Buceando en silencios más que en palabras para mejorar tu vida
“Estoy en una etapa más que de escribir, de bucear en el silencio”: Eso nos decía hace unos días Salvador Casado, el @doctorcasado en twitter, buen amigo y una persona a la que respeto profundamente. Y la verdad es que hoy el silencio es un producto de lujo. El silencio es necesario para reconectar con la realidad, por lo que es necesario desconectar cada día un rato y no estar siempre accesibles. Nuestra mente necesita estar en silencio.
El silencio puede cambiar nuestra vida. En nuestra vida cotidiana nos encontramos rodeados de ruido e incluso podemos decir que la falta de ruido nos resulta extraña. Ese ruido constante nos lleva a padecer ansiedad y estrés, dos de las sensaciones que NO queremos en nuestra vida.
Esta sensación de absoluto silencio nos genera que, una vez nos adaptamos y lo aceptamos con normalidad, las tensiones se van. Es el momento, entonces, de abrazarlo. El silencio también necesita sentirse querido.
El silencio puede generar cambios positivos. Y es que no le damos al silencio el valor que se merece y, probablemente, ahora nos estemos cuestionando lo importante que puede ser para nosotros estar en silencio y disfrutar de él.
Brindarnos un tiempo de silencio cada día nos permitirá descubrir cosas nuevas sobre nosotros que no sabíamos y nos invitará a disfrutar de nuestra compañía sin sentirnos incómodos por ello. No todas las personas somos capaces de hacerlo. Consumir tanto la vida, a veces nos aleja del silencio.
Qué nos aporta el silencio? Uno de los aspectos en los que nos puede ayudar es en poder desarrollar nuestra atención y nuestra concentración, al estar tranquilos y sin ruido a nuestro alrededor. Quizás en un principio esto nos dé miedo, pues percibiremos cada sonido, por pequeño que sea.
Además, abrazaremos la simplicidad. Creemos que lo material y tener ciertas cosas es lo que nos hará felices. Es más, pensamos que la felicidad es algo que hay que buscar para encontrar. Sin embargo, cuando nos encontremos en silencio con nosotros mismos, nos daremos cuenta de que quizás ya somos felices. El silencio nos ayudará a descubrir lo que verdaderamente deseamos hacer, todo aquello que hemos ido posponiendo porque la rutina diaria nos haya absorbido de tal manera que nos hayamos provocado ceguera.
En el blog más que médicos, leemos que “El silencio es muy importante en nuestra vida, pero muchas veces no somos conscientes de esa importancia. Nuestra sociedad está llena de estímulos externos. El entorno social y global en el que se desarrolla nuestro día a día constantemente demanda una interacción externa. Se busca y solicita nuestra opinión, y se nos somete al mismo tiempo a la opinión de los demás, queramos o no. Un “ruido” real y simbólico nos amenaza a diario, y esto se suma al hecho de que nuestras obligaciones y rutina consumen nuestro tiempo personal, ese que nos dedicamos a nosotros mismos, el tiempo de soledad y de silencio. Tener este momento de aislamiento diario es una excelente herramienta para conocer nuestro yo interno, para hacer una reflexión sobre lo que nos sucede, para pensar, conectar y centrarnos en nosotros mismos”.
En nuestra vida cotidiana recibimos un constante bombardeo de sonidos. Y el punto de partida es conocer los beneficios de fomentar el silencio:
- Restaura nuestra energía: Con interferencias como los ruidos, nuestra capacidad de poner atención plena y enfoque se ve seriamente afectada. Esto deriva en manifestaciones como fatiga, irritación y nerviosismo. Pensemos en las veces en que, cuando necesitamos concentrarnos, nos tapamos los oídos como una forma de silenciarnos.
- Aquieta la mente y las emociones: Tener periodos de silencio nos ayuda serenarnos, calmarnos y recobrar el equilibrio vital. También se alivian las tensiones. Empezamos a ser más conscientes de la respiración y esto oxigena mejor todo el organismo. Cuando hay mucho ruido se libera cortisol, la hormona del estrés. El ruido afecta directamente a la forma en que accionamos frente a las cosas. Cuanto más fuerte, tenemos menos defensas.
- Ayuda a ser más creativos: Si estamos en silencio, ayudamos al órgano central que domina nuestro cuerpo para que libere la mente y la deja permeable a procesos creativos y de innovación. Por eso las ideas fluyen mejor cuando estamos relajados y en calma.
- Regenera las neuronas y mejóranos la memoria. Cuando nos silenciamos mejoramos la memoria y la concentración porque ayudamos a la regeneración cerebral.
- Promueve el control del estrés. Las personas que se desenvuelven en ambientes caóticos y de alto estrés encuentran en el silencio una de las mejores herramientas para mantener su equilibrio vital. Ante un exceso de estímulos externos, es necesario determinar espacios en silencio para equilibrarse. La rutina, aunque parezca aburrida, también genera estrés.
- Nos ayuda a conectar con nuestro “yo” más profundo. Sentarnos en silencio, simplemente para disfrutar de la quietud, nos permite conectar con nuestro “yo” más profundo. Ese estado de calma nos invita a mirar dentro de nosotros, por lo que terminaremos descubriendo cosas nuevas. De hecho, el silencio nos enseña a estar cómodos con nosotros mismos, a sentirnos a gusto sin hacer nada, disfrutando de nuestra compañía. Algo que muy pocas personas saben hacer.
- Nos permite estar más atentos a los detalles. Estar tranquilos y en silencio nos ayuda a desarrollar la atención y la concentración. De hecho, nos permite mantenernos atentos a los pequeños detalles, abriendo considerablemente nuestra percepción del mundo. Cuando estamos en un entorno ruidoso, nuestros sentidos simplemente se restringen pero cuando comenzamos a abrazar el silencio nuestra percepción se amplía.
- Nos enseña a desarrollar la gratitud. La tranquilidad nos ayuda a ver la vida desde perspectivas diferentes. Cuando estamos a solas con nuestros pensamientos, con total tranquilidad, podemos comenzar a vislumbrar las mil y una razones por las cuales podemos sentirnos agradecidos. El simple hecho de estar ahí, ya es una buena razón para sentirse agradecidos.
- Nos motiva a abrazar la simplicidad. Cuando estamos en silencio, apreciamos detalles que no habíamos notado. En esos momentos nos damos cuenta de que para ser felices y tener una vida plena no necesitamos mucho, basta aprender a disfrutar de lo que tenemos ahora mismo. El silencio, ese estar a solas contigo mismo, te enseñará el valor de la simplicidad para tu vida.
- Nos permite saber qué deseamos. La vertiginosidad de la vida cotidiana a menudo no solo hace que mantengamos relaciones frágiles y superficiales con los demás sino incluso con nosotros mismos. Cuando estamos sumidos en el ruido no tenemos tiempo para preguntarnos qué deseamos realmente. Al contrario, el silencio estimula la introspección y nos hace preguntarnos qué queremos y hacia dónde nos dirigimos.
- Nos ayuda a relajarnos. Las primeras veces que te sientes en silencio, sin hacer nada, te resultará muy extraño y probablemente no dures más de cinco minutos. Esto se debe a que estás demasiado acostumbrado al exceso de estímulos. Sin embargo, si perseveras, notarás cómo el silencio te ayuda a relajarte, no solo a nivel mental sino también físico.
- Nos da una lección de coraje. Muchas personas piensan que el coraje consiste en enfrentar los miedos, pero en realidad la valentía consiste en enfrentar nuestros propios temores. Cuando estás en silencio a solas descubres esos miedos que están dentro de ti y que normalmente oculta el ruido. Entonces te darás cuenta de que muchos de ellos son infundados, y crecerás como persona.
Y es que el silencio contribuye a regenerar el cerebro, el silencio permite que el cerebro le dé sentido a la información, el silencio es el mejor antídoto contra el estrés. Además, estar en silencio es mucho más que practicar meditación o dejar la mente en blanco. Es dejar de vivir en piloto automático y disfrutar más del presente. No es necesario hacer grandes cosas. Tan solo saborear una comida, apreciar sus sabores, disfrutar del sonido de los pájaros cuando paseamos por la naturaleza.
El silencio es la vía más sencilla y natural para aquietar la mente y calmar las emociones. Esta es una verdad muy simple, que tiene consecuencias muy profundas. Es sorprendente todo lo que podemos lograr si básicamente aprendemos a guardar silencio, sin apenas movernos. No como un acto de contención o represión, sino como una manera de sortear inteligentemente todo tipo de situaciones.
El silencio es un arma secreta, quizás el más fuerte de los ruidos. El silencio es el único que contesta a las preguntas del pensamiento. Y sin duda es una fuente de gran poder y fortalece la autoridad. Sin duda el silencio es la madre de la verdad.
No es exagerado decir que la vida de cualquier persona puede cambiar si tan solo logra que el silencio ocupe un lugar central. Intentémoslo. El silencio vale la pena conocerlo de cerca.