Arco presenta en Granada su nuevo disco 'Abril' en formato showcase

Presentará su nuevo trabajo el 30 de mayo en Discos Bora Bora

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Archivo GD
Gabinete
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No existe mayo, ni abril si no se sobrevive antes a las largas noches de enero y los otoños de hojas caídas. La primavera solo llega si se asume la dureza del invierno. Bien lo sabe el músico Arco que en su segundo disco “Abril” (DRO, Warner) nos invita a disfrutar de su particular primavera producida por Tato Latorre. Lo hará en Granada el 30 de mayo en Discos Bora Bora, aunque previamente estará en el Festival Bull Music el 19 de mayo. 

Antonio Arco Puerto dejó su invierno el día en el que, algo aturdido por el inevitable circular de los trenes del destino, se miró al espejo y sonrió a lo grande. Aún no era consciente pero esa sonrisa, franca y cálida, marcaría su nuevo álbum, el más autobiográfico de su sólida carrera.

La acreditan más de dos décadas sobre los escenarios, siete discos con su anterior formación -El Puchero del Hortelano- y desde 2016, los pasos dados en solitario como Arco, destacando así el apellido de su padre amante de la poesía. “UNO” fue la primera luz del nuevo horizonte, “Abril” es el faro a seguir.

Reina la sinceridad en la primavera de un abril que tiene mucho de verano porque en cada tema siempre termina por salir el sol. De otoño pues en los contrastes reside su riqueza, de luna espléndida que refleja sobre el mar las cicatrices.

Junto con Tato Latorre (Antonio Orozco, Marwan, Maldita Nerea) han optado por una instrumentación sin excesos ni artificios, por convertir las guitarras acústicas en el eje central de los nuevos temas. Con los instrumentos de percusión o el piano, atraviesan géneros diversos: rock, raíz, folk, pop o rumba. De este modo, las canciones parecen tener vida propia, acompañarnos por la calle, meterse bien dentro. Temas como 'Todo' representan muy bien esa evolución, cambia la forma pero no el fondo.

La música está, en todo momento, al servicio de la personal voz rasgada del cantautor con sabor a sur, a rock, a fuego y arena. Tenía que ser así dada la implicación emocional de los nuevos mensajes. Suena más natural que nunca, adaptada a la personalidad de cada letra. Canta y se deja las tripas en ese canto, como han hecho a lo largo de los siglos los cantaores. Pone también el corazón en los nuevos versos, como el Federico García Lorca de su Granada natal.

Comparte, sin tapujos, el dolor, pero también el regreso hasta la felicidad. Sucede en El momento, con autocrítica y un mensaje claro: el momento nunca espera. Fuera la furia y apatía. O en el especial trabalenguas, ya marca de la casa Arco, de Causa & Efecto y Libertad, donde asume que nada ocurre por casualidad. No merece la pena vivir con prisas, explica en Correr para morir. Es su religión, once mandamientos vitales compartidos con quien necesite respirarlos.

No hay tarea más baldía que centrarse en lo que fue, dice en otra estrofa de la folk La fianza de tu error. Por eso, persigue tus sueños y si fuera necesario, el músico se ofrece a correr con la cuenta de tu equivocación.

Principios gobernados por el amor, protagonista absoluto del conjunto en sus distintas manifestaciones. Está el primer amor sin prejuicios en La primera. El amor de ese Tú que nos completa: “Y yo volvería, sin miedo, a caer, levantarme y volver a caer, e intentarlo otra vez, yo elegiría siempre volver donde estés tú”. O el de la familia en su personal Abril, sobre la responsabilidad de la paternidad.