Anjimón, el pintor granadino que quiere vivir para siempre

Antonio Jiménez, cuyo objetivo es permanecer en la eternidad con sus obras, dedica cada día a retratar paisajes de su ciudad

Anjimón pintor callejero granadino
Este linotipista jubilado de 82 años ocupa su tiempo retratando los escenarios que le ofrece Granada | Foto: Pancho Spínola
Pancho Spínola Bautista
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A muchas personas que transitan por la Avenida de la Constitución les habrá llamado la atención recientemente ver a un hombre que, ataviado con un sombrero de paja y orejeras, se sitúa con su lienzo en el centro de la calzada, junto a las vías del metro entre el Hospital Virgen de las Nieves y los juzgados de la Caleta, para recoger con su pincel el paisaje urbano que se vislumbra, con Sierra Nevada al fondo.

Se trata de Anjimón, nombre artístico de Antonio Jiménez Montero, un linotipista jubilado de 82 años que dedica casi todo su tiempo libre a retratar los escenarios que le ofrece su ciudad. Mientras modela con esmero los detalles de las ventanas de un edificio, recibe los cumplidos de una pareja que observa su trabajo de pasada. Él los acepta gustosamente, pero con modestia.

"Yo soy un pintor de caballete y mi estudio es la calle, aquí se pueden dibujar cosas maravillosas, Granada es un vivero único", afirma con entusiasmo Anjimón, que atiende alegremente a GranadaDigital sin soltar el pincel. "Lo fácil es pintar sentado en tu casa copiándote de una fotografía, pero a lo natural es como realmente lo vives y lo disfrutas", explica. Además, Antonio es un artista autodidacta, y es que todo lo que sabe sobre esta disciplina lo aprendió por su cuenta. De hecho, comenta que incluso llegó a inscribirse en la Escuela de Arte y Oficios, pero la experiencia apenas duró catorce días, tras los que abandonó la institución sin demasiadas dudas. "Me ponían a dibujar bustos de Beethoven, no se me olvidará en la vida. A mí lo que me gustaba era el óleo, para esa época ya pintaba, pero me dijeron que tenía que seguir dibujando y me fui", relata.

Este granadino lleva dedicándose a la pintura "en cuerpo y alma" desde que tiene memoria: "prácticamente desde que nací he tenido siempre un bloc en una mano y un lápiz o un pincel en la otra". En el presente, la edad no le supone un impedimento para dar rienda suelta a su pasión, puesto que asegura que puede estar pintando "cuatro o cinco horas seguidas cada día".

Antonio nunca ha vivido de los cuadros, pero lo cierto es que se dedica a ellos como si fuese un profesional. Estos días se le ha podido ver frente a los juzgados de la Caleta, pero explica que trabaja en varios lienzos al mismo tiempo, ya que las condiciones meteorológicas a veces le impiden dedicarse a una obra en concreto: "yo vengo todos los días que son aptos para pintar. Por ejemplo, ayer [por el pasado domingo] estaba nublado, en esas condiciones no puedo pintar este paisaje. La luz es esencial para la pintura. Llevo cuatro o cinco cuadros siempre al mismo tiempo, un día pinto aquí porque se puede, otro día, si está nublado y me viene bien para otro cuadro, pues me voy a otro sitio... pero todos los días pinto".

Ahora mismo se encuentra enfrascado en una vista de la Avenida de la Constitución, que aún tiene pendientes muchos detalles, pero que ya recoge una unidad del Metropolitano de Granada y varios automóviles. Sobre la dificultad de dibujar objetos en movimiento, el artista callejero cuenta que "la experiencia te va enseñando, de crío no te puedes imaginar que tu retina es capaz de grabar el movimiento de una persona y plasmarlo después. Ahora capto un momento preciso, veo un coche pasando, lo dibujo y se va. Eso te lo da la experiencia".

Detalle del último trabajo de Anjimón | Foto: Pancho Spínola

A la vez que trabaja en este cuadro, Anjimón tiene en la recámara otros paisajes emblemáticos de la ciudad. "Ahora, por ejemplo, estoy pintando también una cueva en el Sacromonte; la Carrera del Darro; el paseo que comunica con la Fuente del Avellano, con un paisaje del Sacromonte muy bonito detrás..." comenta. Detrás de estos trabajos existe además una labor de estudio, y es que Antonio no retrata lo primero que se le viene a la cabeza: "siempre antes de pintar un cuadro hay que pensarlo, estudiar la luz, el sitio, el momento, la perspectiva... me lleva por lo menos tres o cuatro días".

Vivir eternamente a través del arte

Preguntado por el motivo que le lleva a dedicar tantas horas a la pintura, este singular artista explica que, al margen del placer y entretenimiento, su deseo no es otro que dejar un legado: "el objetivo es permanecer vivo para siempre, porque el pintor no muere, estoy seguro de eso. Dejar aquí un recuerdo mío es lo más bonito que hay. Muchas personas pasan por la vida y, cuando se van, ya nadie les recuerda, esa persona no ha existido".

Antonio desea que sus lienzos se conviertan en un recuerdo eterno de su personalidad, un objetivo que considera que ya está cumpliendo. "Con la pila de cuadros que voy a dejar, van a acordarse de mí durante muchos años, esa es mi satisfacción y por eso pinto", afirma con orgullo.

Por el momento, a la obra del paisaje de la Avenida de la Constitución le quedan unos cuatro o cinco días para estar terminado y pasar a formar parte de la colección de memorias de Anjimón. Quien se apresure quizá pueda aún ser testigo con sus propios ojos de una parte de la esencia de este apasionado artista, al que los granadinos se seguirán encontrando en cualquier rincón de su ciudad, persiguiendo sus sueños de inmortalidad.