Los ángeles de la guarda de las personas sin hogar en Granada
Las ONG locales trabajan sin descanso ayudando a quienes no tienen hogar y encuentran que, muchas veces, es más que un problema de vivienda
Paqui, Diana o Irene son algunos de los nombres que resuenan en las calles granadinas. Su función es ocuparse de las personas sin techo de la ciudad. Granada acoge numerosas fundaciones y asociaciones que se trabajan en esta labor de ayudar a los que los necesitan. Sus tareas son diversas y varían cada día en función de las necesidades observadas. Para este trabajo es más que necesario tener una buena organización y colaboración con las distintas entidades para lograr un objetivo común: mejorar la calidad de vida de las personas que se encuentran en esta situación.
Francisca González o Paqui lleva 30 años trabajando con las personas sin hogar. Antes de cofundar y presidir la asociación OCREM, ha trabajado como psicóloga en diferentes centros de atención. En los inicios de la asociación, en 1997, se centró en la atención de personas con trastorno dual, es decir, personas que sufren simultáneamente problemas de salud mental y adicciones. Hoy en día, acoge diferentes perfiles además de su especialidad. Irene Arrabal lleva 20 años trabajando en la Fundación ATENEA, siendo la coordinadora del Centro Municipal de Encuentro y Acogida en Granada. Esta Fundación está presente en cinco comunidades autónomas y en Andalucía se encuentran en Sevilla, Cádiz y Granada. Diana González es la coordinadora de la Fundación Cruz Blanca, una asociación que es también multidisciplinar pero que realiza una labor particular en situaciones críticas como las de la prostitución o de salud sexual, entre otras funciones. Estas tres mujeres, junto a más asociaciones, se ocupan de las personas sin hogar de Granada.
Proporcionar el número de individuos que se encuentran actualmente en situación de sinhogarismo en Granada o en España es una tarea complicada. Para empezar, el término sin hogar comprende muchos más factores que el hecho de no tener una vivienda. La European Typology on Homelessnes (ETHOS) propuso una definición, que utilizan actualmente diferentes asociaciones interesadas e incluso instituciones como el Ministerio de Derechos Sociales español, y que entiende el sinhogarismo como un problema más allá de la posesión de una vivienda y lo divide en 13 categorías, separadas en cuatro ramas: 'sin techo', 'sin vivienda', 'vivienda insegura' y 'vivienda inadecuada'. Para resumir esas condiciones, se entiende también como sinhogarismo a personas que residan en una vivienda pero bajo amenazas de violencia o en un hogar que no siga un mínimo de condiciones habitables como que residan en una casa que no haya sido concebida para el alojamiento de personas, entre muchas otras categorías.
Aunque la dificultad no solo se trata de la definición, sino que también se complica por la conducta de esta población. Estas personas se desplazan de un lugar a otro y no siempre avisan a los centros con los que están en contacto. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) que datan de 2022 apuntan que 28.552 personas han sido atendidas en los centros españoles, un 24,5% más que en 2012. Se destaca en Andalucía una media de 94 personas sin hogar por cada 100.000 residentes. En ese mismo reporte, un 37,4% de los encuestados explican tener alguna enfermedad crónica, siendo el trastorno mental la más frecuente que afecta a cerca de un 10% de la población sin hogar en España. Además, un 19,5% de las personas sin techo en España sufren algún tipo de discapacidad con un grado igual o superior al 33%. Bajo esta perspectiva, la labor de Paqui, Diana o Irene se vuelve esencial para rescatar a estas personas.
Reducción de riesgos: Una ayuda puntual
La reducción de riesgos es un término que hace referencia al hecho de minimizar la amenaza de una situación complicada. Aunque podría parecer una ayuda puntual como el reparto de colchones, comida o ropa, entre otros productos de primera necesidad, este término se identifica más con situaciones más peliagudas como el consumo de drogas.
Otra situación en la que actúan estas asociaciones es sobre la reducción de enfermedades de trasmisión sexual. De esto se encarga sobre todo la Fundación Cruz Blanca, que está en contacto frecuente con personas en contexto de prostitución. En estos casos hay un protocolo a seguir: informar a estas personas de las opciones que tienen, ya sea continuar o salir. Realizan unas rutas: "Las rutas de las de sin hogar y las rutas de la prostitución", empieza a explicar Diana mientras continúa diciendo que su asociación tiene "una perspectiva abolicionista de la prostitución", ya que "el consentimiento no tiene precio", termina la coordinadora. Una vez informadas, se les ofrece preservativos y exámenes de enfermedades de trasmisión sexual. Esto se debe a que llevan a cabo una campaña de detección del VIH y otras enfermedades en contextos altamente vulnerables. La Fundación acompaña en otras áreas a las personas sin hogar como en el acercamiento de calle en el que ofrecen productos de primera necesidad o en su propio centro en el que se encuentra una técnica de intervención social, una trabajadora social y una orientadora laboral. Se encargan de programas de ayuda laboral o de retorno al país de origen.
Esto también lo ofrece la Fundación ATENEA que amplía en sus servicios con vacunas suplementarias contra enfermedades, en este instante se inició la campaña de vacunación contra la gripe y el Covid-19. Además, también proporcionan jeringuillas nuevas a cambio de las usadas para las personas con adicción a las drogas. Obviamente, estas jeringuillas vienen vacías pero la finalidad es que limitar la trasmisión de infecciones y enfermedades a la vez que el deshecho de estas jeringuillas en la vía pública. Irene explica que el centro que gestionan es de "reducción de daños", ayudan a "personas que han pasado fracasos terapéuticos… Con gente que sigue consumiendo, que tiene un consumo activo de drogas y que están en situación de calle", explica Irene mientras hace mención que mientras esperan una derivación es difícil dejar de consumir pero ellos pueden ofrecer una ayuda temporal.
Salud mental: La importancia de un seguimiento integral
Paqui de la asociación OCREM y psicóloga de toda la vida reconoce muy bien la importancia de una buena salud mental. Añade que muchas veces, se les valora que tienen un problema social cuando en realidad es un problema de salud mental. Muchas personas sin techo no acceden a la sanidad y, algunos, tienen problemas mentales sin diagnosticar. Para Paqui cuidar la salud mental es un pilar fundamental para un acompañamiento eficaz. Tanto en su centro como en los establecimientos de las dos otras organizaciones, la salud mental toma un lugar principal en estos acompañamientos y acercamientos. Cada ONG cuenta con al menos un profesional psicólogo que pueda atender y diagnosticar a estas personas. En caso de que sea necesario, se realiza su debida derivación a las instituciones competentes como centros de salud o comunidades terapéuticas.
OCREM atiende a personas en distintas situaciones y se han enfrentado a circunstancias como personas que han sufrido un "ictus o están en sillas de ruedas, con problemas de movilidad por estar mucho tiempo en la calle, gente con problemas de adicción que aunque consuman puntualmente, toman excesiva medicación mezclada con alcohol... En fin, personas que llevan mucho tiempo en la calle y personas con problemas mentales sin diagnosticar", resume Paqui y explica que algunas veces es "claro y evidente que tienen un problema mental, no social" termina la fundadora. Paqui explica que los problemas sociales pueden provenir de « otros problemas que no se valoran y no se atienden » y fue por este motivo por el cual creó la asociación.
El consumo de drogas también tiene un proceso psicológico y su rehabilitación no es una tarea sencilla. En muchos casos, sería necesario la inscripción de estas personas en comunidades terapéuticas. Sin embargo, no siempre hay suficientes plazas por lo que las asociaciones deben realizar el acercamiento adecuado con los recursos que disponen para cada caso.
Pisos de acogida: Un paso más en la independencia
"Uno de los primeros problemas que comparten las personas sin techo con las asociaciones es la cuestión de vivienda", explica Paqui. Acceder a un piso de acogida no es tarea fácil ya que para eso, es necesario que se alineen varios factores que no siempre son propicios a ello. El primer factor es el sistema de plazas, las asociaciones no disponen con bienes infinitos por lo que se otorgan estas viviendas a los perfiles más adecuados. Para habitar estas viviendas no se hacen mediante una solicitud, sino que es a través de una evaluación que realizan independientemente todos los trabajadores de las asociaciones para abrir el lugar a estas personas.
Los centros son diversos, ya que hay centros que solo acogen a personas durante el día, otros durante la noche o para tiempos o espacios limitados, como los comedores sociales o los centros de día. Estos momentos pueden dar lugar a diversas actividades o talleres, como Fundación ATENEA que tiene un médico voluntario cada dos semanas para atender a sus usuarios, realizar lavadoras, mirar la televisión, entre otras cosas. "Desde el principio, nuestra intención es acompañarlos, apoyarlos en todo lo que necesiten, pero una vez que se vayan fortaleciendo que vayan tirando ellos solos", explica Irene.
En la Fundación Cruz Blanca se puede acceder a un asesoramiento laboral que ayuda a las personas a encontrar trabajos, aunque sean temporales. La asociación OCREM por su parte, tiene un centro de atención completo, no tiene una estancia de día. Entre estos muros se ofrece un acompañamiento psicológico completo al igual que diferentes tipos de asesoramientos administrativos o atención.
Tanto Fundación Cruz Blanca como la Asociación OCREM disponen de pisos de acogida para diferentes estancias y perfiles. Existen viviendas para familias, hombres y mujeres, de corta, media o larga estancia. El objetivo de este traspaso es que las personas vayan ganando en independencia y puedan salir adelante sin tener que pasar de nuevo por la casilla de la calle o del centro de acogida.
Diversificación de programas para un acompañamiento íntegro
Cada persona es un mundo y estas organizaciones lo saben. Mediante sus recursos -limitados- intentan brindar un apoyo multidisciplinar al máximo número de personas. Dependen de los concursos públicos en los que se otorga diferentes cuantías de dinero para llevar a cabo los proyectos. Las asociaciones y las instituciones públicas colaboran para atender a un mayor número de personas.
Ni organizaciones ni instituciones son capaces de proporcionar un número real de cuántas personas se encuentran sin hogar utilizando como referencia la definición ETHOS. Sin embargo, son muchas las asociaciones y personas voluntarias que aportan cada día su granito de arena para poder echar una mano a las personas que lo necesiten. Ya sea por donaciones económicas como materiales, al igual que dedicarse a su profesión de forma voluntaria, es bueno para cualquier asociación. Al final, el problema del sinhogarismo va mucho más allá que un problema de vivienda.
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