Clinton, Berlusconi o Arafat: los otros grandes líderes internacionales que visitaron Granada
La Cumbre Europea sumará otro medio centenar de personalidades al total de máximos mandatarios mundiales que han pisado el suelo de la capital
Corría diciembre de 1993 y la escalada de tensión entre Israel y Palestina venía dando un respiro desde la Conferencia de Paz de Madrid celebrada en 1991. Sólo dos meses antes, ambos pueblos históricamente enfrentados sellaban ante Bill Clinton su compromiso de poner fin a las hostilidades, un objetivo que consiguieron parcialmente hasta el estallido de la Segunda Intifada en el año 2000. En esas, al entonces director general de la Unesco, el granadino de adopción Federico Mayor Zaragoza, se le ocurrió organizar en la Alhambra una conferencia bajo el título La Paz, un día después, y a la que, entre otros intelectuales, estaban invitados Yasir Arafat y Shimon Peres, a la sazón presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y ministro de Exteriores de Israel, respectivamente.
Aquella fue la primera de las tres grandes visitas internacionales que ha acogido recientemente la capital, con permiso de la de Evita Perón el 15 de junio de 1947. La cuarta, y la más grande por el contingente de personas implicadas, será la Cumbre Europea que tendrá lugar a caballo entre el Palacio de Congresos y la Alhambra los días 5 y 6 de octubre. Y la segunda, la de Bill Clinton en 1997, 25 años después de que lo hiciera por primera vez como estudiante, la más importante hasta la fecha. El entonces presidente norteamericano se dejó caer por la ciudad que un cuarto de siglo antes le había maravillado aprovechando la Cumbre de la OTAN que, al igual que el pasado, aquel año se celebró en Madrid. Para la duda eterna, si llegó a pronunciar textualmente o no aquella frase de "la puesta de sol más bonita del mundo" y desde qué mirador lo hizo.
Mucho menos recordada, y eso que de esta sí hay constancia sobre su literalidad, fue la que le dijo el entonces primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, al alcalde de Granada de la época, José Moratalla, durante la Cumbre Hispano-Italiana que José María Aznar trajo a Granada: "Granada y Venecia son las dos ciudades más bellas del mundo". Aquel cónclave paralizó la ciudad, convirtiéndola en el epicentro de las relaciones entre las dos grandes potencias del sur de Europa. También Giorgia Meloni y Pedro Sánchez tendrán la ocasión de departir durante el cónclave que reunirá jueves y viernes a 47 jefes de estado o de gobierno de toda Europa, así como a las máximos mandatarios de cuatro altas instituciones de la UE y también de la Casa Real. A tres días de la histórica cita, GranadaDigital rememora aquellas otras citas que convirtieron a Granada en el centro del mundo durante unas horas de la mano de los periodistas Ramón Ramos y Alejandro Víctor, quienes entonces trabajaban para El Mundo y El País, respectivamente.
Granada, escenario de la paz en Oriente Medio
En 1993, Israel y Palestina se encontraban en un escenario que claramente invitaba a pensar que más pronto que tarde habría una resolución al histórico conflicto. Con la intermediación de Washington, sus líderes, Isaac Rabin y el histórico Yasir Arafat, habían comenzado a dar decididos pasos hacia la paz definitiva. Granada no fue el lugar en el que se rubricó, pero sí en el que se constató con una histórica conferencia que atrajo la atención del mundo entero. La idea partió del entonces ya ex rector de la Universidad de Granada, Federico Mayor Zaragoza, quien desde 1987 ejercía, y así sería hasta 1999, como director general de la Unesco. Reunió al líder de la OLP y el entonces ministro de Exteriores israelí, quien en 1994 había recibido el Premio Nobel de la Paz al alimón junto a los propios Rabin y Arafat.
"Arafat y Perez se 'juramentan' en Granada por la paz", tituló Georgina Higueras para El País. El corresponsal en Granada de ese periódico en aquella fecha era Alejandro Víctor, quien lo que más recuerda fue "el despliegue de seguridad que hicieron en la Alhambra". "Aquello me impresionó por la atención que se vivía alrededor de aquellas dos figuras históricamente enfrentadas. Lo que más me llamó la atención fueron las grandes medidas de seguridad de las autoridades isralíes y palestinas. Veías a matones de un porte gigantesco y que estaban convencidos de quién era su líder y quién no", explica.
Como en la Cumbre Europea de este mes de octubre, aquel encuentro al más alto nivel también tenía el mismo epicentro bicéfalo, pues a la conferencia de paz en la Alhambra le sucedió un acto en el Palacio de Congresos de la capital, donde el clima de tensión se mascó cuando Yasir Arafat hizo el ademán de marcharse. Alejandro Víctor lo rememora de la siguiente manera: "Después [de la conferencia] hubo un acto entre los dos en el Palacio de Congresos, y también me llamó la atención porque, en un momento dado, Arafat hizo como el gesto de levantarse y se escucharon armas salir de las cartucheras por todos lados. Se lo llevaron a él y, segundos después, una bola gigante de escoltas hizo lo propio con Shimon Peres. De hecho, mi compañera Georgina Higueras tenía apalabrada una entrevista con Arafat en un lugar no revelado y todo a partir de ahí fue de una velocidad frenético". "También recuerdo el maravilloso acto con el rey Juan Carlos en la Alhambra, en una mañana heladora de un día de invierno soleado pero tremendamente frío. Lo que me viene a la cabeza de aquello es que mis pies estaban gélidos", apostilla finalmente.
Bill Clinton y el mirador que nunca antes visitó
Cuatro años después, el mismo periodista y la Alhambra como telón de fondo, pero con distinto protagonista. El 9 de julio de 1997, el entonces presidente de los Estados Unidos de América, Bill Clinton, penetró con su mastodóntico coche presidencial, y un séquito de guardaespaldas de quitar el hipo, las intrincadas calles del Albayzín para acceder al Mirador de San Nicolás. El propio Alejandro Víctor echa la vista atrás y a la cabeza se le viene una anécdota que sucedió más de una semana antes de aquella histórica visita: "Diez días antes de que llegara Clinton, yo me encontraba haciendo un reportaje en San Nicolás, y en un momento comenzaron a aparecer coches del cuerpo diplomático gigantes. Luego aparecieron agentes norteamericanos. Lo que venían era a supervisar el lugar. Estuvieron haciendo pruebas".
Para el periodista, lo de Clinton "aquello tuvo mucho de cine, primero sobre todo porque buscaron un escenario aunque no fuera real". Tanto, que el entonces redactor de El País lo compara a cuando Bardem estuvo filmando la película de Lorca y se dio cuenta de que Fuente Vaqueros no reunía los elementos estéticos que él requería, por lo que decidió llevar el rodaje a Nigüelas. "En la visita de Bill Clinton también parecía que en todo primaba la estética que la verosimilitud". Quizás por eso, el equipo del expresidente decidiera hacer la visita por San Nicolás pese a que el mirador que le cautivó 25 años antes probablemente fuera San Cristóbal.
"Dijo que quería volver porque tenía empeño en volver al lugar que le había cautivado como estudiante, pero, por la angulación de San Nicolás, resulta imposible que desde allí viera la puesta de sol, por lo que aquello debió suceder en San Cristóbal", sentencia, al igual que el conjunto de los periodistas que vivieron intensamente aquellos días de abril. Sobre el dispositivo de seguridad, Alejandro Víctor recuerda que "los dos grupos que había, el español y el norteamericano, no se fiaban el uno del otro". "Primero te cacheaba uno y acto seguido el otro. Con los perros, igual", rescata de su mente.
El periodista no olvida lo indisociable de aquella visita con el alcalde granadino de la época, el inolvidable Gabriel Díaz Berbel, conocido cariñosamente por toda la ciudad como 'Kiki' Berbel: "Fue una época en la que consiguió que también vinieran la Spice Girls en la que sería la última rueda de prensa, en el Carmen de los Chapiteles, que dieron antes de separarse. Luego metía la pata día sí y día también hablando, pero era un tipo muy divertido. Una vez se enteró de que un príncipe de una dinastía árabe había venido a visitar la Silla del Moro, y allí que fue con todos los concejales. Les dieron un reloj, pero el interventor municipal les dijo que tenían que devolverlos porque no se podían aceptar regalos tan caros. Luego cogió a una representación de los mismos y visitó al príncipe para obsequiarlo con unas aves rapaces que metió en el mismo avión en el que viajaba".
Otra anécdota para la historia de la visita de Clinton relacionada con Díaz Berbel fue la corbata que Kiki le regaló al expresidente norteamericano. Pero una de las cosas que más le llamó la atención a Ramón Ramos fue la comitiva que acompañaba al político nacido en Arkansas, que incluía "un hospital de campaña por si había atentado o se lesionaba y, por supuesto, el maletín nuclear. Iba todo". ¿También vino el Air Force One? "No, porque no entraba en el Aeropuerto de Granada", responde seguro Ramos. El veterano periodista, que coincidió con el propio Alejandro Víctor en Granada Hoy, escribía entonces para El Mundo como corresponsal en Sevilla, aunque se desplazó a Granada para la ocasión, y aporta un chascarrillo singular sobre el contexto en el que se fraguó aquel desembarco del presidente norteamericano en Granada.
"Clinton estaba de visita oficial en España por la Cumbre de la OTAN, pero a Granada vino en privado. Una versión que circula es que hablando en los días previos había estado de estudiante. Berbel contaba que conocía a la suegra de Bill Clinton, la madre de Hillary, quien hablaba un perfecto español, y que en una visita a la ciudad ejerció de anfitrión de ella guiándola por Granada. Ella, en agradecimiento, quedó en deuda y Berbel aprovechó para sacarle el compromiso de que el máximo mandatario mundial estaría en Granada", desarrolla Ramos. Sobre la elección del Mirador de San Nicolás pese a la ya comentada confusión con el de San Cristóbal, el también historiador sostiene la teoría de que fueron los servicios secretos, aunque en realidad "le convenía a todo el mundo le convenía que la foto se realizara allí".
Lo que sí tiene claro es que, en todo momento, "allí mandaron los policías 'yanquis' en todo momento". Y recupera una conversación con José Torres Hurtado, a la postre alcalde de Granada y entonces delegado del Gobierno en Andalucía: "Torres Hurtado me comentó al día siguiente que los americanos querían apostar un tío con un fusil en todos los sitios en los que estuviera Clinton, y que el Gobierno español se negó, pero que vete tú a saber". "Luego tuvieron la famosa fiesta nocturna en el Palacio de los Córdova con la hija de Hillary, pero donde más contacto tuvieron fue a las seis o las siete en la Alhambra", matiza antes de soltar otra de las anécdotas que hacen de Ramón Ramos un personaje sin igual: "Ya en el Patio de los Leones, Clinton comenzó a acercarse más a los periodistas dejando entrever su intención de que le hicieran una pregunta. El problema es que nadie sabía hablar inglés, excepto José Antonio Guerrero, periodista de Ideal. Le preguntó si estaba todo como él lo recordaba y Clinton contestó con inteligente sorna "todo igual menos yo", pero en inglés. Evidentemente, te puedes imaginar a todos los demás periodistas preguntando allí qué había dicho". Para Ramón Ramos, "aquello verdaderamente paralizó la ciudad". "Y luego es el efecto que tuvo a nivel de retorno económico, que pudo constatar con números la propia Federación de Hostelería y Turismo de Granada".
La pionera fue Evita Perón
Ramos apunta también como otro acontecimiento histórico digno reseña la visita de Eva Perón en 1947. Un año antes, la ONU había condenado el régimen de Franco, al tiempo que había exhortado a los países que formaban parte de la organización la retirada de sus embajadores en suelo español. Todos obedecieron excepto uno. Sí, Argentina. Las otras cuatro delegaciones que mantuvieron sus misiones diplomáticas fueron El Vaticano, Portugal, Irlanda y Suiza; mas todas ellas estaban fuera del marco de las Naciones Unidas. Por eso, y por las ayudas en forma de grano y carne de Argentina a España, la gira de Eva Perón, que la llevó por Madrid, Toledo, Sevilla y Huelva, además de la propia Granada, era muy esperada por un pueblo que pasaba penurias tras la Guerra Civil.
"Vino en un momento en el que el régimen de Franco estaba en deuda con el de Perón porque fue el único país que había dicho que 'no' y mantuvo su representación diplomática. Aterrizó en el Aeródromo de Armilla y luego se le hizo la visita oficial en el Ayuntamiento. Parece ser que llegó con un día de retraso sobre lo previsto, algo que ha suscitado todo tipo de rumores sentimentales. La mujer de Franco, Carmen Polo, la despreció porque las mentes biempensantes del nacionalcatolicismo no lo podían soportar por provenir del mundo de los cabarés", apunta brevemente Ramos.
'Il Cavaliere', en la tierra de los sultanes
Y de cuatro en cuatro. Porque si cuatro años transcurrieron desde la visita a Granada de Yasir Arafat y Shimon Peres hasta la de Bill Clinton, otros tantos pasaron desde entonces hasta el aterrizaje de Silvio Berlusconi en un encuentro con José María Aznar que se asemeja mucho más a lo que tendrá lugar esta semana en Granada, por su carácter de cumbre oficial al más alto nivel. El 13 y el 14 de noviembre, las clases en muchos colegios de toda la capital y el Área Metropolitana se interrumpieron para ver el baño de masas que se dieron ambos mandatarios por todo el centro de la ciudad. Imagínense, un 'cavaliere' en la tierra de los sultanes. Casi nada.
Aquello era una cumbre hispano-italiana de jefes de estado con los ministros de Interior de la época. Por cierto, que el español resultaba ser Mariano Rajoy. Hubo susto incluido en los prolegómenos. "Delante del Palacio de Carlos V, donde empezaba la reunión, estábamos todos los periodistas y nos enteramos de que se acababa de estrellar un avión en el barrio judío de Nueva York. Con el 11S tan reciente, se comenzó a especular con un posible atentado y con la posibilidad de que se suspendiera la cumbre, pero al final no fue así", relata Ramón Ramos.
De este encuentro, el periodista granadino aporta la última gran anécdota: "El que mandaba en la tropa de honores tenía un parecido asombroso con Mariano Rajoy. Tanto que cuando se ponían a la misma altura resultaba realmente difícil diferenciarlos. Entonces, un periodista dijo "no sabía que Rajoy tenía un hermano militar" y comenzamos a desternillarnos. Nos dio una risa que no podíamos controlar ni cuando estaba todo el mundo en silencio. De eso que te miras y comienzas a reírte en momentos de máxima solemnidad".
Los otros que pasaron, pero de forma más discreta
Otros muchos grandes mandatarios mundiales se han dejado ver por Granada. Ramón Ramos recuerda una visita del expresidente francés François Mitterrand ya tras abandonar el cargo y cómo en la calle Oficios, y ante la nube de medios gráficos que le seguía, se quitó la gorra que llevaba para pasar desapercibido y se giró para que hicieran la foto y le dejaran tranquilo. Del país vecino, consta además la visita del estadista Charles de Gaulle. Mucho más reciente fue el fugaz paso de Michelle Obama y su hija Sasha por la capital. O la conferencia de Mijaíl Gorbachov con Felipe González en el 'Cubo' de la ya extinta CajaGranada, ahora perteneciente a CaixaBank. Ramos, que tiene algo más que aportar, cuenta que Antonio García Claret, quien presidía la entidad en ese momento, había sido una de las primeras personas en declarar un espacio como 'sin humos' y que lo primero que hicieron Gorbachov y Felipe fue encenderse un puro que dio pie a que los demás también se encendieran un cigarrillo.
Otros que vinieron de visita informal fueron los Reyes de España. Felipe VI y Letizia, o el primer ministro británico David Cameron. El periodista Enrique Abuín asegura que una vez se encontró al también primer ministro del Reino Unido Boris Johnson por la plaza de los Lobos cuando era alcalde de Londres. Por no hablar de la visita del Papa Juan Pablo II en 1982. Un vistazo al Libro de Oro de la Ciudad de Granada o al de instituciones como el Hotel Alhambra Palace basta para descubrir los nombres de todos los mandatarios mundiales que alguna vez se dejaron seducir por los encantos de Granada. En tres días habrá que añadir medio centenar de nombres más.