, Amaya, Rubén Párraga, Cámara, Kitoko, Collantes, Dani Benítez, Ighalo y Tariq fueron los once elegidos siete días más tarde por un Fabri González que no se podría sentar en el banquillo del estadio alcorconero al haber sido expulsado en la ida.
Los peores fantasmas llamaron a la puerta nada más empezar el duelo de vuelta, cuando un fallo imposible de Mainz a punto estuvo de convertirse en el 1-0 y, acto seguido, el Alcorcón envió un balón al palo en lo que parecía el tráiler de una película de terror. El Granada se parapetó como pudo y se encomendó a la velocidad de Benítez y Collantes en lo que José Juan salvaba la tarde como buenamente podía. Íñigo López, que ese mismo verano cambió Alcorcón por el Zaidín, acortó distancias antes del descanso y alimentó el sufrimiento de los más de 2.000 que se desplazaron hasta el sur de Madrid y de todos los que siguieron desde Granada un choque que se alargó hasta el 96’.
Pero esta vez no. Esta vez el destino no fue cruel con un club castigado hasta la saciedad y que, a partir de entonces, comenzó a fraguar la institución que es hoy. Diez años después, el Granada disputa su séptima temporada en ese período en Primera en uno de los mejores momentos de su historia tras casi rozar la que habría sido su segunda Final de Copa. Pocos lo hubieran imaginado aquella tarde en Alcorcón y quién sabe lo que deparará el futuro en los próximos diez años…