Al paso de la Vuelta
La serpiente multicolor pasó y dejó atrás Granada en su vuelta ciclista a España. Duranta una tarde y una mañana esa caravana de bicicletas más el ‘atrezzo’ que acompaña a la ronda, con sus camiones, sus coches auxiliares y personal de apoyo a los ciclistas, se apoderó de las carreteras y los paisajes urbanos, mientras millares de granadinos salían a las calles para presenciar el paso efímero y espectacular de los ‘forzados de la ruta’. Al tiempo, el helicóptero trasladaba desde el aire a toda España y parte del extranjero la estampa fotogénica de una ciudad fotogénica
A priori y a posteriori ya se hacían cálculos millonarios sobre el impacto económico que el paso de la Vuelta ha dejado en Granada y su hostelería y sector turístico. Es un balance indiscutido porque nadie se ha molestado en analizar al trasluz las cifras y como a mí nunca se me dieron bien las matemáticas, no me queda otra que dar los números por buenos. El mero hecho de dar alojamiento a todo el personal que mueve la Vuelta ya supone un ingreso notable para los hoteles de Granada. Pero supongo que también a la ciudad y a la provincia, es decir al Ayuntamiento y la Diputación, a los actores del sector que se representa en el Patronato de Turismo, les cuesta su buen dinero conseguir que el pelotón transite por nuestros paisajes y dispute el final de etapa en alguno de nuestros parajes urbanos.
Como no me gusta hacer de aguafiestas, prefiero quedarme con los intangibles: esa imagen transmitida desde el aire a los cuatro puntos cardinales vale más que diez ‘fitures’, aunque las panorámicas vayan acompañadas por comentarios del comentarista que dejan en evidencia la desgana en la lectura de las fichas que le han proporcionado (‘mocábares’ por ‘mozárabes’) o incultura cuando se trata de improvisar (alusiones a un ‘Califato’ de Granada que nunca existió).
Es como cuando descendió a Segunda el Granada Club de Fútbol. También entonces se presentó un balance negativo sobre las supuestas pérdidas para la hostelería. Vuelvo al principio: ¿de verdad esas peñas que vemos en una esquina del estadio, bien custodiadas por la Policía, se dejan dinero en la ciudad? Digo dinero en cantidad suficiente como para hacerse sentir en el balance de un hotel. Salgamos del kilómetro cuadrado que supone el entorno de Los Cármenes y los bares que allí se concentran. ¿Cuántos de los acompañantes del equipo visitante gasta un euro más allá de ese círculo? Porque tengo entendido que nuestras autoridades -que tanto velan por nosotros- proclaman su estrategia en la búsqueda de un turismo de calidad que no parece reinar entre esas peñas que llegan custodiadas en autocar y se marchan tan pronto como el árbitro pita el final del encuentro. Las televisiones cierran el círculo, colocando en horarios imposibles -lunes y viernes, generalmente- los choques de rivalidad, por ejemplo el Granada-Málaga, que al dificultar el desplazamiento resta visitantes al estadio y a la ciudad. A las televisiones les interesan los abonados y solo los abonados.
En todos los casos, es de desear que Granada sea escenario de grandes citas deportivas, como es la Vuelta a España y la Primera División, de la que ahora el equipo rojiblanco está ausente. Pero quedan jornadas por delante para mantener a estas alturas de verano la ilusión de la primavera. Valen por sí mismos, sin necesidad de acudir a los números y y su impacto positivo en la economía granadina. Sí, además, son ciertos, pues ¡todos contentos!