Ángeles de la guarda sin descanso durante 365 días
Los profesionales sanitarios viven la cara más cruda del coronavirus, que llegó a ellos mucho antes de lo conocido
Es muy posible que ni ellos mismos supiesen lo que se avecinaba cuando el Estado de Alarma quedó decretado en España hace justamente un año. Los profesionales sanitarios son la vanguardia de la sociedad frente al coronavirus, que les ha llevado a vivir muchas situaciones límite. Del desconocimiento inicial, pasando por momentos de desborde, hasta el ferviente deseo de evitar una cuarta ola. Es imposible explicar el transcurso del último año sin mencionar la labor de los sanitarios.
La opinión mayoritaria es que el Covid-19 circula por Granada desde diciembre de 2019, cuando se dieron casos clínicos cuya explicación se encontró meses después. Fue en marzo cuando llegó un golpe de realidad bestial. Los primeros casos de coronavirus llegaron a Granada antes de que se anunciase el confinamiento. Los hospitales empezaron a enfrentarse a un enemigo completamente desconocido, pero que no tardó en mostrar su peligro.
Primera ola
"Nos enfrentamos a algo desconocido", fue una de las expresiones más repetidas durante muchas semanas en España. Los profesionales sanitarios empezaron a ver como el virus copaba su actividad y les obligaba a sacar las cosas adelante lo mejor posible. La entereza de estos trabajadores es admirable. Asumir que había que acompañar en sus últimos momentos a muchas personas que no podían tener cerca a sus seres queridos es muy crudo, pues hay situaciones que derriten al corazón más frío. El confinamiento domiciliario fue fundamental para que la coyuntura no sobrepasase la capacidad de los hospitales.
La catástrofe de la segunda ola
El confinamiento finalizó y las calles recuperaron la actividad, pero quizás la ciudadanía no estaba del todo preparada para convivir con el coronavirus. Tras el paso del verano, llegaron los meses más difíciles para la sanidad. Los contagios masivos fueron el precedente de semanas durísimas, en las que muchas personas perdieron la vida a causa del Covid-19. La presión hospitalaria llegó a superar los 800 ingresados a causa de la enfermedad, que puso al límite el sistema, circunstancia que obligó a la llegada de medidas drásticas como el toque de queda. Los profesionales sanitarios han agradecido siempre el sacrificio de la sociedad, pero tienen claro que la salud prevalece.
El agotamiento de la tercera ola
La batalla contra la segunda ola fue exigente a más no poder, por ello, cuando la situación comenzó a mejorar, los ángeles de la guarda quisieron advertir de que era el momento de demostrar que la lección estaba aprendida. Los profesionales sanitarios granadinos hicieron especial hincapié en la época navideña, en la que existía la tentación de organizar muchos reencuentros con amigos y familiares. La realidad volvió a ser severa con la provincia, que obligó a sus sanitarios a vivir semanas complicadas.
El paso del tiempo en esta lucha es algo que ha hecho mella en los cuidadores de la salud, algo totalmente comprensible. La llegada de las vacunas y el aprendizaje social llevado a cabo a base de golpes es su esperanza para creer en la posibilidad de evitar una cuarta ola. Los profesionales sanitarios han dado todo, como siempre han hecho, desde aquel fatídico 14 de marzo de 2020. El mayor premio posible no es considerarlos héroes, sino tener presente para siempre su importancia y la necesidad de defender su labor.