Barón Rojo vuela por última vez sobre Granada

La considerada mejor banda de la historia del heavy nacional se despide de los escenarios con una gira llena de nostalgia para los ochenteros

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La banda Barón Rojo se despide los escenarios | Foto: Web de Barón Rojo
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Tras cuarenta años desde su formación, Barón Rojo, el grupo de heavy rock más importante de la historia de este país, deja de volar y dice adiós a los escenarios. En Granada lo hace este viernes, 7 de febrero, en la sala Industrial Copera, con su gira de despedida ‘El último vuelo’. Allí estarán las guitarras de los hermanos De Castro, Armando y Carlos, miembros de la banda original, junto a José Luis Morán (bajo) y Rafa Díaz (batería), para sonar por última vez en una ciudad en la que han estado en multitud de ocasiones a lo largo de estas cuatro décadas.

La primera vez, un 15 de junio de 1981, durante las fiestas del Corpus, en el Paseo de los Tristes, entonces un mítico escenario para la música. Fue en un concierto de rock en el que Miguel Ríos no pudo estar por encontrarse enfermo y en el que se reunieron tres bandas. Una de ellas Al-Dar, un grupo formado entonces por cinco estudiantes granadinos -los hermanos García Lapido, Cayetano Aníbal, Juan Manuel Leyva y José Román- de efímera existencia. El segundo grupo, Leño, con Rosendo Mercado en la guitarra, Toni Urbano en el bajo y Ramiro Penas en la batería. Y el tercero, Barón Rojo, con su mítica formación original, los hermanos De Castro, junto a José Luis Campuzano ‘Sherpa’ (bajo) y Hermes Calabria (batería). Las entradas costaban entre 225 y 325 pesetas y aquel día hubo un espectacular lleno para escuchar a dos de las grandes bandas del momento, líderes en España del heavy metal (Barón) y del rock urbano (Leño).

El éxito de los barones llegaba cimentado por su LP ‘Larga vida al rock and roll’, donde temas como el que daba el nombre al disco, ‘Con bota sucias’, ‘Anda suelto Satanás’ (adaptación rockera de la canción de Luis Eduardo Aute) o el propio ‘Barón rojo’ -que les servía de presentación- pronto los colocaron entre los grupos favoritos de una nueva y radical ola musical nacida de la libertad de la Transición. Y a los pies de La Alhambra lo dieron todo en un escenario único. Contaba Sherpa que, tumbado junto a Rosendo mirando el monumento nazarí, éste le dijo: “Fíjate bien donde estás, pues no vas a tocar en un sitio más guapo en tu puta vida”.

Al año siguiente, Barón Rojo volvió en Corpus a Granada para presentar en Almanjáyar, ante más de 11.000 personas, su ‘Volumen brutal’, un potente trabajo grabado en los estudios Kigsway de Londres, propiedad del cantante de Deep Purple Ian Gillan, y que les situó en la cresta europea, especialmente por un tema que llegó a ser número 1 en España: ‘Los rockeros van al infierno’. Junto a esta canción, quizás la más conocida del gran público, tocaban ‘Resistiré’, ‘Hermano del rock and roll’ y el excelente ‘Concierto para ellos’, en el que citaban a bandas como AC/DC, Whitesnake o Rainbow, y cuya letra homenajeaba a rockeros ya fallecidos: “En cada concierto de rock and roll, las campanas doblan por Bon Scott; por Janis, Lennon, Allman, Hendrix, Bolan, Bonham, Brian y Moon”.

Recordaban así, en un himno del rock para las posteridad, al vocal de AC/DC Bon Scott (intoxicación etílica); a la excepcional Janis Joplin (sobredosis de heroína); al ‘beatles’ John Lennon (asesinado); al fundador de The Allman Brothers Band, el guitarrista Duane Allman (accidente de tráfico); al genial Jimi Hendrix (intoxicación de barbitúricos); al líder de T. Rex, el cantante Marc Bolan (accidente de tráfico); al batería de Led Zeppelin John Bonham ‘Bonzo’ (exceso de alcohol y de todo tipo de sustancias); a uno de los fundadores de los Rolling Stones, el músico y compositor Brian Jones (ahogado tras sufrir un ataque de asma); y al batería de The Who Keith Moon (ingestión de una cantidad elevada de un fármaco hipnótico y sedante).

En 1983, Barón Rojo publicó su tercer trabajo, Metalmorfosis, de menor nivel quizás que el anterior, donde habían tocado techo, pero con muy buenos temas como ‘Casi me mato’, ‘Rockero indomable’, ‘Tierra de vándalos’, ‘El malo’ o, especialmente, su mejor balada, ‘Siempre estás allí’. Se dice que las grandes bandas de rock suelen tocar las mejores baladas y, en este caso, los barones estuvieron a la altura. Lo presentaron en verano en Granada y en Motril, donde llenaron el Escribano Casilla.

Tras su excelente disco en directo ‘Al rojo vivo’, grabado durante dos días de concierto en el Palacio de los Deportes de Madrid en 1984 y con un sonido espectacular, en 1985 volvieron al estudio a grabar ‘En un lugar de la marcha’, del que nació su excepcional ‘Hijos de Caín’, quizás su último gran tema juntos. Otro directo más y tres trabajos con poco recorrido en los tres años siguientes –‘Tierra de nadie’, ‘No va más’ y ‘Obstinato’- acabaron por agotar definitivamente el grupo, que se partió por la mitad. Los dos hermanos siguieron adelante con el nombre de Barón Rojo, y Sherpa y Hermes decidieron ir por su cuenta.

Jamás volvió a ser el gran grupo que fue. A lo largo de los años hasta catorce músicos llegaron a estar en diferentes etapas con los De Castro hasta alcanzar la banda actual, la que se despide. Y siempre pasaron por Granada en diferentes escenarios. Pero ya nunca fue igual y, pese a reunirse de nuevo hace diez años, las desavenencias entre ellos hicieron imposible el éxito.

Ahora, tras cuarenta años de resistir, para Barón Rojo -amo de las nubes y señor del viento- llega el final, cesa el clamor y la magia se desvanece. Volarán en Granada para hacer sonar por última vez sus guitarras a volumen brutal. Y, después, quien sabe, si acabarán o no en el infierno. Larga vida al rock and roll, barones.

Concierto de Barón Rojo | Foto: Lucas Alg