Ayudas europeas para los que ya tienen

Banco Europeo
Imagen ilustrativa
Pedro Vaquero del Pozo @pvaqdp
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Una de las consecuencias más importantes de lo que interesadamente se ha dado en llamar “crisis económica” del 2008 es el beneficio obtenido por la gran banca europea en detrimento de los intereses populares. Los grandes bancos han aprovechado la ocasión de una crisis del modelo neoliberal implementado en el capitalismo desde los años 70, para llevar a cabo los planes de absorción de la pequeña banca, de las cajas de ahorro (que en España han desaparecido por completo), y el gran objetivo de poner el BCE al servicio directo de sus intereses.

El mecanismo es doble: a) las entidades bancarias fueron rescatadas con dinero público, de forma que el Estado español solicitó al BCE en 2012 el rescate del sistema bancario español en crisis, y éste recibió con la titularidad deudora del Estado (recuerden que Hacienda somos todos) unos 60.000 millones de euros, a cambio de suscribir un Memorándum por el que España se comprometía a recortar su gasto social y emprender reformas estructurales impopulares tales como la reforma laboral que acababa con el poder sindical de la negociación colectiva y la estabilidad en el empleo, entre otras cosas; b) el BCE tiene prohibido dar dinero a los estados si no es a través de los bancos, por lo que cuando el Estado requiere del BCE la compra de bonos para financiar su gasto público a corto o medio plazo, tiene que hacerlo endeudándose con los bancos a un interés del 4 al 7 por ciento; como quiera que el BCE ha reducido a cero el interés con que cobra el crédito a los bancos, estos obtienen pingües beneficios de cada operación financiera que realiza el Estado (desde el 0% hasta el 7%, por ejemplo), y sin el menor riesgo empresarial posible, pues es en definitiva el Estado el que se endeuda.

He aquí un instrumento público como el BCE puesto al servicio de los intereses de la banca privada. ¡Y tienen la desfachatez de acusar al gasto público y las políticas sociales que el Estado realiza de las deudas que contrae!

Desde el 9 de marzo de 2015 el BCE ha comprado 60.000 millones de euros mensuales de deuda pública (en manos de las entidades financieras). Y en abril de 2016 se ha ampliado a 80.000 millones. Total: hasta 1,74 billones de euros hasta marzo de 2017.

Y para acabar de rematar la faena, el pasado 8 de junio el BCE comenzó a adquirir bonos de empresas privadas que hayan emitido o estén por emitir bonos con un rating superior al bono basura respaldado por una agencia de calificación y cuyo vencimiento oscile entre los 6 meses y los 31 años. Este programa de ayudas financieras es solo para grandes empresas. Las pymes no se financian a través de bonos sino a través de créditos y, de querer hacerlo, no tienen un rating respaldado por una agencia de calificación.

Hasta la fecha este programa del BCE ha realizado 440 compras de bonos de empresas europeas por valor de 10.427 millones de euros de las que el 29% de las compras han sido de empresas alemanas, el 21% de empresas francesas, un 13% italianas y un 9% españolas. Y de estas, 470 millones (la mitad) los han recibido sólo tres empresas: Telefónica, Iberdrola y Repsol. No acabará la fiesta, pues se prevé que el monto final de la compra del BCE de bonos de empresas españolas será de unos 57.000 millones (209.000 las francesas, 122.000 las alemanas y 70.000 las italianas).

De nuevo un suculento rescate para los de siempre. ¿Y para cuándo el rescate de las ayudas a pymes, autónomos, familias y el interés general?

Mientras, la Comisión Europea (el gobierno europeo) le está exigiendo a España unos recortes de 10.000 millones hasta 2017. Pero ¿cómo podrán pagar los contribuyentes españoles si se les recorta la capacidad de crecimiento económico? ¿Cómo habrá crecimiento si todas ayudas van a las grandes empresas y los bancos, como hemos visto?

El crecimiento económico en España depende de las inversiones y beneficios de las pymes, del consumo de los hogares, del impulso presupuestario que el dinero público sea capaz de implementar en el seno de su tejido productivo. Pero la voracidad de las grandes corporaciones y las nefastas políticas europeas nos recortan las alas de nuevo.

¿Hasta cuándo? Urge un cambio de rumbo en la Unión Europea. Sin un gobierno alternativo en España, ese cambio no se producirá o al menos no afectará a la errática economía española.