"Tenemos que escondernos para que no nos pase nada"

La muerte de Samuel ha dejado en evidencia la homofobia continua que vive el colectivo LGTBI que solo pide justicia y libertad

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Manifestación del Día del Orgullo | Foto: Archivo
Ainoa Morano
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El pasado 2 de julio, Samuel un joven de 24 años de A Coruña fue asesinado a golpes a manos de un grupo de 13 personas. Los gritos de “maricón te vamos a matar” por parte de los agresores han conmocionado al país entero que ve claramente este asesinato como una agresión homófoba. España se echó a la calle para pedir justicia por Samuel, pero lo cierto es que este no es un caso aislado. La homofobia está cada vez más presente en la vida de muchas personas, que piden a gritos poder vivir y expresar su sexualidad con total libertad, sin miedo a que les pueda ocurrir lo mismo. 

GranadaDigital ha contactado con varias personas que han sufrido agresiones homófobas, ya sean físicas o verbales, para que cuenten las situaciones a las que se enfrentan casi día a día y cómo es convivir con el miedo a que las palabras, las miradas o los gestos, se conviertan en golpes.

“Estaba saliendo del metro y detrás mía salieron unos cinco chicos. Yo iba andando tranquilamente y ellos me empezaron a perseguir y a gritarme 'maricón de mierda donde vas que te vamos a matar’. Unos pocos se fueron por otra calle para encontrarse conmigo de frente y cortarme el paso. Yo aceleré como pude hasta que me pude encontrar con unos amigos y me dejaron en paz. Lo pasé muy mal porque ya pensaba que me iban a pegar una paliza”, explica Raúl. 

Un situación mucho más grave vivió Rubén, un joven madrileño que explica cómo una noche “estaba de fiesta con mi grupo de amigos y hubo un chico que empezó a molestarme. Yo pasaba de él, intentaba retirarme de su lado. Horas después cuando estábamos desayunando, me encuentro de nuevo con este chico. Empezó a insultarme y directamente me pegó”.

A día de hoy, Rubén aún sigue de juicios con su agresor y asegura que su vida ya no vuelve a ser la misma de antes. “A raíz de esta agresión mi vida cambió completamente. Después de aquello me fui de vacaciones y se acercó un chico para ligar conmigo y salí corriendo asustado. Si intentan agarrarme la mano la quito corriendo, no subo fotos con mi pareja, ni tengo muestras de cariño en público, no puedo llevar la misma vida que antes. Es increíble que nos tengamos que estar escondiendo para que no nos pase nada”.

Todos los entrevistados aseguran poder contar más de una agresión y todos coinciden en que la homofobia y el machismo van cogidos de la mano. “Con miedo ya íbamos antes de que ocurriese lo de Samuel. Al igual que a las mujeres les da miedo volver solas a casa por la noche, nosotros pasamos por mismo. Miedo a encontrarte con un grupo que lo único que intentan es hacerse los chulos y los valientes, porque cuando vienen solos no pueden con nosotros, pero cuando van con más se crecen. En vez de decirnos que nos van a violar, nos dicen que me van a matar. La homofobia en sí es machismo. Las mujeres y los homosexuales sufrimos el mismo acoso”. 

El miedo a poder vivir una situación similar a la que vivió Samuel aquel fatídico 2 de julio lleva a todos ellos a reprimir lo que tanto desean expresar con total libertad. “Si ligaba con algún chico me daba cosa ir con él por lo que pudiese pasar. Ahora algunas veces voy por la calle con mi pareja de la mano y si me encuentro a un grupo de chicos de frente le quito la mano para evitar problemas”.

La homofobia se ha convertido en algo habitual para todos ellos, más aún en los últimos años debido a la entrada de la ultraderecha en el panorama político, tal y como aseguran. “Esto se debe a los nuevos partidos políticos que han surgido. Si hay este tipo de personas en las instituciones que respaldan este tipo de pensamiento y hay gente que se siente identificada piensan, ‘¿Si dicen lo que yo pienso, por qué no voy a hacer esto por la calle?’”. 

La muerte de Samuel ha removido conciencias en la ciudadanía. El país pide justicia por el joven, pero la pelota está en el tejado de la justicia y de los políticos que necesitan ver que esto no ha sido un problema aislado, es otra lacra social más que debe ser erradicada de inmediato.