Así que pasen dos años
Ahora sí, PP y Ciudadanos se han puesto de acuerdo en el reparto de responsabilidades y el gobierno municipal echa a andar. Para facilitar el acuerdo, a Luis Salvador, alcalde, le ha venido Dios a ver en forma de renuncia de Vox a entrar en el equipo de mando, consecuencia de las tensiones que se mantienen abiertas en Madrid -dónde, si no- que han traído una derivada al resto de ayuntamientos que se encuentran en el mismo caso de Granada. Vox, así, no hace valer la negociación previa a la investidura de alcalde y evita al regidor de Cs el engorroso trámite de integrar en su gobierno a la ultraderecha.
Largo es el camino que aguarda y por sus esquinas acechan un buen número de dificultades, entre ellas la incógnita ante las actitudes futuras de los ediles de Vox, partido antojadizo y con cierta tendencia a envidar aunque en el momento decisivo adopta una postura pasiva que en la práctica no interfiere en el resultado final de cada caso cuando afecta a la tri-derecha en el poder. Por ejemplo, en este episodio de ahora, la formación del gobierno local que preside Salvador.
Por lo pronto, MIralles ha saludado el reparto de gobierno como el 'pacto de Cantarriján', por el 'nudismo' practicado por las dos formaciones. Y anticipa esa derivada que incluye la Diputación de Málaga´en el trapicheo, cuestión que estamos a punto de confirmar pese al empeño de algunos en desmentirla. Por lo demás, sorprende ese 'derroche' en las tenencias de alcaldía, que no se justifica y, por extensión, me lleva a preguntarme: ¿qué han hecho los otros cuatro concejales para no tener tenencia?
De momento, PP y Ciudadanos han aparcado la espinosa cuestión de la alternancia en la alcaldía. Conciliar las dos versiones que sobre este punto ofrecen Luis Salvador y Sebastián Pérez es tarea imposible: ambos siguen empeñados en sus respectivas posiciones, cuatro años según uno, solo dos según el otro. Pero, al igual que en el pleno de constitución, han guardado las espadas provisionalmente para superar el trance de la falta de gobierno local. Una buena noticia, sin duda. El reparto de delegaciones y responsabilidades era una conveniencia mutua, sí. Pero también una necesidad. El mandato 2019-2023 echa a andar. Por sus obras los juzgaremos.
Pero aunque hayan aparcado tan espinosa cuestión, eso no significa que la alternancia no vaya a aflorar en cuantas comparecencias y plenos se vayan produciendo en estos dos años de la cuenta atrás, como una cuestión latente que gravitará con mayor virulencia cuando el Ayuntamiento enfoque el año 2021, una cuenta atrás que aunque realmente empieza ahora acelerará los pulsos políticos municipales a medida que se acerque el 26 de mayo de entonces, esto es así que pasen dos años, cuando el futuro los alcance.
No es cuestión de hacer vaticinios apocalípticos. Pérez y Salvador se han dado tiempo, bajo la atenta vigilancia de Miralles. Es difícil que el portavoz de Vox esté dispuesto a levantar antes de esa fecha el ‘séptimo sello’ municipal, porque esa moción de censura con la que amaga de vez en cuando necesitaría de un detonante que hoy por hoy no existe y de tan gran envergadura que fuese capaz de devolver al PSOE a la planta noble del Ayuntamiento. Puede que asistamos a algún sobresalto verbal promovido desde el ala (extrema) derecha de la Plaza del Carmen, pero no pasarán de eso, de sobresaltos, de atraer la atención, de recordar a este matrimonio PP-Cs de conveniencia el incómodo apoyo que dio la alcaldía a Salvador.
Más problemático veo yo ese plazo a dos años vista, cuando el calendario viaje acelerado al ecuador del mandato. Dependerá entonces del trance por el que atraviese la política nacional, cuestión de difícil pronóstico cuando a día de hoy vivimos sin siquiera haber disipado la posibilidad de repetir elecciones en noviembre. Pero con las cartas que ahora tenemos y por lo que respecta al Ayuntamiento, la verdad no me imagino al PP granadino, en general, y a Sebastián Pérez, en particular transigiendo con este statu quo que ahora se ha asentado en la Plaza del Carmen sin hacer valer un acuerdo de alternancia de cuya existencia ha dado fe Vox.
A la espera de ese día, deseemos una vez más suerte y acierto a los concejales en las respectivas responsabilidades que ahora asumen. No hago juicios preventivos sobre un acuerdo de gobierno que, aun con la opinión libre que cada cual pueda tener, es legítimo. El tiempo, Granada y los granadinos juzgarán su gestión.