Agradecidos por recibir tres ordenadores prestados para hacer los deberes en casa

Las madres de los cinco niños que necesitaban equipos informáticos para hacer las tareas se muestran sorprendidas por la solidaridad de los granadinos

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Una de las niñas trabaja ya en casa con el ordenador que le han prestado para hacer los deberes | Foto: Sonia Aldazoro
María José Ramírez
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La solidaridad de los granadinos se ha puesto de manifiesto una vez más durante este periodo de confinamiento en casa. Dos familias de origen venezolano y residentes en la capital colocaron un cartel la semana pasada cerca de su domicilio y del colegio de la Carretera de la Sierra en el que pedían que si alguien les podía prestar dos ordenadores para que cinco niños pudieran hacer los deberes en casa. Días después, los niños ya tienen hasta tres ordenadores para realizar las tareas que de manera digital sus maestros les mandan. “Estamos muy agradecidas y sorprendidas con la solidaridad granadina. Es espectacular. A raíz de la noticia publicada en GranadaDigital hemos conseguido los ordenadores prestados”, comenta Sonia Aldazoro, una de las madres.

Los hijos de Sonia ya tienen un ordenador en casa que le ha prestado “un señor de la Avenida Cervantes” y los hijos de su prima tienen “otros dos ordenadores que se los ha prestado una señora de la Carretera de la Sierra”. Se los hizo llegar un Policía Local de Granada, que se acercó hasta el domicilio de ambas familias para entregarles los portátiles.

Estas familias han recibido más llamadas de granadinos que estaban dispuestos a ayudarles con el préstamo de un ordenador e incluso la Academia El Futuro se puso en contacto con este periódico para ofrecerles también dos de sus equipos informáticos ahora que no los pueden utilizar porque se encuentra cerrada.

Una de las niñas trabaja ya en casa con el ordenador que le han prestado para hacer los deberes | Foto: Sonia Aldazoro

Estas dos familias afincadas en Granada agradecen la solidaridad mostrada por los granadinos. “Los niños ya trabajan con los ordenadores. Primero bajamos el material y ya esta semana han comenzado a hacer las tareas”, señala Sonia. Así, para estos cinco estudiantes de 15, 13, 10, 8 y 5 años será más llevadero todo este tiempo en el que no podrán acudir al colegio y tendrán que seguir haciendo los deberes en casa.







Comentarios

Un comentario en “Agradecidos por recibir tres ordenadores prestados para hacer los deberes en casa

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    Eurídice Bracamonte García

    Llegué a Granada hace más de catorce años, desde Libia, y siempre he dicho que en Granada volví a respirar. Muchas veces los granadinos me han demostrado su solidaridad de distintas maneras. La ciudad y sus gentes nos permitieron recuperar la libertad que poco a poco se puede perder sin darse uno cuenta. Mis hijas mayores, que llegaron hablando un español muy elemental, aprendieron a hablar el andaluz con mucho orgullo. Las pequeñas, que llegaron siendo preescolares, encontraron en Granada el lugar para crecer que no había podido darles. Muchos años antes, en un desierto a veces hostil, a veces vivo, a veces oloroso a té y comino, a veces con color rancio de miedo, dejé de respirar normalmente, sólo lo hacía para sobrevivir y poder llevar a mis hijas lejos, cuando llegué a Granada, una semana después de estar en un piso sin poder salir, bajamos, mis hijos y yo, por la calle El agua del Albaicín, recuerdo pensar en las piedras, calientes en esos días de agosto, con una belleza que refulgía en el silencio de la tarde, llegamos al mirador, del que después nos hicimos frecuentes visitantes, y al contemplar Granada, volví a respirar. Me sentí que podía con los años quizás recuperar las partes que había borrado de mi misma y de mis hijas, y luego la vida volvió a mi cuerpo y tuve a mi niño andaluz. Recuerdo la mano franca del enfermero que me recibió y me deseó lo mejor: hacía muchos años que no me trataban con esa mezcla de ánimos y cariño, recuerdo los maestros que ayudaron a mis hijos en la adaptación y en los problemas que se fueron presentando a lo largo de los años, recuerdo al policía que pasó por alto mi falta administrativa al no tener residencia y decidió ayudarme obviando este delicado estado, recuerdo los que me previnieron del clima, me enseñaron esa fuerza que alguna vez he debido sacar para mantenernos alertas. Cuando volví a Venezuela en la triste ocasión de la muerde de mi madre, añoraba volver a mi casita con patio interior del callejón del Albaicín, quería al mismo tiempo que el dolor y el duelo se apoderaban de cada minuto, volver a los brazos de mis niños (pues había viajado sola) y cuando finalmente pasamos por las montañas que rodean la ciudad, respiré de nuevo,¡otra vez!. Ahora en esta crisis la solidaridad del granadino ha hecho presencia en nuestra casa, no son tres los ordenadorres, son seis, así que si alguien lo necesita, saben como encontrarnos¡ Un abrazo a todos aquellos que se han interesado por nuestra situación.