Inteligencia Artificial
Un conocido me preguntó si mis artículos los escribía yo o la IA y lo degradé a 'ex amigo'. ¿Qué creen ustedes? Seguiremos siendo amigos
"¡Estoy horrorizado! No sé si el mundo está lleno de hombres inteligentes que lo disimulan o de imbéciles que no se recatan de serlo".
"Muchos hombres que tienen la expresión inteligente defraudan después si no dan todo lo que aparentaban con ella. En este sentido, es una ventaja parecer tonto".
"A veces pienso que la prueba más fehaciente de que existe vida inteligente en el universo es que nadie ha intentado contactar con nosotros".
"El reparto más equitativo que existe es el de la inteligencia: todo el mundo cree tener suficiente".
Cuánto se ha escrito y opinado sobre la inteligencia humana desde que el mundo es mundo y nuestros cerebros pasaron de lo primitivo y reptiliano a discernir, pensar y razonar. Todas estas citas con las que comienzo la columna de hoy están expresadas por mentes prodigiosas y preclaras al respecto.
Y estando el ser humano tan tranquilo y a gustico con sus dimes y diretes, con sus idas y venidas y pensamientos sobre la inteligencia humana, de pronto, nos encontramos con que ahora nos ha salido competencia. La inteligencia artificial.
¿No se podían haber estado quietecitos los ingenieros, matemáticos, desarrolladores informáticos y demás profesionales de disciplinas relacionadas con dicha materia y no correr tanto? Porque esto va a una velocidad endiablada y nos supera por momentos.
La inteligencia artificial (IA) es un campo en constante evolución que ha experimentado avances significativos en los últimos años. ¿Tiene usted quizás el término un poco confuso cuando hablamos de Inteligencia Artificial? Yo le explico por encima.
Cuando aludimos a la IA nos estamos refiriendo a la capacidad de las máquinas para simular ciertas capacidades humanas, como el aprendizaje, la resolución de problemas y la toma de decisiones. Estas capacidades permiten a las máquinas realizar tareas complejas de manera eficiente y precisa, lo que ha llevado a su creciente aplicación en una amplia gama de industrias y sectores.
Una de las áreas en las que la IA ha demostrado un gran potencial es en el aprendizaje automático, también conocido en inglés con el término machine learning. El aprendizaje automático se basa en algoritmos (conjunto ordenado de pasos concretos y cálculos para hallar la solución de un problema) que posibilitan a las máquinas aprender de los datos y mejorar su rendimiento a medida que van recibiendo más información. Esto ha dado lugar a avances en campos como el reconocimiento de voz, la visión por computadora y la traducción automática.
Sí, porque el hecho de poder marcar un número de teléfono desde nuestro vehículo o cambiar de canal de televisión solamente con darle una orden hablada, es también inteligencia artificial. Sin darnos cuenta la tenemos ya en casi todos los órdenes de nuestra cotidianidad.
Otro ejemplo concreto de la aplicación exitosa del aprendizaje automático es el reconocimiento facial. Gracias a los avances en la IA, ahora es posible que las máquinas identifiquen y reconozcan rostros en imágenes y videos con una precisión sorprendente. ¿Les suena el reconocimiento facial en su propio móvil como medida de seguridad?
La IA también ha encontrado aplicaciones en el campo de la medicina. Los algoritmos de IA pueden analizar grandes cantidades de datos médicos, como historiales clínicos, imágenes de diagnóstico y resultados de pruebas, para ayudar a los médicos a realizar diagnósticos más precisos y desarrollar planes de tratamiento personalizados. Además, la IA ha demostrado su eficacia en la detección temprana de enfermedades como el cáncer, lo que puede aumentar las tasas de supervivencia y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Y todo eso está muy bien. Sin embargo, el avance de la IA también plantea preocupaciones y desafíos que deben abordarse de manera cuidadosa y responsable. Uno de los principales debates en torno a la IA es el impacto que puede tener en el empleo. A medida que las máquinas se vuelven más capaces de realizar tareas que antes requerían la intervención humana, es posible que se produzcan cambios significativos en el mercado laboral. Es importante encontrar un equilibrio entre la automatización y la preservación de empleos que requieren habilidades humanas únicas, como la creatividad y la empatía.
La desigualdad económica también puede aumentar si la automatización beneficia principalmente a unos pocos sectores y grupos de la sociedad, dejando atrás a otros.
Igualmente, quizás la poca transparencia en este campo pueda generar preocupaciones éticas y legales. De hecho, la falta o adaptación de una regulación legislativa al respecto es, de momento, un riesgo asociado con la IA.
A medida que la tecnología avanza rápidamente, es posible que las leyes y regulaciones no se actualicen lo suficientemente rápido como para abordar adecuadamente los desafíos planteados por la IA. Esto puede dejar lagunas en la protección de los derechos y la seguridad de las personas.
En conclusión, si bien la inteligencia artificial tiene el potencial de ofrecer muchos beneficios, también presenta una serie de riesgos y desafíos. Desde el impacto en el empleo hasta la falta de transparencia, la seguridad y la privacidad. Es crucial abordar estos riesgos de manera responsable. Se necesitan medidas y regulaciones adecuadas para garantizar que la IA se utilice de manera ética, justa y segura, y que, por ende, beneficie a la sociedad en su conjunto.
Hace unos días un conocido me preguntaba si mis artículos los escribo yo o lo hace alguna herramienta de IA diseñada para realizar tareas relacionas con el lenguaje natural como escritos, respuestas automáticas, etcétera.
Como ustedes comprenderán le fueron retirados por mi parte y al instante el saludo y la confianza a mi 'ex amigo'. Imperdonable y dañino comentario además de insolente a estas alturas. Les ruego comprendan mi decisión.
"¡Por favor –le dije– cómo puedes ni siquiera pensar una cosa así! ¡Excomulgado como amigo! ¡Degradado a simple conocido!".
Luego pensé en una cita de Sir Francis Bacon, filósofo y estadista británico del siglo XVI y padre del empirismo, que decía: "No hay cosa que haga más daño a una nación como el que la gente astuta pase por inteligente". Sí, sí que la hay. Las preguntas y dudas hirientes y punzantes de alguien que decía ser tu amigo.
Por cierto, ¿creen ustedes que este artículo lo ha escrito la IA o un servidor?
Ahí les dejo la pregunta. Y no se tomen en serio lo que les he contado sobre la ruptura con mi amigo por dicho motivo, seguimos siéndolo.
Comentarios
Un comentario en “Inteligencia Artificial”
Javier Castejón
25 de septiembre de 2023 at 16:27
La inteligencia "natural" del autor del artículo de opinión "Inteligencia artificial" ha puesto en dedo en la llaga acerca de los beneficios y riesgos de esta tecnología que nos ha llegado de sopetón, asombrándonos con sus posibilidades y riesgos.
En el caso concreto de la Medicina (el que suscribe es médico y el tema se menciona en el artículo), es evidente que más pronto que tarde, este tipo de inteligencia (el "artificial") acabará llevándose por delante varias especialidades, sobre todo las no relacionadas directamente con el enfermo, pero sí con la lectura de datos, como son Radiología, Anatomía patológica, Análisis clínicos, Medicina Nuclear y un sinfín de otras que sustituirán los facultativos por máquinas. Lo demás, en Medicina y fuera de ella, vendrá después. Y la incertidumbre nos mantendrá en suspenso mientras no reaccionamos como especie.
Este es el futuro inmediato.
Solo me resta felicitar al autor por tan preclaro análisis y cruzar los dedos para que nada de esto suceda.