Almería despide al pequeño Gabriel
Cientos de personas se han concentrado a las puertas de la Catedral de la Encarnación para dar el último adiós al niño, ya que la familia ha pedido que al templo solo pasen familiares y amigos
El féretro de Gabriel Cruz, el niño de ocho años muerto en Almería tras estar desaparecido desde el 27 de febrero, ya está en la Catedral de la Encarnación de Almería tras abandonar la capilla ardiente instalada en la Diputación almeriense desde este lunes. Entre prolongados aplausos de los cientos de asistentes que se ha congregado a las puertas del Palacio Provincial, el coche fúnebre blanco adornado con diversas coronas ha iniciado el cortejo a las 10,35 horas escoltado por vehículos y coches oficiales.
La madre del pequeño, Patricia Ramírez, ha sido ovacionada en la calle, donde antes de subir al vehículo que seguía al coche fúnebre, en el que también va la abuela materna del menor, ha lanzado besos a los asistentes, a los que ha vuelto a agradecer su apoyo en estos momentos.
Cabe recordar que la capilla ardiente se mantuvo abierta a la ciudadanía desde las 17,30 horas hasta las 22,00 horas de este lunes, de forma que fueron más de 6.000 personas las que pasaron por el edificio de Navarro Rodrigo a dar el último adiós a Gabriel, llevarle flores, dar las condolencias a la familia y entregar cientos de peces, que se ha convertido en todo un símbolo en este caso.
LAS PALABRAS DEL OBISPO
El obispo de Almería, Adolfo González Montes, ha afirmado que Gabriel Cruz era "un niño alegre y bonito, un niño sonriente que nos tenía a todos cautivados", y ha asegurado que su "muerte sin sentido" pone de manifiesto la "situación enferma" del corazón humano y "de nuestra condición pecadora".
"Gabriel no tuvo tiempo de que su corazón se pervirtiera la maldad que transversalmente alcanza a los adultos y su muerte violenta le acerca de una manera muy espacial a Cristo, víctima de la cruel violencia de su pasión y cruz", ha trasladado en la homilía de la misa funeral celebrada este martes en la Catedral de Almería por el pequeño.
González Montes, ante el féretro del niño, que presidía el altar y que sus padres, Ángel y Patricia, han besado al entrar en el templo, ha hecho alusión a la "desolación e impotencia" que hechos como esta "muerte cruel" siembran.
"Gabriel está con Jesús, que acogía a los niños que se le acercaban pero sus padres y familiares necesitan de nuestra plegaria para que Cristo sea su fuerza y la nuestra en esta hora difícil", ha señalado.
Al tiempo, ha subrayado que el pequeño ha "emprendido el camino que lleva a Cristo glorificado para disfrutar del amor definitivo, de la felicidad que nunca se acaba". "Gabriel acompañará ahora a sus padres y abuelos desde el cielo", ha manifestado.
Durante su homilía, que han seguido en directo más de 5.000 personas en la plaza de la Catedral a través de dos pantallas gigantes instaladas a las puertas del templo, el obispo ha advertido de que el pecado habita en el corazón del hombre aunque nos resistimos a aceptarlo con humildad" y ha apelado a la fe en "situaciones límite".
"Soñamos con mejorar mucho las cosas y a menudo lo relacionamos con un sectarismo manifiesto con un programa de acción mediante la conquista del poder pero el cambio radical para hacernos mejores es la conversación del corazón", ha dicho.
Al hilo de esto, ha subrayado que la fe "consuela, no es una mera ilusión ni fantasía". "Son hechos históricos contundentes y para que la sociedad torne más humana hay que recibir el mensaje del evangelio", ha añadido para hacer alusión a la "violencia injusta que sufren miles de niños en el mundo".
"Gabriel está en manos de Dios y en este momento, en que el cuerpo de este pequeño va a ser llevado al sepulcro, oremos para que conceda a sus padres y familiares ánimo para sobrellevar cristianamente su dolor", ha afirmado.
Antes de concluir las exequias, González Montes ha trasladado su pésame "personal y de todo el pueblo de Dios" a los padres del niño y les ha pedido que "tengan plena confianza en la ternura y misericordia del Señor" al tiempo que ha alabado la solidaridad con la que ha reaccionado la sociedad "antes hechos que perturban la paz social truncando la vida, apenas la infancia".