Aprender a desaprender: la difícil asignatura, pendiente de aprobar
Joan Carles March Cerdà
Hay una frase atribuida de Alvin Toffler que habla de que “los analfabetos del siglo 21 no serán aquellos que no sepan leer ni escribir sino aquellos que no sepan desaprender“. O mejor dicho: “…los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no puedan aprender, desaprender y reaprender”.
Y ¿qué significa desaprender? La mejor definición sobre desaprender es que no se trata de borrar y olvidar lo aprendido, sino se trata de no ser esclavo de ello. Es decir, habla de la capacidad de repensarse uno mismo. Y eso es difícil. Lo difícil no es aprender. Lo difícil es desaprender. Desaprender no es lo contrario de aprender. Desaprender es como dice Xavier Marcet es amortizar recetas que en el pasado nos procuraron mucho éxito como personas o como organizaciones, pero que firman parte de un contexto que dejó de existir. Desaprender es REPROGRAMARNOS. Desaprendemos para volver a llenarnos de cosas útiles y que nos orienten hacia el futuro. Para aprender hay que querer. Para desaprender hay que querer mucho más. Y para desaprender hace falta humildad. Para desaprender es necesario desterrar la arrogancia. Desaprender necesita apertura de mente, tener abiertas las ventanas.
Las frases “yo siempre lo he hecho así” o “esto yo ya lo he probado” son evidencias de que algo que hemos hecho de esa manera, ha funcionado y evidencias de que si el contexto cambia, esa forma de trabajar o esa forma de actuar, es nuestra principal limitación. Por tanto, es importante y necesario cambiarla. Y por ello, tenemos que tener claro que es fundamental aprender rápido nuevas formas de aprender y desaprender.
Desaprender es hacer el esfuerzo para revisar alguna de estas creencias. Es importante hacer un esfuerzo por revisar creencias y sustituirlas. Hacer un esfuerzo por desaprender es uno de los supuestos que puede ayudarnos a cambiar de forma radical cualquier aspecto de mi vida. Creemos que muchas personas u organizaciones que no son capaces de vaciar para dejar entrar. La mayor limitación para aprender cosas nuevas son las creencias que nos limitan. Y para llenar hay que vaciar y hay que recolocar primero.
Y como dice Eduard Punset, “Desaprender lo sabido es ahora mucho más importante que aprender cosas”. Y desaprender debe llevar implícitos en su definición los conceptos de crecimiento, apertura de mente, enriquecimiento, inconformismo, creatividad… Es dejar abrir nuestra mente a nuevos conocimientos, antes desconocidos o minusvalorados, que nos pueden enriquecer enormemente. Es dejar de lado los conocimientos, actitudes, esquemas mentales, separándolos de otros nuevos que ahora cobran mayor importancia.
Por tanto, ante la mochila tenemos plantearnos: que dejamos, que quitamos, que ponemos, que cambiamos de sitio y que recolocamos.
¿Qué necesitamos quitar?
Necesitamos quitar palabras trágicas, palabras que hieren y matan, quitar emociones negativas, quitar lo que no nos ayuda, quitar todo aquello que nos tiene preso del pasado y nos agota y quitar visiones negativas de las cosas. Necesitamos quitar recuerdos y experiencias de diferentes tamaños que de alguna manera no hemos soltado y quedan reflejados en nuestra piel, desprendiéndonos del peso que nos paraliza. Necesitamos quitar heridas emocionales que se abren y duelen que con heridas nos han proporcionado una oportunidad de aprendizaje.
¿Qué necesitamos poner?
Necesitamos poner palabras mágicas, palabras que curan y cuidan, poner cosas concretas y cercanas, poner cosas con humildad y honestidad y poner cosas que nos ayudan. Necesitamos poner experiencias que vivimos que dejan huella de una u otra manera.
¿Qué necesitamos cambiar de sitio o recolocar?
Necesitamos cambiar de sitio y no dejar que la mochila se sobrecargue hasta llegar al punto de que no podamos casi movernos y la vida en general nos pese. Necesitamos recolocar las cosas, aceptando nuestros errores, identificando y conociendo las emociones, dándole alas a los sueños, descubriendo nuestras fortalezas, valorando y sobre todo, aprendiendo que crecer es aceptar lo que nos pasa y no luchar contra ello
Y ¿qué necesitamos dejar?
Necesitamos dejar en la mochila las cuestiones que nos ayudan, dejar la mochila sin que rebose, sin ser un lastre para cualquier avance que pretendamos hacer. Necesitamos dejar lo que nos ayuda a crecer.
Eso significa que es fundamental cuestionarse lo establecido, los esquemas de actuación y las actuales formas de actuar. Desaprender implica afrontar y resolver los problemas de forma diferente a la habitual. Por tanto, desaprender puede suponer desterrar años de conocimiento, de esfuerzos aprendizaje. Sin embargo, no implica olvidar todos los conocimientos y experiencias adquiridos, sino por el contrario ampliar el bagaje cultural con aspectos nuevos o renovados, que ahora ostentan mayor importancia o trascendencia para nosotros. Se trata de un filtrado, una reorganización mental.
Sin duda, hablar de desaprender es un concepto tan interesante como controvertido y que merece mayor análisis y en ello, cuestionarnos como ¿Te cuesta deshacerte de viejas creencias? ¿Hay partes de ti mismo que te gustaría cambiar pero se resisten? En ocasiones para poder desarrollar otra forma de ver nuestra vida, es evidente que primero debemos aprender a desaprender.
A lo largo de nuestra vida hemos aprendido muchísimas cosas, tanto en casa como en la escuela. Hemos acumulado información sin filtrarla, sin pararnos a distinguir lo que nos sirve de lo que no nos sirve, lo que nos hace felices de lo que simplemente nos ayuda a sobrevivir. Y llega un momento en que, por las circunstancias que sean, nos encontramos en un punto de inflexión, en un momento de balance de nuestra propia vida en el que nos empezamos a cuestionar ciertos aprendizajes, algunos hábitos y muchas inercias.
Además ¿Cómo es que lo que sabemos ya no nos sirve? Si hasta ahora hemos funcionado de una manera ¿Por qué ponemos en duda nuestra manera de hacer las cosas? El simple hecho de hacernos estas preguntas nos convoca a una mirada interior que, tal vez, hasta el momento no hayamos hecho o para la que todavía no hemos encontrado respuestas. Cuando nos cuestionamos a nivel personal estamos dudando de todo nuestro sistema e incluso de nuestras relaciones. Dejarnos de identificar con lo aprendido, cuestionar su eficacia y preguntarnos qué hay de nosotros mismos en nuestra conducta es el primer paso para integrar nueva información.
Para ello, es necesario desaprender y transferir nuestras ideas hacia cuestiones como que:
- El liderazgo es fundamental para el cambio
- El fracaso es importante si aprendemos de él
- Es necesario moverse con grandes dosis de información
- Es clave tener en cuenta que el éxito no es definitivo
- El esfuerzo es algo permanente para conseguir el éxito
- Las preguntas que hacemos no deben llevar implícito las respuestas
- No preguntar lo que ya sabemos, siendo básico escuchar
- Aprender honestamente preguntando
- Mostrar humildemente lo que no entendemos
- Insertar la comunicación en la concepción de proyectos
Es fundamental tener en cuenta que más importante que aprender algo nuevo, es entender que nuestra forma de ver el mundo es opcional y aprendida. Es muy complicado agregar información en espacios ya ocupados. Antes de escribir nueva información tendremos que despejar la mochila. Y es que “«borrar» un pensamiento requiere más de valentía que de inteligencia”.
Un cambio a nivel profundo, implica comprender el origen de su forma de entender el mundo y, poco a poco poder ir «deshaciendo» estas creencias. A esto lo llamamos aprender a desaprender.
De hecho, este nuevo sistema de creencias que elegimos, algún día también quedará obsoleto, y debemos estar preparados para soltarlo cuando llegue ese momento, agradeciendo todo aquello que nos trajo. Esto es poner nuestro intelecto, nuestra mente y nuestra conciencia a nuestro servicio, y no al revés.
Y es que en tiempos de cambio, quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe.
Algunas de las ventajas de “desaprender” y volver a aprender son:
- “Desaprender” es plantearse de forma crítica lo que hemos aprendido. No quiere decir renunciar a los conocimientos útiles que hayamos ido aprendiendo a lo largo de nuestra vida, sino que se refiere a la necesidad de aplicar el razonamiento lógico a nuestros conocimientos, y a la habilidad de recordar y aplicar aquellos que sigan siendo adecuados a los nuevos tiempos y olvidar y renovar aquellos que se hayan quedado obsoletos.
- Lo aprendido sin aplicación de la crítica nos limita en nuestras posibilidades de futuro; tanto en las personales como en las profesionales.
- Si no somos capaces de “reaprender” y adaptarnos a los nuevos tiempos estamos perdiendo oportunidades. Las nuevas herramientas 2.0 o la utilización de las redes sociales son competencias y habilidades requeridas en las nuevas organizaciones. Negar esta evidencia es negarnos posibilidades de futuro.
- Desaprender y volver a aprender es cultivar la cultura del esfuerzo, es asumir que somos seres con capacidad para replantearnos lo que nos enseñan y para aplicar la innovación en nuestra formación y en nuestro trabajo. Aquellos que no dejan nunca de aprender, aquellos que tienen inquietudes durante toda su vida y no se acomodan, son los valientes, los que abandonan la zona de confort para arriesgarse a nuevas aventuras y nuevos retos profesionales.
- Nada es para siempre.
La formación del siglo XXI exige enseñar a “desaprender”, a mirar con pensamiento crítico lo que nos enseñan, a exigir la individual racionalización de los contenidos; solo de esta forma conseguiremos adaptarnos a los nuevos tiempos, solo de esta forma conseguiremos que los conocimientos se conviertan en una ventaja competitiva para buscar empleo, para conseguirlo y para desarrollar una carrera profesional
La vida es cambio y el cambio es aprendizaje, por tanto la vida es aprendizaje. Cada dificultad a la que nos enfrentamos en nuestro día a día produce una ruptura con la forma en la que habíamos actuado hasta ese mismo instante, y por lo tanto nos exige un nuevo aprendizaje, pero también, y fundamentalmente, un desaprendizaje.
Desaprender lo sabido es hoy lo más importante. Porque desaprender no es un simple borrado en nuestra cabeza. Es dejar atrás una manera de comportarnos que nos ha acompañado a lo largo de toda nuestra vida.
Desaprender nos da miedo y nos resulta difícil porque implica dejar de lado la visión que hemos mantenido a lo largo de toda nuestra vida. Nos puede dar la sensación de que significa renunciar a esos años de esfuerzo continuo. Sin embargo, se trata de hacer una selección de lo que vale y lo que no.
Para conseguir desaprender y lograr un verdadero cambio, es mejor abrir nuestra mente y estar atentos y receptivos a cualquier nueva idea por extraña y/o imposible que nos pueda parecer.
Hay que aprender a desaprenderNo es contradicción, es enmendarse.No todo lo que se ve es realidad,No todo lo que se escucha es la verdad
Comentarios
2 comentarios en “Aprender a desaprender: la difícil asignatura, pendiente de aprobar”
Francisco Javier Perea Rodriguez
30 de marzo de 2019 at 10:25
Buenos días.
En primer lugar me gustaría felicitar al autor de este artículo porque me ha parecido muy interesante, valioso e inspirador. El relato muestra una realidad con la que nos enfrentamos todos los días cuando tratamos de adaptarnos a los distintos contextos y circunstancias que nos toca vivir. Es verdad que la adaptación requiere aprendizaje y éste inexorablemente nos invita al cambio y es ahí donde comienza a ponerse de manifiesto un conflicto entre nuestro esquema de referencia y la exigencia de aprender algo nuevo. Es ahí cuando de autor habla de la necesidad de desaprende para volver a aprender. Quizás sea el momento de preguntarnos el por qué, cuales pueden ser las razones que nos impiden o limitan cambiar. El autor platea el miedo como la causa que nos lleva a resistirnos, que impide consciente o inconscientemente colocarnos en una actitud de cambio. Es aquí donde me gustaría hablar de un miedo que nos remite a perder los anclajes que hasta el momento nos han servido para presentarnos, para enfrentarnos a la realidad en definitiva para ser, aquello que forma parte de nuestra identidad y que nos hace ser únicos y diferentes. Un miedo que alude a la incertidumbre de no saber si sabremos manejarnos igual de bien con las nuevas herramientas, con los nuevos aprendizajes. En definitiva un miedo a perder aquello que tanto tiempo y esfuerzo nos ha costado conseguir, nuestra propia identidad.
Joan Carles March
1 de abril de 2019 at 11:44
Muchísimas gracias por su comentario, por sus palabras y por la reflexión.
Creo que es muy acertada su reflexión sobre el miedo y lo que ello conlleva en la relación, que nos hace perder los anclajes, que va ligado a incertidumbre de hasta qué punto vamos a ser capaces de manejarnos con las nuevas herramientas.
Muchas gracias