La Alhambra reacondiciona los estucos de las Habitaciones del Emperador

La actuación también ha permitido la reparación de fisuras y grietas

Actuación en las Habitaciones del Emperador
Intervención en las Habitaciones del Emperador de la Alhambra | Foto: Gabinete
Europa Press
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El Patronato de la Alhambra y Generalife ha reacondicionado los estucos de las Habitaciones del Emperador, una actuación que se enmarca dentro de la programación anual de actividades de conservación y mantenimiento del monumento granadino.

Así lo ha asegurado en una nota la directora general del Patronato de la Alhambra y Generalife, Rocío Díaz, durante una visita a las salas, junto al delegado de Cultura y Patrimonio Histórico de la junta en Granada, Antonio Granados, y el arquitecto conservador del monumento, Antonio Peral.

La intervención, según ha explicado Rocío Díaz, "ha permitido consolidar, reponer y restaurar el revestimiento de guarnecido de yeso, así como el estucado existente", y se ha centrado en el despacho y la antecámara de las Habitaciones del Emperador, donde la presencia de humedad y el paso de los visitantes habían producido su deterioro.

Los trabajos, que se han compatibilizado con la visita pública, además de recuperar el aspecto original de las estancias, han incluido la reparación de fisuras y grietas que existían en las mismas.

A las Habitaciones del Emperador se accede por una puerta abierta en lo que anteriormente fue ventana, en la alcoba izquierda de la Sala de las Dos Hermanas. Tras el corredor se encuentra el despacho del Emperador, dotado de chimenea y artesonado de cuarterones trazado hacia 1532 por Pedro Machuca y a continuación, una antecámara o sala de guardia por la que se accedía a los dormitorios del Emperador y la Emperatriz.

Sobre la puerta se conserva una lápida colocada en 1914 por el primer Patronato de la Alhambra y Generalife en recuerdo del escritor Washington Irving, autor de los famosos 'Cuentos de la Alhambra', que se hospedó en 1829 en las habitaciones contiguas conocidas como Salas de las Fruta por su techos decorados hacia 1537 por Julio Aquiles y Alejandro Mayner, discípulos de Rafael de Sancio y de Giovanni de Udine.