Advierten del "impacto" de los proyectos fotovoltaicos que 'invaden' la Vega de Granada

Expertos y grupos ecologistas analizan los efectos medioambientales que tienen las instalaciones de energía renovable en esta zona, "un territorio goloso"

Imagen de una planta solar fotovoltaica en Ventas de Huelma | Foto: Alicia Gonçalves
Imagen de una planta solar fotovoltaica en Ventas de Huelma | Foto: Alicia Gonçalves
Alicia Gonçalves
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El suelo de Granada está cambiando. La Vega de Granada ha sido la elegida estos últimos años para albergar instalaciones de energía renovable. Estos proyectos recubren campos enteros, como es el caso de algunos municipios de la Vega granadina que cuentan con distintas instalaciones de paneles solares. En noviembre del 2022, el Laboratorio de Investigación y Acción Territorial de la Universidad de Granada contaba más de 100 megaproyectos de parques eólicos y plantas fotovoltaicas "en fase de autorización y construcción en la provincia de Granada, ocupando más de 15.000 hectáreas y afectando a unos 45 municipios". GranadaDigital ha acompañado a un miembro de la asociación Ecologistas en Acción, Pepe Terrón, a través del megaproyecto 'FV Caparacena' de 274,96 MW de potencia instalada, pasando por municipios como Ventas de Huelma. Los paneles solares invaden todo el paisaje que, según recuerda el activista, "antes se trataba de territorios dedicados a la agricultura y a la ganadería".

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Según el Boletín Oficial del Estado del 11 de noviembre del 2024, la infraestructura de evacuación de este proyecto recorrerá los siguientes municipios: Ventas de Huelma, Cacín, Chimeneas, Cijuela, Láchar, Pinos Puente, Valderrubio, Íllora y Atarfe. Esta instalación, llevada por Iberdrola Renovables Andalucía, SAU, ha sido reconocida de utilidad pública según se indica en el BOE.

Alberto Matarán, profesor de Urbanismo y Ordenación del Territorio en la UGR, ha realizado junto a la investigadora Josefa Sánchez un estudio llamado 'Colonialismo energético. Territorios de sacrificio para la transición energética corporativa en España, México, Noruega y el Sáhara Occidental' en el que Granada no sale muy favorecida. El profesor explica que estos proyectos "no datan de ayer, sino que algunas de estas zonas de la Vega de Granada, desde el principio de los 2000, han empezado a plantearse como una zona de expansión de áreas metropolitanas y suceden ya los primeros impactos de la burbuja inmobiliaria". Matarán comenta que por esa parte del territorio ya había algunos proyectos ejecutados aunque "con muy poco criterio territorial y ambiental que han destruido una parte importante de la zona, afectando en particular al núcleo de Caparacena y a la población que allí vivía desde hace muchos años".

Matarán explica que en el proceso de construcción de estos proyectos sí se crean empleos, pero que en el proceso de funcionamiento de la planta "el propio Banco de España o las empresas energéticas reconocen que la creación de empleo es muy baja, alrededor de seis puestos de trabajo, o incluso menos según las fuentes, por cada 100 MW de potencia instalada de fotovoltaicas, que serían unas 220 hectáreas, y eso es menos de lo que produce 100 hectáreas olivar en términos de empleo".

Además, Matarán explica que han demostrado en el estudio que el "objetivo claro es que la energía es para la exportación y no es para que se consuma en el territorio y pueda generar riqueza en el mismo", mientras relata que esa energía va a la línea 400, que también atraviesa Caparacena, y "que pretenden exportar la energía a Europa". Comparte su visión de estos proyectos diciendo que se trata de "una perspectiva muy extractivista de que la energía y el impacto se produce aquí, en los territorios del sur, de la periferia, y los beneficios se van lejos". Y es que España se ha colocado claramente como exportadora de energía y la sobreproducción está destinada a cubrir las necesidades crecientes de consumo en el norte y en el centro de Europa. La energía será enviada a través de las líneas de alta tensión construidas en la provincia de Granada y que conectan con otras líneas eléctricas que llegan a las interconexiones eléctricas en Francia.

Publicación de Facebook del Laboratorio de Investigación y Acción Territorial en el que se ilustra un mapa con los megaproyectos en Granada publicado en 2022 

Una biodiversidad difícilmente renovable

El activista de Ecologistas en Acción Pepe Terrón reconoce la especie de cada ave que se le cruza con tan solo un vistazo. Durante la visita a las plantas fotovoltaicas situadas en Ventas de Huelma no duda en sacar su cámara de fotos para tener bajo control la situación de las plantas ya construidas. El activista recuerda que había una pareja de "águilas perdiceras" que "ya no vienen" por la zona señalada. Este ave ha sido catalogada, según la web de la Junta de Andalucía, como especie vulnerable. También asegura que ha visto un nido de algún águila imperial, que se encuentra en peligro de extinción. En algunos lugares, entre las placas solares se pueden apreciar algunos nidos de aves. Además, también se ven algunos cultivos de olivos. La prensa también destaca que se impulsó en esa zona la cría de tres pollos de águila imperial como "una medida compensatoria incluida en la Declaración de Impacto Ambiental del parque".

La prensa recoge que fue en el censo del 2021 de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible cuando Granada fue considerada como otro territorio de asentamiento del águila imperial ibérica en Andalucía. Por lo tanto, según el artículo 27.1 de la Ley 8/2003, de 28 de octubre, se "exigirá" la creación de un plan, según la clasificación del animal, para su conservación. Entre ellos se resalta planes de conservación y de protección del hábitat de la especie.

Matarán explica que a estos proyectos les sucede algo similar a la burbuja inmobiliaria en "términos de transformación territorial" y que su construcción impacta recursos no renovables "muy valiosos" y "reconocidos por todos los organismos internacionales" como es el suelo. "Es muy importante para la fijación del CO2, para reducir la erosión, para la biodiversidad, para que no haya o para reducir el riesgo de inundaciones", asegura el experto, quien continúa explicando que estas instalaciones lo que hacen es "eliminar el suelo, lo ocupan, evidentemente, y no permiten los usos tradicionales del suelo" y señala que las instalaciones son de "extensiones bastante importantes".

Educación como medio de concienciación

Manuel Montoya es profesor jubilado y coordinador de VegaEduca de la plataforma Salvemos la Vega, una plataforma de profesores preocupados por el medioambiente que lleva 15 años en funcionamiento. Entre sus objetivos se encuentra el de concienciar a las nuevas generaciones sobre el ecosistema que les rodea, en este caso, la Vega granadina. Cada centro participante, con sus recursos y al nivel educativo correspondiente, realiza actividades para conectar a  los jóvenes con su entorno. Éstas pueden ir desde marchas en bicicleta hasta plantaciones de huertos escolares, entre muchas otras. El coordinador constata que "el compromiso medioambiental ha ido creciendo" tanto en jóvenes como en adultos. Montoya explica que, de alguna manera, son "los descendientes de los que iniciaron el concepto de que hace falta energía renovable, pero el problema es que de esta manera, no". "Energía renovable sí, pero no así", comenta el coordinador.

El profesor resalta que la Vega granadina es "un territorio goloso" y que vive bajo una "amenaza constante". Explica que se trata de una zona que es barata para la construcción y confiesa que debería haber más recursos para fomentar la preservación del medioambiente como, por ejemplo, el aumento de la frecuencia del transporte público para evitar el uso del vehículo privado, entre muchos otros.

Los tres expertos citados explican que podrían existir otras alternativas para crear energía renovable preservando el ecosistema en la provincia de Granada, como el uso de áreas degradadas o tejados para producir energía solar. Por otra parte, hemos tenido acceso al recurso de alzada realizado el pasado 27 de junio por Ecologistas en Acción, en el que solicitan que se les dé "traslado de cuantas actuaciones se realicen", además "con el fin de evitar perjuicios a la biodiversidad, el paisaje y a la integridad territorial de difícil o imposible reparación".

Alberto Matarán comparte los resultados de su informe y explica que estos megaproyectos "generan mucho impacto y el coste-beneficio empieza a ser discutible". El profesor explica que es normal que en el transporte de la energía eléctrica haya un pequeño porcentaje, "entre el 5 y 10%", que se pierda en camino por "la propia fricción del transporte" y expone que algunas razones son "la adaptación del sistema eléctrico, las interconexiones y también la propia electricidad como idea de articulación de un sistema productivo". El profesor plantea la siguiente paradoja: "Si la energía se manda a 3.000 kilómetros, esas disminuciones de eficiencia, que la propia red eléctrica europea reconoce que pueden llegar hasta el 40%, no solo significan que casi uno de cada dos megaproyectos se pierden en la ineficiencia del sistema por ser un sistema pensado para la exportación sino que, además, una placa solar instalada en Alemania produce alrededor de un 30 o un 40% menos de energía que una placa solar en Andalucía. Entonces, si la diferencia de eficiencia es la misma, se debería poner la placa en Alemania, aunque tengan muchas puestas", concluye el profesor.







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