Bere Casillas, sastre granadino: "Vestir a Felipe VI es uno de mis sueños"

En septiembre de 1983 todo cambió en la vida de este granadino y actualmente su firma viste a las personas más reconocidas del país

Male Fashion Designer Sketching
Bere Casillas trabaja en una nueva prenda | Foto: Remitida
Celia Pereira
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Todo empezó en un pequeño taller ubicado en el Zaidín, concretamente enfrente de las antiguas cocheras de los autobuses. Bere Casillas, sastre granadino, tiene el sueño de ser profeta en su tierra. La costura entró en su vida por su padre, al que llamaban ‘maestro’ debido a su gran habilidad, pero pronto se dio cuenta de que como buen alumno podría superar al maestro. Y así está siendo.

Bere Casillas vive en Madrid por un gran proyecto que tiene entre manos, pero su corazón está en Granada. Al igual que su familia. Reza por que vuelva el buen gusto, pero no alude a ninguno malo. Se siente afortunado por cumplir los sueños que tenía con 17 años a los 56, pero le queda uno por cumplir. Y este se podría solucionar con una llamada.

A Bere Casillas le cambió la vida en el verano del 83 para, también, cambiársela a mucha gente. Para él, la moda es un concepto de una bonita obra de arte. Sin muchos más preámbulos y permitiendo tutearle en esta entrevista ya empieza a hablar de sus padres.

Pregunta. ¿De dónde sala este afán por la costura?

Respuesta. Mi padre y mi madre son sastres. Creo que toda mi vida he visto las agujas, los hilos y la costura. Era un ambiente que te envolvía. En un primer momento, me gustaba mucho la arquitectura, pero empecé a trabajar en la empresa de mi padre y me di cuenta que podía ser muy bueno en lo que hacía. La costura fue como un flechazo y perdura hasta el día de hoy.

P. ¿Cuándo fue el primer momento en el que cogiste una aguja y empezaste a diseñar?

R. A mis 14 años. A esa edad es cuando uno se despierta de la niñez y se despierta en la adolescencia. Además, justo con esa edad tuve mis primeros Levis y no me gustaba nada como me quedaban, eran demasiado anchos. En aquellos entonces se llevaban los pantalones muy pitillos, como ahora, y me dedicaba a coserme mis pantalones por las noches para que me quedaran bien. Intentaba vestirme un poco diferente a todos, no quería vestir con lo común. El mero hecho de destacar. Ahí me di cuenta de que me encantaba la moda sin ser consciente que podría ser mi profesión.

P. ¿En qué momento diste el paso de ser profesional y decidir que este fuera tu trabajo?

R. En septiembre de 1983. Ese verano estuve trabajando en el taller de mi padre y, a partir de ahí, tuve claro a lo que quería dedicarme. Dejé de estudiar y me incorporé a trabajar con mi familia. Además, mi padre se dio cuenta de que yo podría ser bueno en esto.

P. ¿Habías imaginado alcanzar todos los logros que has cosechado hasta ahora?

R. A mi la vida me ha dado muy pocos dones, pero los pocos que tengo son muy potentes y buenos. Soy una persona ambiciosa, no en el aspecto económico, sino en conseguir objetivos. Toda la vida he soñado que mi ropa y yo saliésemos en programas y revistas de moda. Es muy fuerte, pero cuando me he visto en televisión o en publicaciones de Hola, me parece mentira. A mis 56 estoy recogiendo cosas con las que soñaba con 17 años.

Mario Casas, Pablo Alborán, David Bustamante y David Bisbal vestidos por Bere Casillas

P. ¿Tienes algún plan de futuro?

R. El Covid-19 ha paralizado absolutamente todo, pero mi objetivo es internacionalizar la marca. Nos gustaría montar una sastrería online muy especial. Este tipo de empresa ya existe, pero nosotros queremos ofrecer un servicio personal mucho más potente apostando por la inteligencia artificial. Sería increíble que con un vídeo de una persona pudiésemos tener las medidas, configuración y todos los detalles técnicos de su cuerpo. Y que, obviamente, cuando le enviemos su traje hecho a medida quedase absolutamente perfecto.

En septiembre se contrató un director general nuevo, David Casas, para este proyecto. Y por ello me encuentro actualmente en Madrid, estoy en busca de este nuevo sueño.

P. Como bien has dicho, tienes tu residencia en Madrid. ¿Echas de menos Granada?

R. Soy granadino hasta las trancas. Mi mujer, mis hijos y mi nieta viven en Granada, yo vivo solo en Madrid. Trato de ir siempre que puedo, primero por ver a mi familia y segundo porque es mi tierra. Para mí Granada lo es todo y la echo muchísimo de menos. No hay otra ciudad como la de la Alhambra y lo digo en cualquier lado. Es un orgullo tremendo que todo el mundo sepa que soy granadino. Amo mi tierra.

Aunque también es cierto que las personas que quieran abordar un gran proyecto, lamentablemente tienen que salir de Granada. Todos los que nos vamos, estamos locos por volver. Tenemos una atracción mágica por nuestra tierra.

P. Aquí te voy a comprometer un poco, pero ¿los granadinos tenemos buen gusto?

R. El granadino tuvo en el pasado un gusto exquisito. De hecho, todas las fotos que veo de mis abuelos o mis padres me encantan. A lo largo de los años 80, se seguía manteniendo ese buen gusto, la exquisitez. Pero el ‘dress code’ ha cambiado radicalmente y ahora lo que se busca es la comodidad. El concepto de elegancia no es algo por lo que la gente sienta debilidad actualmente. Aunque creo que esto es circunstancial, estoy convencido de que el buen gusto va a regresar de nuevo.

Un ejemplo claro es Madrid, el mundo del bussiness hasta hace nada era extremadamente clásico. Traje y corbata en cualquier trabajo de oficina. A día de hoy, el traje sigue siendo obligatorio, pero la corbata ha desaparecido. Se pretende generar una imagen un poco más dinámica y la corbata se relaciona con lo tradicional, por eso si la quitamos, damos una imagen mucho más distendida.

P. Como profesional de la moda, ¿cuál crees que el país o ciudad que tiene mejor y peor gusto?

R. Indiscutiblemente en la moda masculina determinadas zonas de Italia son absolutamente increíbles. Milán y Florencia.

Madrid, en determinadas zonas, también tiene su peculiar estilo que es muy potente y llama la atención. Prácticamente en todos los países que he viajado, la moda se ha convertido en algo muy casual. Muy relajado.

No me gustaría hablar del peor vestido. No me gusta hablar de lo peor de las cosas ni criticar a nadie porque no estoy en la piel de esas personas como para poder hacerlo.

P. De todas las personas famosas con las que has trabajado, ¿cuál era un sueño para vestir?

R. Esa persona no ha llegado todavía. Uno de mis sueños es hacerle un traje a Felipe VI. No pierdo la esperanza en que Zarzuela me llame algún día porque Su Majestad el Rey quiere un traje hecho por mí. Reconozco abiertamente que soy monárquico y es una figura que desde joven me gustaría vestir.

En cuanto a otros personajes, nunca me había planteado vestir a cantantes y actores, pero el empezar a hacerlo me ha llenado. Son personas totalmente idolatradas y cuando pasas tiempo con ellos, te das cuenta de que son seres humanos como todos, con sus problemas e inseguridades. Es un gustazo estar con ellos, son sencillos.

P. ¿La moda es para cualquier bolsillo?

R. La sastrería a medida tiene todavía mucho tabú. La gente se cree que extremadamente cara, pero no es cierto. A ver, como todo en la vida, hemos tenido que readaptar nuestros servicios a la realidad del mercado. Antes se hacía todo cosido a mano, era una obra de arte, entonces es cierto que a día de hoy este tipo de servicio es para las élites. Estamos hablando de trajes que cuestan entre los 5.000 y 20.000 mil euros, pero el 98% de las personas que entran por la tienda no quieren este tipo de prenda. Buscan algo a medida, personalizada y con bastantes detalles, la sastrería se ha convertido en una manera de customizar la prenda.

Esto irá a más porque la gente está cansada de comprar la misma ropa que todo el mundo. Y eso es lo que no hace la sastrería. Nosotros creamos piezas exclusivas a precios contenidos. Tenemos una línea básica que la arrancamos en 459 euros un traje, prácticamente el mismo precio que en una tienda normal, pero la diferencia es que este es personalizado. Aunque también hay personas que buscan ese ápice de elitismo, y también tenemos líneas para este tipo de gente.

La industria de la moda va a sufrir un cambio en general. Tener ropa nueva cada tres meses para comprar, usar y tirar es inviable. Este concepto de moda está en declive por la propia mentalidad que está inundando el planeta por tener que cuidar nuestros recursos. Es insostenible fabricar toneladas de ropa cada año. Hay un movimiento que se llama el ‘Slow fashion’ que propone fabricar menos, pero de mayor calidad. Esto está calando en las grandes firmas que hay en el mundo. Esto beneficia a todo el mundo y favorece el ciclo económico que se mantiene a día de hoy.

P. Para finalizar la entrevista, ¿te queda algún sueño por cumplir?

R. Me gustaría ser profeta en mi tierra. Me encantaría que Granada me reconociese como hijo predilecto de la ciudad. O al menos como una persona que ha sabido llevar a Granada por todo el mundo. Si consigo que Bere Casillas se consolide como una marca mundial, ¿qué mayor orgullo sería obtener un reconocimiento por las autoridades de la ciudad? Esto sería brutalmente bonito. Ya me fastidiaría tener premios en Madrid y no en Granada, que es mi tierra.