Corpus y otras tradiciones

Por encima de todos los actos y de nuestra semana grande, hay uno especialmente atractivo, simbólico e importante: la salida de La Custodia

Procesión Corpus Granada 2022
Procesión del Corpus Christi a su paso por la Plaza de las Pasiegas, frente a la Catedral | Foto: J. C. U.
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Hecho está. Consumada ya y finiquitada la semana de fiestas más importante de Granada. Hablamos, como pueden ustedes imaginarse por el título de este artículo, de las fiestas del Corpus Christi. El jueves, como día principal y de mayor apogeo, lució más que ninguno, procesionando La Custodia por las calles de la ciudad.

Ha sido un Corpus intenso, peculiar, diferente en lo que a mí concierne. Lo cierto es que me tengo que remontar muchos años atrás, casi a mi juventud, para poder recordar tantas vivencias y disfrute en estos días grandes de Granada. Se podría decir que casi los he exprimido al máximo, algo que, sin tener el don de la ubicuidad, ya es mucho.

Conciertos de la banda municipal en la Plaza del Carmen, también el de final de fiestas frente al Palacio de Congresos, castillo de fuegos artificiales en la noche de su clausura y, entre medias, subida al ferial y disfrute del ambiente casetero picando algo aquí y allá.

La Tarasca, procesionando por el centro de Granada, también fue gozada y bailada por mi parte en plena calle como si no hubiera un mañana.

El jueves, corrida de toros (discúlpenme los que no les gusten o estén en contra). Momentos antes, y en la puerta de la Monumental del Frascuelo, me encontré con Marifrán Carazo, consejera de Fomento de la Junta de Andalucía. Hacía acto de campaña electoral con sus compañeros y compañeras del Distrito Beiro. Estuve departiendo con ella algunos minutos, de manera informal, sobre un asunto que compete a su consejería y al Ayuntamiento de Armilla y sobre el cual algún día les pondré a ustedes al corriente. También saludé a Antonio Granados, delegado territorial de Fomento de la Junta en Granada, ya nos conocemos de tiempo ha. No era momento ni lugar de ahondar en temas que requieren más tiempo y templanza, estábamos de fiestas y hasta en las batallas se hacen pausas en fechas señaladas.

Pero, por encima de todos esos actos y acontecimientos, hay uno especialmente atractivo, simbólico e importante: la Procesión del Corpus.

Todavía no eran las 11 de la mañana del jueves cuando me presenté en la Plaza de las Pasiegas, frente a la entrada principal de la Catedral. Esperaba a verla salir. Hacía un sol de justicia que, además, iba aderezado con una temperatura muy alta, combinación ideal para golpes de calor y similares.

La plaza atestada de medios de comunicación transmitiendo en directo. Reporteros y reporteras entrevistando a los que andábamos por allí. Multitud de granadinos y foráneos, unos ataviados con sus mejores galas y otros pensando más en el calor, con ropa más cómoda e informal.  Allí estuve desde el principio hasta el final. Bastante más de una hora que dio mucho de sí.

Mientras observaba con detenimiento toda la procesión, con el obispo emérito de Almería, que sustituía en sus funciones al Arzobispo de Granada por su reciente operación de espalda, me vino a la cabeza un pensamiento.

Me llamó mucho la atención que una tradición como es la de la Procesión del Corpus pueda atraer a miles de personas a las puertas de la Catedral y a lo largo de su recorrido. Y lo hizo, sobre todo, porque es un acto religioso.

Vivimos en una sociedad en la que se mezcla la religiosidad y el folclore en tradiciones como la que nos ocupa.

¿Y cómo discernir hasta donde llega la una y dónde comienza el otro?

Con independencia de la fe religiosa de los allí presentes, hay que reconocer que se trata de unos acontecimientos que irrumpen en la vida social y vienen a trastocar la monotonía de la vida ciudadana. Durante esos días muchos de nuestros hábitos, costumbres y formas de vida giran en torno a estos actos multitudinarios.

Semana Santa, la Noche de San Juan (rito pagano usado en la celebración del solsticio de verano que terminó con connotaciones religiosas), la Romería del Rocío y tantas otras a lo largo de la geografía española, Navidad, etc., son claros ejemplos de este tipo de tradiciones.

La religiosidad popular carece a menudo de contenidos estrictamente dogmáticos; de ahí que, a veces, se puedan crear ciertas tensiones con la religión oficial. Es más bien un tipo de religiosidad pragmática, ligada a situaciones o acontecimientos concretos.

Aun así, y a pesar de la tendencia a 'folclorizar' ese tipo de tradiciones religiosas, es imprescindible que no se pierdan.

La 'folclorización' es, por otro lado, inevitable, y yo diría que hasta necesaria, en su justa medida.

La falta de fe, el consumismo, la misma ausencia de valores en una sociedad con déficit de visión para mirar más allá de las pantallas de sus móviles, hacen que estas costumbres sean absolutamente esenciales para preservar palpitante el hilo de nuestro pasado, de nuestra cultura, para mantener viva nuestra propia esencia.

A medida que avanzaba la Procesión del Corpus, y dentro del cortejo, observé que en él desfilaban jóvenes que parecían seminaristas. En un momento de pausa, me acerqué a uno de ellos para preguntarle y confirmarlo. Con la crisis de vocaciones que hay actualmente, me sorprendía el gran número que acompañaban al séquito procesional. Me corroboró lo que yo pensaba, que la mayoría lo eran.

Cierto es que la mayor parte de ellos eran de países hermanos de América del Sur o incluso de África y Asia. Eran fácilmente reconocibles por el color de su piel o por sus rasgos faciales.

En ese momento me pregunté cuál sería el futuro de esta tradición o de tantas otras de corte religioso.

En mi fuero interno deseo y quiero pensar que nunca desaparecerán. Pero dicho esto, tampoco me cabe ninguna duda que en un proceso muy lento, eso sí, tendrán que adaptarse a los cambios sociales y de pensamiento, a la evolución de una sociedad que hoy por hoy tiende a alejarse de lo que se podría entender como una religión de dogmas.

Las creencias religiosas, el folclore, las tradiciones, la falta de fe y la cada día mayor crisis de vocaciones que trae consigo, van a tener que ‘sentarse’ a negociar la manera de que todos los que disfrutamos con estos actos, creyentes y no creyentes, sigamos haciéndolo. Y lo más importante, que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, las generaciones futuras, lo hagan con el mismo fervor, ilusión, participación y magnetismo con el que se hace ahora.

Mientras tanto, miremos al futuro con ilusión, vivamos el presente con alegría y cuidemos el pasado con mimo.

Feliz entrada del verano les deseo desde esta su columna.







Comentarios

6 comentarios en “Corpus y otras tradiciones

  1. Como siempre impecable artículo, casi he sentido las emociones que has vivido este Corpus.... Jajajajaja
    Deseando volver a leer el próximo, no nos tardes....!!

  2. El ser humano aunque queramos disimularlo!... nos mueve a través de la cultura de nuestra tierra... las tradiciones!!... ya sea la gastronomía, la religión e incluso los toros!!!!.... y que no acabe jamás...... todos estos gestos casi siempre son celebrados con la familia!!.... Que es lazo de unión más fuerte que tiene el ser humano!!
    🤗🤗🥰🥰

  3. Totalmente de acuerdo con su comentario. Un saludo.

  4. Sr. URIBE : Si el lector se divierte leyendo un artículo o crónica es porque el autor ( en este caso Vd. ) también se ha divertido o se ha emocionado escribiéndola así que...siga deleitándonos cada X días y si fuese mas a menudo mejor.
    Un saludo y FELIZ VERANEO .

    • Muchísimas gracias D. Luis Miguel por sus ánimos y palabras. Me gustaría poder ofrecerles mis artículos con más asiduidad pero otras obligaciones me impiden hacerlo.
      Aun así pienso que si le emocionan o divierten, cada 15 días los cogerá con más gana. Feliz Veraneo a Vd. también y muchas gracias por leerme y por ese comentario tan amable.