450.000 muertes evitadas en España y muy pocas PCRs hechas en Andalucía
Los modelos matemáticos dicen que los confinamientos evitaron 3 millones de muertes en Europa, 450.000 de éllas en España. Ello sale de análisis matemáticos y en 2 estudios publicados en la revista Nature que analizan la efectividad de las intervenciones no farmacológicas a la hora de controlar la pandemia de SARS-CoV-2 y que tienen resultados que coinciden: el aislamiento ha valido la pena.
Las intervenciones no farmacológicas contra la COVID-19, como confinamientos, parece que han evitado millones de muertes solo en Europa. Los confinamientos hicieron caer la R0 por debajo de 1 en todos los países analizados y redujeron la transmisión del SARS-CoV-2.
Las modelizaciones utilizaron las muertes observadas en once países europeos —entre ellos, España— para estimar la transmisión ocurrida semanas antes. Según sus resultados, en España, las muertes evitadas oscilarían entre las 360.000 y las 540.000, aunque el valor más probable estaría alrededor de las 450.000.
El trabajo muestra que en estos once países han controlado la epidemia gracias a las medidas, algo que no habría sucedido de no haberlas tomado. El modelo también estimó que, para entonces, entre 12 y 15 millones de personas se habrían infectado. Esto, que supone una prevalencia de entre el 3 y el 4 %, cuadra con los estudios realizados de seroprevalencia. De hecho, en el caso de España, el 5,5 % calculado por los investigadores del Imperial College, es muy similar a los datos del estudio de seroprevalencia.
Mientras que estábamos confinados y disminuíamos la transmisión del virus SARS-COV-2, se pedía de forma activa la necesidad de que se hicieran tests. Es evidente que no es necesario hacer tests masivos, pero sí que es importante hacer un número de tests razonables. Ante ello viendo los datos del Ministerio de Sanidad, Andalucía es la CCAA que menos pruebas PCRs hizo hasta el 11 de junio, con una tasa de 27,2 PCR por 1.000 habitantes, mientras que la media de España era de bastante más del doble, llegando a 65%, destacando en la parte alta La Rioja y Asturias con 111,2 y 107,2, seguidos por País Vasco y Navarra. Siguen la baja cifra de Andalucía, Murcia y Extremadura.
Y para mejorar esas cifras: QUÉ TENEMOS QUE SABER sobre la transmisión del virus en diferentes contextos?
La transmisión tiene lugar principalmente en espacios cerrados en los que existen contactos próximos y gran cantidad de personas. Cualquier actividad que se asocie con una respiración agitada también puede representar un riesgo para la transmisión el virus. Por ejemplo, en un gimnasio tuvo lugar un brote entre los asistentes a una clase de zumba, pero no entre los de yoga y pilates, a pesar de que compartían espacio. Analizando los brotes mejor conocidos, podemos observar que la mayoría se dan en interiores. Lugares en los que suele producirse una alta aglomeración de gente o con un uso compartido de zonas comunes por multitud de personas.
Para seguir manteniendo aspectos de la evidencia científica sobre la transmisión del coronavirus es importante tener en cuenta aspectos que plantea el CDC de Atlanta como por ejemplo que es muy bajo el riesgo de transmisión desde las superficies y de actividades al aire libre y muy alto de reuniones en espacios cerrados, como oficinas, iglesias, cines o teatros.
La carga viral requerida para iniciar la enfermedad de la covid-19 es de alrededor de 1000 partículas virales. Y se ha estudiado que determinadas situaciones conlleva lo siguiente cómo la tos o el estornudo de alrededor de 200 millones de partículas virales o estar cerca de alguien (~ 2m de distancia) con bajo riesgo si el límite es inferior a 45 minutos o hablar con alguien cara a cara (con mascarilla) con bajo riesgo si el límite es inferior a 4 minutos.
Asimismo, es de bajo riesgo ir con alguien caminando junto a ti, o corriendo, o en bicicleta, al igual que estar en espacios bien ventilados, con distancia. En cambio es de riesgo medio ir de compras, que se puede bajar si se limita el tiempo. En cambio los espacios interiores, los baños públicos o los restaurantes (se pueden reducir si es al aire libre) son de alto riesgo. Por otra parte, son de muy alto riesgo los lugares de trabajo, las escuelas, las fiestas, las bodas, las conferencias, los conciertos en espacios cerrados o los cines. Y es que los principales factores que puede usarse para calcular el riesgo van ligados a estar en el interior, a espacios estrechos, a alta densidad de personas y a exposición más larga en tiempo.
Transmisión del virus de individuos asintomáticos:
Las personas asintomáticas representan alrededor de un 20-40% de los infectados. Y son transmisores. Con COVID-19 se sabe que existe un periodo presintomático de unos varios días y que todos ellos son capaces de transmitir. De ahí la importancia de adoptar una búsqueda activa de casos durante la desescalada, junto a plantear una estrategia basada en test, seguimiento y aislamiento. Este método consiste en diagnosticar a cualquier persona con algún síntoma mínimo, aislarla, buscar a sus contactos, diagnosticarlos, aislarlos… Y detener así las cadenas de transmisión antes de que el número de casos secundarios sea tan grande que no se puedan trazar. Por tanto, la acción individual ciudadana de distanciamiento social y adopción de medidas de protección es esencial para mantener el número de contagios bajos.
Periodo de transmisión del virus:
Un estudio indica que una parte importante de los pacientes infectados que han transmitido el virus (44% de los eventos analizados) lo han hecho durante el periodo presintomático (hasta 2-3 días antes de mostrar los primeros síntomas). De hecho, este estudio muestra que la mayor capacidad infectiva se alcanza justo antes de mostrar los primeros síntomas.
La capacidad de transmisión del SARS-CoV-2 parece la misma en los diferentes segmentos poblacionales, exceptuando los menores de diez años. Las hipótesis más sólidas sugieren que la capacidad de contagio depende de la carga viral, aunque es necesaria mayor evidencia científica. Asumiendo que esto es así, podríamos predecir si existen diferencias en la tasa de transmisión entre los diferentes grupos etarios analizando su carga viral.
En un estudio realizado hace poco en Alemania con cerca de 4.000 pacientes de COVID-19, se midió la carga viral de los participantes concluyendo que no existen diferencias significativas en la carga viral en función de la edad. Una limitación del estudio es que se ha realizado sólo con pacientes hospitalizados, excluyendo a los individuos con sintomatología leve o asintomáticos. Es de capital importancia determinar si la escuela y los niños son vectores de transmisión. Cuando hablamos de COVID-19 nos encontramos en un escenario con evidencias tanto a favor como en contra.
En conclusión:
Todo ello nos indica que las investigaciones nos acercan a algunas informaciones muy importantes y seguimos sin saber qué pasa en otras. Esperemos que pronto sepamos más cosas sobre este virus y sus modos de transmisión y de inmunidad. Lo necesitamos. Y mejor con vacuna.