La actividad física reduce la posibilidad de muerte por cáncer de mama
El ejercicio terapéutico pautado por un fisioterapeuta puede ayudar significativamente a atenuar los síntomas, minimizar los efectos secundarios y mejorar la calidad de vida de las pacientes
Un 30% de los cánceres diagnosticados a mujeres se corresponden con cáncer de mama, siendo el tipo de cáncer con más incidencia en la población femenina. Ante esta enfermedad, la evidencia científica muestra que la actividad física resulta un aliado para combatirla. En concreto, ésta puede disminuir hasta un 31% el riesgo de muerte por cáncer y hasta un 24% la recurrencia de esta patología.
Sin embargo, la mayoría de los pacientes oncológicos permanecen inactivos en cada una de las fases de la enfermedad, quedándose por debajo de los niveles de actividad física recomendables. En este sentido, la fisioterapeuta Cristina Roldán Jiménez pone el foco en la necesidad de una mayor derivación a programas de ejercicio terapéutico por parte del oncólogo.
“Aunque se trate de una estimación, el porcentaje es realmente bajo: se calcula que solo entre un 19 y 23% de los oncólogos deriva a los pacientes oncológicos al fisioterapeuta”, explica Roldán Jiménez. Por lo que hace hincapié en que debe dejar de ser una labor pendiente, de tal forma que los oncólogos “conozcan la trascendencia de derivar a un fisioterapeuta que valore al paciente y elabore un programa de ejercicios individualizado, lo que permitirá dejar atrás la incertidumbre sobre la idoneidad del ejercicio”, concluye esta fisioterapeuta.
Además de síntomas como el cansancio o el dolor y la pérdida de condición física propia de una enfermedad oncológica, el cáncer mama provoca importantes secuelas en el brazo del lado afectado. Tras la superación del cáncer, si no es tratada puede perdurar años y años después de haber finalizado el tratamiento. “Uno de los efectos secundarios más temidos es el linfedema asociado al cáncer de mama, en el que el brazo aumenta su volumen y parece hinchado debido a que el sistema linfático no trabaja correctamente”, expone Roldán Jiménez.
Al contrario de lo que suele pensarse, practicar ejercicio con pesas no conlleva ningún riesgo para la aparición de linfedema. Esta actividad, siempre y cuando cuente con la supervisión de un fisioterapeuta, tiene un efecto preventivo en el desarrollo de linfedema u otras complicaciones. El ejercicio terapéutico, además de fortalecer los brazos y restablecer su función, conlleva otra serie de beneficios como motivar al paciente a mantenerse activo y alejarse de los peligros del sedentarismo. De ahí la importancia de tener al lado un fisioterapeuta que estudie, establezca y practique junto a la paciente un programa de rehabilitación durante y después del cáncer de mama. “El ejercicio físico resulta tan beneficioso que debería ser parte del tratamiento”, reflexiona la fisioterapeuta Roldán Jiménez.
Precisamente, Roldán Jiménez profundizará el 24 de enero en Granada en éstos y otros beneficios del ejercicio terapéutico tras el cáncer de mama como son el aumento de la capacidad cardiorrespiratoria o la preservación de la masa muscular. Un total de 25 fisioterapeutas acudirán a este seminario, en el que también podrán aprender técnicas específicas y cómo diseñar un proceso de rehabilitación adaptado a cada paciente.
Comentarios
Un comentario en “La actividad física reduce la posibilidad de muerte por cáncer de mama”
Cristina
27 de enero de 2020 at 12:22
Gracias por la noticia. En la web http://www.cristinaroldanj.com hay más contenido sobre el beneficio del ejercicio en pacientes con cáncer de mama. Un saludo.