Un año del enjambre sísmico en Granada: "Esos pequeños terremotos están previniendo uno grande"

Todos nos acordamos cuando por esta época, hace justo un año, la tierra temblaba bajo nuestros pies en Granada. Fueron días de angustia para toda la población granadina, especialmente para los vecinos de Atarfe y Santa Fe, que fueron los que más sufrieron los terremotos debido a su cercanía con el epicentro.

El día 23 de enero se produjo el primer temblor moderado, de magnitud 4,3 con epicentro en Atarfe, que obligó al desalojo de varias casas por temor a escapes de gas y dejó un herido que tuvo que ser hospitalizado al caerle unos escombros cuando se disponía a salir de casa.

Tres días después, llegó el día que Granada nunca olvidará. La noche del 26 de enero en la que se registraron los terremotos más fuertes, de 4,6, 4,2 y 4 grados en la escala de Richter. Todos ellos superficiales en una noche larga para los granadinos en la que se registraron más de 40 seísmos, según el Instituto Geográfico Nacional. En los lugares donde se registró el epicentro, Santa Fe y Cúllar Vega, pero especialmente en el municipio santaferino, se produjeron daños materiales en fachadas de edificios y la iglesia de la Encarnación quedó clausurada tras sufrir daños severos que se podían observar a primera vista.

"La serie sísmica ya ha pasado"

Granada entró en situación de pre-emergencia, decretada por la Junta de Andalucía, pero ahora los movimientos de tierra se han visto claramente reducidos. Al margen de algún que otro temblor en los últimos días en la provincia de Granada, como sucedió en Lentegí (3.5) y Lanteira (3), el catedrático de Geodinámica Interna en la Universidad de Granada, Jesús Galindo-Zaldívar, asegura que dan por finalizado el enjambre sísmico. "Fue pasando poco a poco, reduciéndose la magnitud de los mismos. Hubo un leve repunte en verano, con algunos terremotos puntuales como los de de considerada intensidad en Cijuela (4,5) y Santa Fe (3,1) y desde ahí, nada más.

Ahora, este catedrático centra sus fuerzas en una nueva publicación. "Casi todos los terremotos han sido en Santa Fe y, sin embargo, no se han desplazado a Granada, como debería haber ocurrido. Normalmente, la sismicidad comienza en una parte de la fractura y acaba en la otra. No sabemos si es un tema de la estructura geológica o existe alguna barrera en el subsuelo que lo impida", explica. 

Respecto a la pregunta sobre si puede haber un nuevo enjambre sísmico, Galindo advierte que los granadinos tienen que acostumbrase "a vivir con ello". "La falla sigue funcionando. Próximamente, tendremos una serie parecida, aunque en Granada los terremotos no son devastadores, esos pequeños están previniendo uno más grande", señala.

También intenta descubrir con sus estudios este catedrático de la UGR cómo prevenir esos movimientos devastadores. En Granada, todos conocen el mortífero terremoto de 1884 en Arenas del Rey-Zafarraya, de alta magnitud. "Allí hay una falla de unos 15 kilómetros, calificada de importante. No tiene por qué saltar mañana, pero puede ser en cualquier momento, aunque ocurren cada 1.000 años", resalta. "Es mejor muchos terremotos leves porque se relaja el esfuerzo de la falla. La falla del Padul está muy bien expuesta, se mueve continuamente, pero no produce terremotos. "Lo más interesante es saber el motivo de que los terremotos se hayan quedado 'confinados' en la zona de Santa Fe y Atarfe", concluye.

Riesgo de tsunami en la Costa

Hasta hace poco, hablar sobre un posible tsunami en aguas del mar de Alborán era algo muy lejano. A día de hoy y tras meses de estudio, la Universidad de Granada, en colaboración con la Universidad de Jaén, la Universidad de Málaga y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha comprobado que una falla situada en la Costa de Almería denominada Averroes contiene riesgo potencial de tsunami. "Funcionó hace mucho tiempo atrás, pero es reciente geológicamente hablando. Puede producir tsunamis que llegarían a afectar a la costa almeriense. Con datos de geología marina, hemos visto una zona en la que la falla tuvo desplazamientos bruscos, se ha visto lo que sería el desplazamiento, así como la onda del tsunami. Enfocan la ola en una determinada dirección, en 'modo linterna'. Esto quiere decir que el maremoto afectaría directamente a zonas como Almerimar o Adra y otras ramas girarían hacia la costa marroquí. Según el tamaño de las fallas y el movimiento, sabemos cuál sería el tamaño de las olas", explica Jesús Galindo.