Bomberos del Infoca, los auténticos ángeles del monte
GranadaDigital acompaña a un retén del Infoca durante su jornada en uno de los Centros de Defensa Forestal de la provincia de Granada
Viven pendientes de una sirena. La que marca cuándo se ha producido un incendio que amenaza algún monte de nuestra provincia. En poco menos de 10 minutos consiguen 'vestirse', coger sus herramientas y subirse a helicópteros y camiones con solo unas coordenadas marcadas en el GPS y una idea en la cabeza: conseguir que el fuego arrase el menor número de hectáreas posibles. Son los bomberos forestales del Infoca.
Algunos los consideran los ángeles del monte, pero no son más que hombres y mujeres que ponen su vida a merced de unas llamas que devoran todo lo que encuentran a su paso. GranadaDigital ha visitado uno de los tres Centros de Defensa Forestal (CEDEFO) de la provincia de Granada para conocer mejor el trabajo de estos profesionales que son capaces de enfrentarse a sus peores pesadillas durante turnos de hasta catorce horas seguidas.
A pesar de estar en septiembre y ser época de incendios, hoy parece que va a ser un día tranquilo. El día se ha levantado fresco, la previsión dice que va a llover y eso hace que la probabilidad de que se produzca un incendio forestal disminuya. Sin embargo, no siempre resulta que es así. Según las estadísticas, el 56% de estos fuegos se produce por negligencias humanas. “En nuestra provincia, los incendios gordos casi siempre se producen fuera de época y suelen ser achacables a negligencias por exceso de confianza. Tenemos una población en el campo que ya es mayor y que no tienen los mismo reflejos que antes, por lo que una pequeña quema agrícola se les puede ir más fácilmente y, al no poder controlarla, acaba quemando todo lo que se encuentra a su alrededor", explica Antonio Sánchez, subdirector del Plan Infoca en Granada.
Nos acompaña el retén de turno. Al frente, Felipe, el técnico de operaciones, encargado de la organización de los equipos y toma de datos sobre el terreno. El jefe de grupo es Daniel, que tendrá a su cargo a cinco compañeros a los que deberá proteger con su vida, si hace falta. José Tomás, José Antonio, David, Manuel y Antonio son el resto de este retén que está de guardia durante las próximas once horas. "Y no te olvides de mencionar a Eduardo, nuestro conductor del camión, y al piloto del helicóptero, sin los que no llegaríamos a los sitios, y a los agentes de medio ambiente, el vigilante de la torre que nos da los avisos y al administrativo, que se quedan en la oficina, pero que sin ellos esto no funcionaría", me piden cuando estoy despidiéndome de ellos al terminar nuestra grabación.
Pero volvamos al principio. Lo primero que me llama la atención es la hospitalidad con la que nos reciben. Están preparándose para iniciar su entrenamiento físico con el que comienzan la jornada y no dudan en atendernos con una sonrisa. "Hay que mantenerse en forma porque en el monte no te puedes quedar atrás". Una hora de ejercicio adaptado, según el momento del día en el que se haga. "Si es a primera hora, hacemos unos ejercicios más suaves, porque tienen por delante toda la jornada y no pueden llegar cansados a extinguir un incendio si se da el caso. Luego por la tarde-noche, si la jornada ha sido tranquila, les doy más caña", nos comenta el entrenador personal que hoy hace su turno en el CEDEFO Sierra Nevada donde nos encontramos.
Casi sin tiempo para ducharse comienzan sus prácticas diarias. Cogen cascos, chaquetas, walkies, y las azadas, motosierras y demás herramientas con las que combaten los incendios forestales. "La gente desconoce cómo es nuestro trabajo. Se piensan que el fuego se vence con agua, pero no es así. Lo mejor para apagar un incendio es una azada con la que poder quitar la hierba seca del monte y hacer un cortafuegos lo más ancho posible para que las llamas no lo salten y sigan comiendo terreno", nos cuenta Antonio Sánchez, que nos acompaña durante toda la grabación para resolver las dudas que nos vayan surgiendo.
Suena el motor del helicóptero y las hélices comienzan a levantar un viento tan fuerte que nos hace pegar los pies bien al suelo para no caernos de espaldas. Ellos -el retén- están agachados, en dos filas separadas y de forma que el piloto siempre los tiene a la vista. "Es la mejor manera de no perder el equilibrio con el aire y, sobre todo, porque mientras te incorporas y comienzas a andar, tu compañero de delante ya está un metro más avanzado y evitas tropezarte con él", comenta el ahora subdirector del Infoca, pero que hasta hace no mucho era uno de los efectivos que estaba en primera línea apagando las llamas. "Escucho el motor del helicóptero y se me eriza la piel al recordar tantos años de trabajo".
Trabajo duro todo el año
Los bomberos del Infoca trabajan durante todo el año. De noviembre a mayo realizan labores de prevención en los montes, como las que les vemos realizar hoy. El resto del año, se juegan la vida en la extinción de fuegos. Sin embargo, los datos indican que Granada siempre ha sido una provincia donde los incendios gordos han sido fuera de época. Este año, sin ir más lejos, el primero lo tuvimos en marzo en Los Guájares, donde se arrasaron casi 140 hectáreas.
"Aunque el verano pueda ser la época crítica, la primavera y el otoño son también peligrosas, porque los bomberos del Infoca están haciendo labores de mantenimiento en el campo y no están incorporados al 100%, entonces en caso de que haya un incendio se tarda más en llegar", apunta Sánchez, quien hace hincapié en que ahora los incendios forestales son "más peligrosos" porque "el monte antes era una fuente de ingresos y de recursos y la gente lo pastoreaba, lo cultivaba y sacaba leña de los arbustos secos. Ahora, está cogiendo más la faceta recreativa, nos gusta ver el monte verde y ya no tiene ese aprovechamiento que antes tenía, ya que muchas fincas están abandonadas, algo que es un obstáculo para nuestro trabajo porque los montes tienen más carga de combustible”.
Después de las prácticas con el helicóptero y las tareas de prevención en el monte, toca el turno de los camiones cisterna. Saber enrollar y desenrollar una manguera en el menor tiempo posible, muchas veces es capaz de evitar que se quemen dos o tres hectáreas más. Este año, en este centro del Infoca, ubicado en el corazón de la Alpujarra, se han incorporado tres vehículos nuevos con capacidad para unos 4.000 litros de agua y casi un kilómetro de mangueras, con bifurcaciones para trabajar desde diferentes puntos con gomas de 20-25 metros. “Siempre hay uno en punta de lanza para evitar perder todo el agua que queda en la manguera en caso de que haya que añadir otro depósito”.
Datos de la provincia de Granada
En lo que llevamos de año, se han producido casi un centenar de incendios forestales en la provincia, con 467 hectáreas quemadas. Los más graves han sido el de Los Guájares de marzo, con 137 hectáreas arrasadas, y el del pasado mes de julio en Freila, donde el fuego quemó 142 hectáreas de la corona rústica alrededor del Embalse del Negratín. Otros incendios de menor consideración han tenido lugar en Bubión, Polopos y el último, ocurrido a principios de septiembre, en Alhama de Granada.
"La campaña ha estado más tranquila que otros años, y esto hace que llevemos unos años bastante buenos en Granada, pero no nos podemos confiar porque en cualquier momento surge un incendio gordo y nos rompe estas estadísticas", recuerda Sánchez, quien lamenta ese 30% de incendios que en 2019 fueron provocados por la mano intencionada del hombre. Sobre el resto de las causas, hay un 7% de los que se desconoce el motivo; un 3% de causas naturales; un 6% de incendios que ya se creía apagados y que se reproducen y un 2% que se producen por diversas circunstancias, como, por ejemplo, accidentes en las carreteras que queman los arbustos de las medianas.
La orografía del terreno granadino tampoco facilita la labor de estos bomberos. Las grandes sierras, con grandes desniveles, pendientes y rocosidad hace que sea muy difícil trabajar. La zona más crítica, para Antonio, es la Sierra de la Almijara "porque tiene unas pendientes brutales y te tienes que resignar porque sabes que ahí no hay manera de extinguirlo rápido".
Y es que, aunque a veces permanezca a la sombra, la labor de las casi 600 personas que trabajan en nuestra provincia durante todo el año para que los montes no acaben arrasados por el fuego es imprescindible.