El amortiguador del coche: para qué sirve, tipos y sustitución

Tráfico de coches en las calles de Granada | Foto: Archivo GD
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La estabilidad de un coche depende de muchos elementos, entre los que destaca el amortiguador como una pieza esencial para el buen funcionamiento. Su correcto mantenimiento y los hábitos en los periodos de sustitución son acciones fundamentales para conseguir que funcione con normalidad y que, de esa manera, el vehículo optimice sus recursos. No seguir las indicaciones adecuadas puede tener consecuencias muy negativas para la dirección y los frenos, dos espacios vitales en el correcto desarrollo de la vida útil de un automóvil.

Ilustración de amortiguadores de coche tomada de recambioscoches.es

El amortiguador es un dispositivo que está ligado a la suspensión del coche. Tiene la función de control y absorción de los movimientos, así como de convertir la energía cinética, que es la del movimiento, en térmica, referida a la temperatura. Ubicado entre el chasis, la estructura del vehículo, y la rueda, esta pieza controla todo el movimiento que se produce, a fin de estabilizarlo y que un posible exceso del mismo no afecte al funcionamiento. Su aplicación tiene efecto sobre la inclinación y el balanceo, además de regular las acciones de frenado y aceleración.

Existen cuatro tipos de amortiguadores que pueden ser utilizados en un vehículo y su diferencia radica en la forma o en la energía que los mueve. Los de doble tubo son los más comunes y se caracterizan por tener un tubo interior y otro exterior; funcionan con aceite. El amortiguador monotubo tiene una única unidad y se activa a partir del uso de gas, principalmente el nitrógeno. El amortiguador hidráulico funciona con agua y funciona en la mayoría de coches, mientras que el modelo telescópico destaca por tener una forma de telescopio.

¿Cuándo hay que cambiar el amortiguador?

El amortiguador del coche puede ser cambiado por una avería o fallo mecánico que así lo exige o cada cierta periodicidad. Si se lleva a cabo un adecuado mantenimiento del vehículo, la primera posibilidad se suele descartar, pues los riesgos de sufrir un problema son mínimos si se siguen las directrices adecuadas. En cualquier caso, lo recomendable es realizar una sustitución de esta pieza cada cinco años o si se alcanzan los 60.000 kilómetros. Llegado a uno de estos dos puntos, la mejor opción es cambiar el amortiguador. Mantenerlo supondría aumentar el riesgo de daño y ello podría afectar a otras piezas del vehículo, así como a la estabilidad en la conducción.

Algunos síntomas pueden invitar a pensar que hay un fallo en el amortiguador y que éste deber ser cambiado. Un rebote excesivo en el coche, sensaciones extrañas cuando éste coge una curva o realiza una frenada, ruidos extraños y un desgaste en los neumáticos fuera de lo común son los principales síntomas.

Cómo cambiarlo

Cambiar el amortiguador de un coche no es una utopía para un particular. En primer lugar, hay que utilizar un gato para levantar el coche y proceder al desmontaje de las ruedas. Los tornillos de dirección se sueltan, ya que son los que sostienen al amortiguador, así como los otros tornillos de las torres. La pieza se retira y es sustituida por la nueva. Los componentes desmontados tienen que montarse de nuevo, colocar la rueda y devolver el vehículo a su altura habitual. Ya está cambiado el amortiguador.