La verdadera radicalidad está en la bondad
Leía el domingo pasado en El Pais Semanal, una entrevista a Javier Cámara, el gran actor, en la que decía: "La sociedad no está podrida. La bondad gana por goleada". Y comentaba el actor riojano que cree firmemente en la bondad. Añadía además: "Es complicado encontrar bondad en las pantallas cuando lo cierto es que estamos rodeados de gente buenísima: de abuelos, sanitarios, policías que hacen lo correcto. La bondad gana por goleada a la maldad". Y explica que contar la historia de El Olvido que seremos de Héctor Abad Gómez, un salubrista, que fue ángel en medio del infierno de Medellín, entre sicarios, traficantes y mercenarios, es importante porque habla de que un hombre bueno se coloca su traje y su corbata y sale a arreglar el mundo. Bondad. Y a la bondad, le ponía emoción. Así, el periodista Jesús Ruiz Mantilla le decía que era el campeón de la empatía y él contestaba: "Existen diversas técnicas que nos conducen a la emoción... Es trabajo y trabajo. Las emociones no llegan por ciencia infusa, tienes que esforzarte y para eso te dejas el alma". Y yo diría, igual con la BONDAD.
Y en ello leí la entrevista en El País a Carles Francino y vi a un hombre bueno, un hombre que dice "seré muchas cosas, pero no cabrón". Y añade que con la bola extra hará: ver crecer a mis hijos, ser feliz con ellos. Bondad.
Y en el mismo periódico, Elvira Lindo en su artículo La bondad radical, empieza diciendo: "Da miedo ser bueno". Y añade: "Las Petronas buenas, en contra de lo que la ficción se empeña en hacernos creer, no son fáciles, porque en su afán de justicia colectiva, pueden inadvertir las debilidades de quienes tienen cerca y tal vez no posean la fortaleza ni la valentía de los hombres buenos. El hombre bueno avanza solo, asume el peligro, no suele ser ideológico sino activista, defensor de la educación y la sanidad públicas, de esos pilares que mejoran considerablemente la vida de los vulnerables. La mujer o el hombre buenos a veces arrastran a los suyos en una misión que consideran inaplazable". Y añade: "La bondad no corresponde a los blandos. El bondadoso no presume de sus logros, actúa según sus principios". Bondad.
Y añadía @eri_zu3 en twitter: Una compañera de la residencia me dijo que era muy buena y que me faltaba malicia, yo digo que no, el mundo necesita de buenas personas, de más bondad. Y es que la malicia no lleva a ningún lado. Bondad.
Contaba también Gloria Fuertes en una vieja tertulia televisiva dirigida por Fernando Fernán Gómez que de unos años hacia allá sólo la erotizaba la "gente buena".
La bondad es algo que se puede dar todos los días, a cada hora, a cada momento, y no se agota... La bondad cuida de nuestro cerebro.
10 Consejos para practicar la bondad son:
1. Planteárselo como meta cada día, te hace ser bondadoso con otra persona. Pensar cada mañana en un cumplido que podamos hacer a alguien.
2. Ser amable. Sonreir. Ser considerado/a.
3. Ayudar a los demás. Ser generoso/a.
4. Practicar la empatía.
6. 6. Tratar de imaginar cómo quieren ser tratados, y hacerlo así.
7. Escuchar a los demás.
8. No juzgar. Ser honesto/a y justo/a.
9. No criticar.
10. Practicar la compasión.
11. Ser el cambio. Sembrar, sembrar y sembrar, sin esperar a la cosecha.
En la arquitectura afectiva es importante colocar la bondad como CONTRAPUNTO a otras palabras como:
1. La crueldad
2. La maldad
3. La perversidad
4. La malicia
5. El Prejuicio
6. La Indiferencia
7. El Individualismo
8. El Autoritarismo
9. El Egoísmo
10. La violencia
11. El Desprecio
La bondad nos hace más felices. Ocho de cada diez ciudadanos cree que la gente más bondadosa es más feliz. Preocuparnos por los demás, hace que dejemos de lado nuestro ego, para observar la realidad de forma más coherente y por tanto, aumentar nuestra felicidad. Y es que los actos bondadosos son la clave para una felicidad duradera, siendo bueno para los demás y muy bueno para uno mismo.
La bondad es justo lo contrario a estos sentimientos que requieren del sufrimiento para poder ser. La bondad liga con palabras como:
1. Afabilidad
2. Ternura
3. Cuidado
4. Atención
5. Conectividad
6. Empatía
7. Compasión
8. Fraternidad
9. Solidaridad
10. Generosidad
11. Amor
12. Unión
13. Felicidad... todos ellos sentimientos predispuestos a incorporar a la otra persona.
La bondad se puede entrenar. Al igual que la bondad, la amabilidad y la ternura se pueden entrenar a cualquier edad y que los estudios nos dicen que estimulando la ternura en niños y adolescentes mejoran sus resultados académicos, su bienestar emocional y su salud.
Sabemos que la bondad se contagia y también que la bondad genera bondad.