"Fue una discusión tonta que nos podría haber costado la vida"

La pareja agredida en el Zaidín cuenta lo sucedido el pasado 15 de febrero con un grupo de menores que califican de "cobardes cuando van solos, pero un virus cuando van en grupo"

Agresión Zaidín cuchillo
Momento de la agresión en la que uno de los atacantes saca un cuchillo | Foto: Captura
Ainoa Morano
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Miedo y vergüenza. Estas son las palabras más repetidas por la mujer que fue agredida junto con su pareja el pasado sábado en el Zaidín. Unos días después del terrible suceso que aun mantiene con la tensión y el dolor en el cuerpo a las víctimas, la pareja ha accedido a hablar con este medio para contar lo ocurrido en la tarde del pasado 15 de febrero.

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María, nombre ficticio de la mujer agredida utilizado para preservar su intimidad, cuenta a través de un texto el mal momento vivido el pasado sábado. No quiere hablar por teléfono para evitar que su hija escuche lo sucedido y así aislarla del mal rato que tanto ella como su pareja, Álvaro (también nombre ficticio) han tenido que experimentar a costa de un grupo de menores a los que califican como "un virus cuando van en grupo, porque cuando van solos son muy cobardes". 

La pareja salía del parking de la Hípica con su vehículo cuando uno de los implicados y una chica, montados en un patinete eléctrico, se cruzaron con el vehículo de los agredidos. El hombre tuvo que frenar bruscamente para evitar el choque. En ese momento, el chico también frena su patinete y se dirige al conductor diciendo "el tonto del tío", a lo que el aludido le respondió que debía "ir por la carretera y no por la acera". 

Los agredidos continuaron su camino hacia la calle Andrés Segovia donde tuvieron que detenerse en un semáforo que, si de por sí se hace eterno para muchos conductores, para ellos aquel día más aun. El conductor del patinete acudió en la búsqueda de las víctimas junto con "20 tíos" más señalando el vehículo en el que se encontraba la pareja. María señala que su pareja salió del vehículo para "ver qué querían", a lo que reconoce que "en ese momento vi claro que iban buscando follón".

La mujer le pidió a su pareja que se metiera en el coche, pero ya era tarde. "Uno de los chavales se encaró con él y Álvaro solo lo empujó para evitar que le diera un cabezazo. Le volví a pedir que se metiera en el coche y cuando se iba a dar la vuelta vinieron otros dos corriendo por la espalda". En ese momento comenzaron los golpes. María salió del vehículo para "quitarle de encima al del chaquetón verde. Salí porque sabía que mi pareja estaba controlándose porque eran menores y no podía defenderse por miedo a que si lo hacía fuera incluso peor. Yo tuve mucha suerte porque cuando me enganchan para que no me vaya a por el agresor no me hacen nada. Ahí pensé que no teníamos salida. Los dos separados y rodeados, mal final".

La víctima cuenta que una de las chicas que se encontraba en la escena decía en repetidas ocasiones que eran menores y que no les podían hacer nada. Una prueba de que los agresores eran más que conscientes de lo que estaban haciendo y de su impunidad. 

Entre puñetazos y patadas llega el momento de mayor tensión. En la pelea aparece un cuchillo, un arma que María vio al separar a uno de los agresores. "Me quedé bloqueada, podía haberle dado una patada al cuchillo que estaba en el suelo, pero lo que hice fue intentar separar a mi pareja y empujar al muchacho de verde que se agacha y empuña el cuchillo. En ese momento en lo único que pienso es en conseguir que mi pareja entre en el coche. En todo momento pensé que si me ponía por delante el muchacho no se atrevería. Menos mal que no lo hizo porque podría haber dejado a una niña huérfana". 

María recalca en varias ocasiones su malestar por haber leído en algunos medios y comentarios que se trató de una pelea entre bandas o de un ajuste de cuentas. Ella lo deja bien claro en su testimonio: "fue una discusión tonta que podría haber costado la vida de mi pareja y la mía". Así mismo, alaba la actitud de Álvaro y su "control para no actuar en ningún momento en defensa propia, aguantando todos los golpes porque sabía que si entraba al trapo podía ser mucho peor. Con el calentón le das un mal golpe a un chava... Son niños, pero son niños armados".

La denuncia ya está interpuesta y la presencia policial en la zona se ha reforzado. De hecho, parece que alguno de los agresores ya ha sido identificado y localizado. Mientras tanto, Álvaro sigue recuperándose de los golpes recibidos, así como del susto que aun perdura en sus mentes.







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