Brahimi reivindica su importancia
Llegó tarde, pero llegó a tiempo. Y estuvo. Brahimi fue uno de los hombres más destacados del Granada en la honrosa derrota del conjunto rojiblanco en el Camp Nou. Tras una semana frenética en la que el argelino selló el billete para ir el Mundial de Brasil con su Selección y en la que llegó a tiempo de milagro a la capital nazarí para viajar a Barcelona, el talentoso interior brilló en uno de los grandes escenarios del fútbol mundial.
A priori, el duelo invitaba a imaginar a un Granada CF encerrado, tratando de achicar balones, frente a un Barça sin Leo Messi, sin Xavi y sin Alves, pero con Neymar, Alexis, Iniesta, Fábregas y un largo etcétera de futbolistas de talla mundial. No fue así. Alcaraz y sus hombres jugaron al fútbol de pie, con la cabeza alta y con valentía. También con bravura e intensidad.
En ese contexto, Brahimi, muchas veces cuestionado por su exceso de conducción y sus reticencias a la hora de correr hacia su propia portería, dio una lección de juego inteligente y de compromiso defensivo. Sin perder las señas de identidad de su fútbol y explotando sus virtudes en el cuerpo a cuerpo con la defensa, el argelino creó peligró en un área y lo alejó en la otra, siempre solidario con Foulquier.
Sobre todo en el segundo tiempo, el jugador, quizá, mejor dotado técnicamente de la plantilla del Granada desarboló a Martín Montoya, incapaz de frenar los gambeteos y los regates en una baldosa del jugador granadinista.
En una de esas, Brahimi dejó atrás a toda una hilera de hombres con la zamarra azulgrana y puso un centro que El Arabi no pudo aprovechar. Fue la mejor jugada del partido, la que resume el fútbol de un jugador diferente, llamado a dar ese último pase, a romper los esquemas lógicos del juego, a destacar en este Granada.
Ya ante el Málaga, Brahimi exhibio su catálogo de driblings y de internadas hacia dentro con una facilidad pasmosa para tumbar rivales. Con Argelia, unos días después, participó en el gol que le dio el pase al Mundial a la Selección norteafricana. Está en un momento dulce.
Lo decía hace poco Pedro León en una entrevista. Cuando todo va mal, la gente mira al que brega y pelea; cuando va mejor, el que destaca es el que tiene calidad. Ahora que la línea del Granada, partido de ayer aparte, parece ascendente, Brahimi reivindica su importancia.