Antonio Velázquez: “He tenido momentos de verme con una lata de atún y medio limón y nada más para comer”
El actor de Pinos del Valle asegura que, a pesar de haber pensado en ocasiones en tirar la toalla por las dificultades que encontró en los inicios, el apoyo de su familia le animó a continuar luchando
Solo con verle caminar ya se vislumbra esa seguridad que solo las personas más plenas y luchadoras trasmiten. Cuando el actor granadino Antonio Velázquez comienza a hablar, todo es tranquilidad y simpatía. Ni un ápice de esa supuesta prepotencia que parece venir ligada a las caras más conocidas del panorama cultural español. Nada. Todo en él es la muestra de la humildad y la entrega de quien lucha por mantener el sueño que lleva protegiendo desde los 17 años: poder vivir de su gran pasión, la interpretación. Una ilusión más que alcanzada. Largo ha sido el camino que ha recorrido este joven que salió desprotegido de Pinos del Valle y que, a pesar de lo que su rostro sonriente pueda demostrar, grandes dificultades ha tenido que sobrellevar durante sus inicios en este truculento mundo de la interpretación.
Con solo 17 años saliste de tu pueblo –Pinos del Valle- para buscar tu camino en el mundo de la interpretación. ¿Cómo viviste ese cambio?
Salir de la zona de confort siempre es difícil pero nuestra profesión es Madrid, Barcelona… Salí con 17 años un poco huyendo de lo que ahora busco, estaba un poco cansado del campo, huía del pueblo, y para mi llegar a Madrid era increíble.
Los comienzos suelen ser difíciles, ¿fue tu caso?
Todos los inicios son difíciles. Yo tenía tres trabajos: estaba de figuración en el Teatro Real, al medio día estaba en un restaurante poniendo menú y por la noche en un local en Chueca poniendo copas y luego estudiando durante el día. Era complicado, pero cuando eres joven no te planteas tampoco las cosas, tiras con carros y carretas, duermes dos horas si hace falta. Cuando alguien tiene un sueño lo persigue.
“AL FINAL TODO CUESTA, SOBRE TODO CUANDO ECONÓMICAMENTE NO TIENES UN DURO"
¿Cómo ves ahora esa situación con la perspectiva del tiempo?
Tengo la característica de que lo malo lo borro. Lo que sí recuerdo es que lo pasé bastante mal en mis inicios. Pero quiero borrar todos aquellos momentos porque al final todo cuesta, sobre todo cuando económicamente no tienes un duro y al final solo puedes mirar cómo pagar tus clases. Por eso tenía esos tres trabajos, porque me daba para comer y vivir en Madrid. Al principio vivía en un piso con seis personas –dos o tres chicos de Gales y otros de Inglaterra y yo no sabía hablar inglés-. Una vez que vine a Granada me llamó uno de los chicos para decir que se había quemado mi habitación porque habían puesto unas velas en mi mesita de noche y tenia colgada una chupa en la puerta y al final se quemó todo, todo lo que tenía. Y era como volver a empezar de nuevo en Madrid, pero bueno, solo son cosas materiales.
¿Qué sentiste cuando te enteraste?
La verdad es que fue un momento de decir “joder, otra vez empezar”, pero bueno, lo importante era llegar a clase, encontrar a que alguien que te diera una oportunidad, y aún sigue siendo así. Detrás, delante y en medio hay una competencia brutal, entonces es seguir luchando. Al final todo aquel que trabaja y es constante tiene una recompensa.
“YO HE TENIDO MOMENTOS DE VERME CON UNA LATA DE ATÚN Y MEDIO LIMÓN"
Sería complicado llamar a tu familia cuando pasabas por esos momentos
Yo no se lo contaba a mi madre, todo lo malo se lo he intentado evitar. Tengo una relación con ella como si fuese una amiga, se lo cuento prácticamente todo, pero ese sufrimiento se lo intentaba evitar. Yo he tenido momentos de verme con una lata de atún y medio limón y nada más para comer, y el limón era para que no supiese a atún, pero al final todo es gracioso con el tiempo. Como decía mi padre: “El tiempo y una caña pone todo en su sitio”, así que al final hay cosas que mejor es olvidar.
“YO PERDÍ A MI PADRE CUANDO TENÍA 20 AÑOS Y ERA MI MOTOR, ME LEVANTABA PENSANDO ‘VA POR TI’”
¿Qué es lo que te ayudaba a querer seguir luchando en esos momentos?
Mi familia me ha apoyado muchísimo. Yo perdí a mi padre cuando tenía 20 años y era mi motor. Me levantaba pensando “va por ti”. Entonces yo creo que me ha ayudado mucho pensar que esté donde esté seguro que me está ayudando. Mi familia me ha ayudado mucho dentro de sus posibilidades. Sobre todo he tenido el apoyo mayor que es el moral, el decirme cuando estaba decaído “Venga Antonio, tú puedes”. Yo hubo un momento en el que pensé en tirar la toalla. Veía a mis dos hermanas y a mi madre solas y yo en Madrid luchando por un sueño, pero ellos me dieron lo más grande que se puede dar que es el apoyo.
“HOY EN DÍA SOMOS NÚMEROS Y SE MIRA LA RENTABILIDAD DE UN PRODUCTO”
Uno de los trabajos que te ha colocado en miles de hogares ha sido Perdiendo el norte. ¿Qué opinas del fin de su emisión?
No me gusta decir que cuando han cancelado una serie es una serie fallida porque me parece que es una serie increíble, nos fuimos con 2.700.00 espectadores, pero hoy en día somos números y se mira la rentabilidad de un producto. Nos levantamos como los futbolistas, mirando por la mañana los resultados para ver si seguimos vivos o no.
¿Cómo surge esa pasión por la interpretación?
Nació en Pinos del Valle, mi pueblo. Yo tenía 16-17 años, estaba un día jugando al futbol y llegó uno de mi pueblo y me dijo “ven aquí que éste quiere hacerte un casting” y esa fue la primera vez que escuché esa palabra. Quien me buscaba era Carlos Miranda, un músico que estaba haciendo un corto de una obra de Lorca. Ahí me metieron ese veneno y al decirme Carlos que tenía algo especial y que si quería estudiar interpretación no me lo pensé. En ese momento estaba preparándome para suboficial pero lo dejé todo para perseguir mi sueño.
“CON EL TIEMPO NOS VAMOS CARGANDO DE MIEDOS Y NOS QUITAMOS ESA VERDAD QUE TENÍAMOS”
Esa pasión debías tenerla inherente desde siempre aunque no pensases en ello como algo más que una diversión
Yo creo que siempre he sido bastante peliculero desde pequeño. Siempre he estado en el campo haciendo cosas estilo peliculero con mis amigos y entonces me divertía mucho y eso para mi era como un juego. Ahora se ha convertido en mi forma de vida y es mucho más importante, ya no es tanto juego. Me encantaría volver a recuperar eso que tenia cuando empecé, porque con el tiempo nos vamos cargando de miedos y nos quitamos esa verdad que tenía cuando no nos planteábamos nada sino que cogíamos y lo hacíamos.
“UNA DE MIS PROFESIONES FRUSTRADAS ES LA DE GUARDIA CIVIL”
Eres actor, decorador y además estás de albañil estos días con la reforma de tu casa en Granada, ¿alguna faceta más que no conozcamos?
Una de mis profesiones frustradas es la de Guardia Civil. Me parece maravilloso lo que hacen. Igual hubiese intentado entrar en la Unidad Especial de Intervención (UEI) que es una de las mejores unidades del mundo. Es una unidad de intervención que solo trabaja en secuestros de rehenes, son gente que gracias a que no han querido tanta publicidad son los mejores. También puede ser que esta pasión me nazca de que me encanta la acción, pero nunca me platería dejar la interpretación, creo que aún hay muchos papeles para interpretar. De hecho, llevo seis años preparando un proyecto sobre la UEI que espero que algún día podamos sacarlo a la luz.
¿Qué nuevos proyectos tienes entre manos?
Como todos los nuevos proyectos, no se pueden contar porque son cosas que no están firmadas, pero sí puedo decir que hay un proyecto de cine y una serie. De la serie lo único que puedo decir es que será de época. La película si puedo contar más. Se llama Una para cuatro, es una comedia que lleva un año lista y que esperamos poder sacarla adelante.