Adictos a "tener razón" para hacer crecer nuestro ego
Somos adictos a "tener razón" para hacer crecer nuestro ego. Y es que quedar cautivos de nuestras opiniones es un trampa que nos hace daño, al mismo tiempo que hace daño a otros. De hecho, nuestro ego es todo un mosaico de variadas y férreas creencias, por las que más de uno no duda en perder a los amigos/as y compañeros/as con tal de llevar siempre la razón. El “yo tengo la razón y tú te equivocas” son perfiles con el ego muy grande y una empatía muy pequeña, especialistas en alzar disputas continuas y en desestabilizar la armonía de todo contexto. Y eso lo vivo de cerca. Demasiados hay que siempre quieren tener razón. Y el equivocado soy yo.
Quien se obsesiona en tener siempre la razón acaba sufriendo dos efectos secundarios: el aislamiento y la pérdida de la salud. La necesidad de tener siempre la razón es un mal capaz de afectar a nuestra salud física y emocional.
Querer tener razón y demostrar que estamos en lo cierto es algo que a todos nos satisface, no podemos negarlo. Es un refuerzo para la autoestima. Ahora bien, la mayoría de nosotros entendemos que hay límites, sabemos que es vital aplicar actitudes constructivas, una visión humilde (capaz de no enjuiciar, poner el P-perdón- G-Gracias- y P-por favor- y no querer tener la razón siempre) y un corazón empático capaz de apreciar y respetar los enfoques ajenos.
Escuchar a los demás es prueba de empatía y respeto. Escuchar con interés a las personas, aunque lo que digan esté en contra de la propia opinión, es la prueba máxima de aceptación. Escuchar a los demás les hace sentir valorados, entendidos, importantes.
Querer tener razón es una enfermedad crónica de la humanidad que causa sufrimiento en las personas. El problema ha sido buscar la solución a nuestras diferencias tratando de cambiar a los demás antes que examinar la causa real de los conflictos (la necesidad de tener razón). La mayoría de nosotros creemos que podemos cambiar lo que los demás piensan, por ello, quizá el único pensamiento que precisa ser cambiado es la creencia de que “los demás deberían pensar diferente”.
Todos tenemos pleno derecho a tener nuestras propias opiniones, nuestras verdades y nuestras predilecciones. Sin embargo, cuidado, porque ninguna de ellas, es bueno que nos “secuestren” hasta el punto de llevarnos a esa idea de “mi verdad es la única verdad que cuenta”. Las personas encontramos su máxima belleza y expresión en la diversidad, en los enfoques variados, en los distintas perspectivas de pensamiento ante los cuales, es fundamental ser siempre receptivos para aprender, crecer y avanzar.
Todos mantenemos un diálogo interior que reafirma continuamente lo que creemos, y después nos pasamos la vida buscando personas y situaciones en las que encajen nuestras creencias para poder así reafirmarlas. El objetivo de toda creencia no es, como debería ser, contrastarse, sino validarse una y otra vez aunque sea a la fuerza.
No reaccionar con hostilidad a las ideas de los demás es una de las maneras más sencillas de superar el apego a las propias. Estas no son su identidad y además siempre se puede cambiar por otra. Todos tenemos opiniones y criterios y eso no significa que sean lo que somos.
1. Querer tener siempre razón tiene un precio muy alto por sus efectos dañinos
La gente que siente la necesidad de tener razón en todo momento o circunstancia se encontrará sola y aislada de sus amistades, colegas o familiares. Se agarra tan firmemente a su ideología o forma de pensar que es imposible mantener un diálogo razonable con ella. Para estas personas, la necesidad de tener siempre razón se convierte en una razón de ser.
Aunque por dentro puedan sufrir emocionalmente, no serán conscientes de los dañinos efectos de ese círculo vicioso. No hay mayor ciego que el que no quiere ver.
2. La necesidad de tener razón no respeta la individualidad de los demás y demuestra rigidez que cierra su mente
Cada persona nace con un código genético único, cada cerebro es diferente y funciona de manera distinta.
Habrá siempre maneras de pensar diferentes a la tuya, mil puntos de vista y mil conversaciones únicas sobre la relatividad de las cosas, por lo que habrá también siempre la necesidad de respeto mutuo. Si alguien insiste en tener razón en un punto, su forma de pensar adquiere una rigidez que cierra su mente a las opiniones y formas de pensar de otros y por lo tanto a la posibilidad de ampliar conocimientos, experiencias y de evolucionar.
3. La necesidad de tener razón destruye la posibilidad de considerar y sopesar alternativas
La noción de “tener razón” termina por difuminar el límite entre la verdad y los hechos. Y también con la posibilidad de buscar y sopesar alternativas diferentes a la posición de uno.
4. La necesidad de tener razón lleva a un comportamiento auto-destructivo porque no son jugadores de equipo y son difíciles de tratar
Las personas que creen tener razón en todo, las “sábelo-todo”, conduce a gentes solitarias, gente que no interactúa con la sociedad que les rodea. La percepción general que los demás tienen de ellas es que no son jugadores de equipo y que no trabajan bien con otras personas, que son personas difíciles de tratar. Que rechazan cualquier contacto y cualquier sentimiento de afecto.
“Yo puedo estar equivocado y tu puedes tener la razón y, con un poco de esfuerzo podemos acercarnos los dos a la verdad” Karl Popper
5. La necesidad de tener siempre razón priva de oportunidades y posibilidades, perpetuando su aislamiento
Las personas necesitadas de tener siempre razón perpetúan su propio aislamiento y se apartan de lo que el mundo puede ofrecerles, ya que precisamente se creen que saben ya todo lo que hay que saber. Dejan de evolucionar precisamente debido a sus ideas y opiniones rígidas. No pueden ni podrán mirar al futuro, su vida se ha parado. Es más, su vida no sólo se ha parado, se ha quedado estancada en el pasado.
6. La necesidad de tener razón mata la curiosidad y dificulta el aprendizaje
Estas personas no practican la escucha activa. Oyen, pero no prestan atención a lo que está pasando alrededor de ellos y si no escuchan lo que está pasando, no aprenderán algo nuevo, y menos podrán tener la razón. Con ello, la curiosidad muere poco a poco y al final, no les interesará nada que no sea la validación y confirmación de sus propias ideas. Una mente, para desarrollarse, necesita confrontarse a diferentes ideas y formas de pensar.
7. Tener siempre razón gasta una enorme energía y las hace perdedoras
Hay personas que no se dan cuenta de la enorme energía que gastan en su lucha constante por tener razón en todo. Aquellas personas más belicosas a la hora de defender su razón, incluso a través de medios hostiles, en el fondo son perdedoras y su razón, una causa perdida.
Todos buscamos un mismo destino, que no es otro que la FELICIDAD. Construyámoslo poniendo como base el respeto, la empatía y la convivencia.
Comentarios
12 comentarios en “Adictos a "tener razón" para hacer crecer nuestro ego”
Guillermo López
20 de junio de 2018 at 11:30
Me encanta tu artículo Joan cales. Y qué cierto es de cabo a rabo.
Qué pena que el ser humano despues de tanta evolución de "pacotilla" no seamos conscientes de esta realidad, y si fuese así, pues entonces que necedad.
Un fuerte abrazo.
Guillermo López
Joan Carles March
20 de junio de 2018 at 18:43
Muchas gracias Guillermo por tus hermosas palabras. Un fuerte abrazo
Mario Jesus Casas
20 de junio de 2018 at 20:02
Muy interesante la reflexión de algo que vivimos a diario y no se nos ocurre escribir. Me alegra mucho haber accedido al articulo. Felicidades
Joan Carles March
24 de junio de 2018 at 13:53
Muchas gracias Mario Jesús por tus palabras
Ana ulloa
21 de junio de 2018 at 18:47
Como siempre, qué razón tienes !!
Cuánto debemos aprender...
Un abrazo
Joan Carles March
24 de junio de 2018 at 13:54
Muchísimas gracias Ana
Pablo lag
24 de junio de 2018 at 11:54
Magnífico Joan.....
Joan Carles March
24 de junio de 2018 at 13:53
Muchas gracias Pablo
Pompe
25 de junio de 2018 at 07:05
Muy bueno Juan Carles... Y la edad es una losa que hay que vigilar..porque resbala mucho en este tema : " a mis errores les llame experiencia"
Marisol Ruiz de Adana
26 de junio de 2018 at 10:57
Magnifica reflexión en los tiempos que nos toca vivir donde a veces no tenemos ni siquiera un criterio definido sobre los asuntos tan dispares que surgen y donde solo el consenso y acuerdo desde la formación humanista y la ética nos salvaran .Es parte del transhumanismo. En la frontera . Asuntos nuevos que no tienen regulación social ni juridica y donde la alegalidad puede ser un arma de doble filo :la maternidad subrogada, la maternidad trans, la legalizacion de drogas nocivas para la salud mental humana ( marihuana y cocaina ) , las redes sociales mal utilizadas.........
Muchas gracias por tus reflexiones .Las necesitamos
Un abrazo
edgar
12 de agosto de 2019 at 14:44
es complicado a veces cuaando las opiniones ajenas atentan con tu famia.
edgar
12 de agosto de 2019 at 14:44
es complicado a veces cuaando las opiniones ajenas atentan con tu familia.