Los barrios de Granada hablan: San Ildefonso
Los problemas de limpieza y las pintadas en fachadas y monumentos centran las quejas de este barrio donde los vecinos deben combatir por su cuenta estas situaciones
Supervivencia por cuenta propia. En las últimas semanas e incluso meses, han sido muchas las noticias que han rodeado al barrio de San Ildefonso. Parquímetros destrozados, vandalismo, pintadas, okupas... un sinfín de circunstancias que acaban colmando la paciencia de unos vecinos que se las ingenian como pueden para mantener con la mejor imagen posible su barrio, su hogar.
La limpieza, los grafitis y los perros son los tres flancos de la guerra que, día tras día, libran los residentes de esta zona tan conocida y transitada de Granada. Su particular "caballo de batalla" comienza en las calles. Angélica Domínguez, presidenta de la asociación de vecinos, apunta que "afortunadamente el tiempo está haciendo parte del trabajo que se debería hacer aquí, pero la situación en verano era insostenible. El olor de los orines era insoportable, se metía hasta en las casas".
Existen numerosas ordenanzas municipales y normativas que obligan a los dueños de los perros a limpiar los excrementos que sus animales dejan en las calles. 'El marrón más caro del mundo'. Así reza la última campaña del Ayuntamiento de Granada para concienciar a la población sobre el problema que suponen las defecaciones de sus canes, sin embargo, de poco o nada está sirviendo esta iniciativa, al menos en el barrio de San Ildefonso.
"Sabemos que no hay suficientes medios policiales como para cubrir todos los barrios a todas horas, pero la única forma de remediar esta situación de insalubridad es multar". Angélica aboga por una vigilancia más exhaustiva en las zonas donde más animales se concentran para así acabar con este maloliente problema. "Los vecinos lo único que pedimos es que se controle todo lo que se pueda. A Plaza Bib-Rambla no hace falta ir, pero sí a otras zonas como la Plaza de Toros o la Placeta de la Cruz en nuestro barrio. Nosotros hemos llegado a contar hasta 16 perros sueltos en esa plaza y ya hemos lamentado algún que otro problema. Hace unas semanas un vecino fue atacado por un perro que andaba suelto por la calle y acabó en el hospital".
Entre las normativas para combatir la suciedad que dejan los animales, se instauró la obligación de llevar una botella de agua que se usaría para limpiar el orín. Ante la inexistente práctica por parte de la ciudadanía, los vecinos de este barrio, en concreto los de las calles Agua, Olmillo, Parra y Nueva Cartuja, zonas de difícil acceso y donde, por lo tanto, hay poca frecuencia de limpieza, decidieron poner en las puertas de sus viviendas varias botellas de agua. Junto a ellas un cartel muy claro: "Si tu perro se hace pipí, por favor, úsame". La iniciativa a penas duró dos meses. "Ahora solo quedan un par de botellas. La gente las ha tirado, las patea, los carteles se han perdido... solo queremos mantener nuestro barrio limpio y no ha servido para nada".
Un barrio ensuciado por los grafitis
“Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada, como la pena de ser, ciego en Granada”. Estas palabras que tan a la perfección resumen la belleza de la ciudad, a veces deberían ser reales. En ocasiones se debería ser ciego para no ver cómo el vandalismo destroza el patrimonio cultural de una ciudad que tiene como principal referencia la Alhambra. Los grafitis o pintadas ocupan cada vez más fachadas, ensuciando y desvalorizando la belleza de las calles. Hace no tantos años, los granadinos empleaban todos sus esfuerzos para engalanar los exteriores de sus viviendas, sobre todo en barrios como San Ildefonso o el Realejo, zonas por las que pasear era todo un lujo dada su inconfundible belleza. Ahora, los vecinos solo pueden pensar en limpiar lo antes posible las pintadas que sufren en sus paredes o cocheras día sí y día también.
"No entendemos como una ciudad como Granada, tan cultural y que quiere seguir avanzando y ser un referente, no toma cartas en el asunto, en especial por el aspecto estético y el deterioro de algunos barrios. Monumento como el Arco de Elvira, el Hospital Real y la parte exterior del Monasterio de la Cartuja sufren continuas pintadas. En el momento que aparece un grafiti y no se quita, aparecen veinte más".
Un problema, una solución propia más. Al igual que con los orines de los perros, los vecinos de San Ildefonso buscan cualquier salida para proteger su hogar. Para luchar contra las pintadas, los habitantes de este barrio han organizado una iniciativa que también incluye a los más pequeños. "Hemos iniciado un proyecto en la Plaza Santomera donde, con la colaboración de los niños del cole, vamos a empezar el enlucimiento del barrio con la pintada de un primer muro en el parque infantil. Una vez los pequeños hayan aportado su granito de arena, vendrán mayores cualificados que acabarán el mural. Lo que queremos es que los niños tengan esa conciencia de que su barrio es una extensión más de su casa y hay que cuidarlo".