La búsqueda interminable del dorado perfecto en Granada
Elisa Pérez, 'Madame Letters', utiliza la noble técnica del pan de oro para decorar espacios y negocios de la ciudad
Seguro que paseando por las calles de Granada se han fijado en que varios locales han vuelto a apostar por una decoración que podría verse hace varias décadas. Anuncios escritos en cristales, paredes exteriores del local o en los rótulos de la puerta que aparecen con elegantes tipografías y distintitas tonalidades y, lo más especial, hechas a mano.
Una forma de "decorar" espacios que con la llegada de la impresión digital parecía morir, como muchos otros oficios artesanos que están bajando la persiana, arrollados por la comodidad, la inmediatez y los bajos costes que las nuevas tecnologías dan en estos tiempos.
Una de las principales culpables del regreso de estar hermosa forma de dar vida a los locales del centro de Granada es Elisa Pérez, conocida como 'Madame Letters'. Ella ha puesto su talento al servicio del marketing de negocios de todo tipo en la ciudad, al rescatar uno de métodos más antiguos para aplicar oro puro. La rotulación con pan de oro o “Dorado a la hoja“ se ha transmitido de artesano a artesano, siendo considerada una de las técnicas más especiales dentro del oficio de rotulista tradicional.
Con sus diferentes "quilatajes" - como expresa Elisa - se puede aplicar en varias tonalidades: desde oro de 12kt ( con aspecto plateado) hasta el más puro de 24kt (con un tono amarillo). Sobre un cristal pulcramente desengrasado, se aplica una mezcla de gelatina vegetal ( o cola de pescado) y agua. Esta mezcla hace de pegamento para pegar una fina hoja de oro que, al secarse, brilla y refleja como si fuera un espejo. Es ahí, cuando Elisa comienza a pintar con pincel en las zonas donde quiere que el oro se quede fijado, con un pulso que le ayuda a ser milimétrica y precisa en cada trazo.
El resultado salta a la vista, cuando los viandantes se detienen ante los cristales del Sancho Original, último negocio en el que se puede ver el trabajo de 'Madame Letters' en su máximo esplendor.
Pregunta (P): ¿Cuántas horas hay detrás de un trabajo como el que ha hecho en Sancho Original?
Respuesta (R): Alrededor de 80 horas: 10 días haciendo jornadas de 8 horas al día. Trabajar con oro requiere experiencia y aun así tiene sus riesgos y pérdidas. Hay que respetar los tiempos de aplicación y secado; y aceptar que a veces ocurran accidentes que retrasen el proceso. Así es la artesanía.
P: ¿Y cuántas hay previas a comenzar sobre el cristal?
R: Siempre hay una primera toma de contacto, ya sea con clientes o intermediarios (diseñadores, arquitectos...). Calcular gastos y materiales, hacer presupuestos, pruebas e impresiones. Aunque no lo parezca, se pueden invertir muchas horas en ello.
P: ¿Cómo da con la técnica de "Dorado a la hoja"?
R: En este oficio, si quieres aprender algo tienes que acudir a otros rotulistas que organicen talleres intensivos y autogestionados (a veces fuera de España) tanto para iniciarte como para aprender técnicas complejas como el dorado. En mi caso lo aprendí de otro rotulista en Barcelona, con quien tuve la suerte de iniciarme años antes.
El oro es muy temperamental, ningún dorado es perfecto. Y eso es parte de su encanto, la búsqueda interminable del dorado perfecto.
P: Parece que cada vez más gente valora lo artesanal. ¿Qué le motiva a recuperar esta tradición? Todo vuelve, ¿no?
R: Más que volver, creo que un oficio tan honesto nunca puede morir. Es cierto que con la llegada del ordenador ha estado en peligro de extinción durante décadas. No sólo el oficio, estamos hablando del patrimonio gráfico de nuestra ciudad. Algo que debería tenerse más en cuenta en una sociedad en la que ponemos al turista por encima de todo lo demás. No hablo del dorado en cristal, sino del rótulo como herramienta de comunicación y atracción, de no prostituir la ciudad con plásticos y anuncios baratos en negocios en los que ofrecemos productos o servicios hechos con cariño y tradición, que hablan del legado histórico de la ciudad y que nos interesa vender, ya puestos, al turista.
Pero sí, todo vuelve y con más fuerza que nunca. Yo misma empecé a ofrecer cursos de iniciación a todos los públicos y oye, ¡un éxito!
P: ¿Quiénes han sido o son sus referentes?
R: No son necesariamente artistas; son personas cercanas a quienes conozco y respeto por vivir de su pasión y ser fieles a sus propias ideas y convicciones. Vivimos un presente donde priman las apariencias, lo efímero: lo artificial. A veces siento que soy parte de una competición a la que no me he inscrito y en la que siempre acabo perdiendo. Nos comparamos constantemente, queremos satisfacer a todos los públicos. Algo poco sostenible en el tiempo si quieres dedicarte a la artesanía.
P: En Granada ya se ha hecho un nombre y ha logrado lanzar hasta su propia línea de ropa… ¿Cómo se siente cuando ve sus rótulos por la calle o alguien con una de las prendas?
R: Bueno, creo que tiene algo de gracia pensar que mientras yo estoy ofreciendo un servicio tan práctico como es identificar un negocio a pie de calle, haya personas que lo consideran una obra de arte. ¿Dónde está el límite realmente?
Como te decía: en estos tiempos tan líquidos, algo hecho con mimo se valora más de lo que pensamos y atrae a un público muy específico.
Pero no te voy a mentir, durante unos instantes lo primero que siento es un terrible síndrome de la impostora. Al rato se me pasa y me invade una sensación de estar haciendo lo correcto, de estar cambiando el mundo, de aportar mi granito de arena.
P: Se mudó a Berlín hace poco. ¿Cuáles son sus primeras impresiones? Ahora está en España por trabajo pero… ¿Piensas volver?
R: Me mudé a Berlín por motivos personales hace unos meses. Necesitaba un "chute" de inspiración y un cambio de aires. Todavía no estoy asentada al 100% pero confío en que me irá igual de bien que aquí. Granada es mi casa y siempre lo será. A la vista está que no me impide seguir rotulando por aquí. Siempre me he trasladado por trabajo, donde me llamasen, la única diferencia es que ahora viajo desde otro punto del globo.
P: Háblenos de sus proyectos y próximos horizontes
R: Ahora mismo estoy trabajando en mi página web para en un futuro poder vender mis propias obras a un público más particular y privado. Hacer una pequeña transición de artesana a artista.
Aparte de eso, hay dos cosas que aún no me han pedido y que, antiguamente, pintarlo a mano era el pan de cada día. Me encantaría que me llamase alguien para rotular el nombre de su barco. También quiero rotular números de casas o edificios. En otros países es de lo más normal rotular el número en pan de oro. Aparte de eso, estoy siempre abierta a lo que me propongan, he rotulado desde botellas de cristal hasta un bate de béisbol para un regalo de boda!
P: ¿Va a experimentar con otros materiales?
Hay una técnica más compleja que aún no he probado y se suele combinar con el dorado. En inglés se la conoce como "Acid Etching" o "Glue Chipping" y es un método de grabado al ácido sobre vidrio, que como su nombre indica conlleva ciertas medidas de seguridad. Tendré que apuntarme a otro curso… Ya ves que en este oficio siempre hay técnicas que aprender o perfeccionar ¡y todas se pueden combinar!
P: ¿Cuál es la realidad de este mundo del arte urbano en Granada?
Creo que yo no formo parte del arte urbano como tal. Podría pensarse que lo es por estar a pie de calle, pero la realidad es otra: soy artesana y es un encargo personalizado para un cliente.
El vinilo ha hecho un daño irreparable al oficio del rotulista tradicional, pero siempre hay y habrá personas que quieran nadar a contracorriente y encargarte un cartel artesanal con el criterio y uso de la tipografía que se merece. Al igual que siempre habrá negocios en los que el vinilo sea más adecuado que algo artesanal. Yo, mientras tanto, seguiré fantaseando con el día en que mi oficio sea algo ordinario y no piensen que soy parte del personal del bar donde estoy pintando y dejen de preguntarme si es mi trabajo de verdad o lo hago por amor al arte
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