El acoso escolar sigue siendo una lacra pendiente de erradicar

El bullying a menores se produce a diario en las aulas, calles y plataformas digitales, las cuales facilitan su rápida propagación

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Persona acosada | Foto: Pixabay
Laura Gálvez
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El día 3 de enero, a pocos días de la llegada de los Reyes Magos, la ilusión y alegría reinaban en los hogares españoles, pese al diferente año que hemos vivido. Llegó el momento en que las redes sociales y telediarios se hicieron eco de un vídeo grabado en Barcelona, extremadamente sensible, en el que un menor con autismo fue acorralado y golpeado por un grupo de jóvenes que querían robarle el teléfono móvil entre otras cosas.

Imágenes como estas se repiten a diario en muchos centros educativos y en las propias calles, la frialdad con la que estos menores miran lo sucedido y no corren a ayudar, es más, graban lo sucedido como si de un acto heroico se tratara, es algo insólito. El caso del niño barcelonés ha sido puesto a disposición de la policía autonómica y ya están identificándose gran parte de los agresores, pero muchos de estos casos ocurren frecuentemente y son ignorados.

En el 2016, Educación identificó 1.955 posibles casos de acoso escolar en las 5.552 llamadas; en 2017 se denunciaron 1.054 casos de acoso escolar en España, según el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y la comunidad autónoma que más casos recogió fue Andalucía, con un total de 255. 

En el año 2018 la Fiscalía apuntó a un descenso del acoso escolar en Granada con un registro de 22 casos frente a los 23 de 2017 o los 33 de 2016. Sin embargo no podemos olvidar, por ejemplo, el caso ocurrido en enero de 2018, en el que una madre denunció mediante las redes sociales el acoso escolar que sufría su hija en un colegio de la provincia.

El acoso escolar, también conocido como bullying, sigue estando muy presente, de hecho, Internet ejerce un importante papel en él, tanto es así que uno de cada cuatro casos de acoso escolar se comete a través de las nuevas tecnologías.

El impacto del acoso escolar puede persistir a largo plazo y provocar graves problemas de autoestima, depresión y estrés entre otros muchos trastornos. El bullying en general se inicia a una edad media de 11,6 años, y el ciberacoso a los 13,6. Son edades muy tempranas, y pueden perjudicar gravemente a la salud física y mental de las víctimas de acoso.

Es una labor social poner medios para erradicar el acoso, a través de una formación más orientada en el respeto hacia los demás, la empatía y el buen trato. Son necesarias más campañas y cursos que apelen a la responsabilidad de los menores, y de igual manera es imprescindible una educación en casa a cargo de las familias, para que entre todos, consigamos deshacernos del lastre del bullying y las desventajas que trae consigo.

Mayte Ruíz, una chica de 20 años, natural de Granada, cuenta los duros años que vivió durante su infancia y adolescencia siendo víctima de bullying.

"Mi experiencia con el bullying empezó cuando tenía seis años. Era la última opción de la clase. Usaban el 'te gusta Mayte' como insulto entre los niños. En preescolar no pasaba, pero fue entrar en el colegio, ya en primaria y ahí empeoró todo. En quinto de primaria estuvieron un trimestre entero, y casi todo el curso, dejándome de lado. Un niño mayor, de 2°de la ESO, me llegó a pegar porque me defendí de su prima, que estaba en mi clase y se metía conmigo" relata la granadina.

Explica que al cambiar de colegio, sus nuevos compañeros siguieron acosándola y poniéndole apodos denigrantes, y que nunca contó con el apoyo de los profesores (los cuales sabían lo que estaba pasando) pero hicieron caso omiso incluso cuando la madre de Mayte fue a hablar con ellos en repetidas ocasiones. Sus padres tampoco quisieron darle demasiada importancia al tema, "se pensaban que cuando me aislaba era porque tenia pavo, y no porque pasara llorando todas las tardes. En realidad, en la última etapa no conté con el apoyo real de nadie. Ahí estaba realmente sola y no sé ni cómo salí de esa situación".

"Allí solo te trataban bien si estabas 'buena', y yo no era así ni mucho menos. Pasé por una época de bulimia y depresión, y nadie se enteró". sentencia la joven.

Hemos contactado con Manuel Mariano Vera, decano del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental (Copao) y profesor en la Universidad de Granada, para que nos ofreciera una perspectiva profesional sobre el bullying y sus variantes. Nos comenta que el bullying y el ciberbullying más concretamente, se encuentra a la orden del día, puesto que puede resultar mucho más peligroso y posee una extensión y proyección mayor, mientras que el bullying se circunscribe al área escolar física, el ciberbullying se extiende a todas las personas que utilizan los medios de comunicación digitales.

Manuel define el bullying como "una animadversión que una persona o grupo de personas posee hacia otra persona por ser diferente". Respecto al caso de acoso hacia el chico con autismo en Barcelona, nos comenta que el efecto puede prolongarse muchísimo más y el individuo suele mostrar la incapacidad de afrontar la situación mediante la palabra y la comprensión puesto que posee un problema cognitivo serio. Los niveles de ansiedad, miedos y reacciones adversas en este caso se ven incrementados.

Para combatir el acoso, el decano recomienda controlar a los hijos sobre todo en lo que se refiere al ámbito tecnológico, puesto que "ponemos en las manos de nuestros hijos desde temprana edad, ordenadores y smartphones, que pueden convertirse en armas letales". Es importante observarlos y ver posibles cambios de humor (depresión, agresividad...) y cambios de hábitos, para descubrir posibles indicios de que sufre acoso. Lo normal es que al principio los jóvenes lo oculten, por ello es imprescindible la comunicación y la confianza para poder cortar de raíz situaciones que desemboquen en bullying.