Vídeo | La cafetería de Granada que da segundas oportunidades a quien más las necesita

La búsqueda de empleo es un mundo enorme en el que cada persona pelea por su porvenir, pero, en ocasiones, hay personas que necesitan una mano tendida para demostrar lo que valen y mirar al futuro con optimismo. La cafetería Menta & Canela, ubicada en Granada capital, decidió hace un tiempo cambiar su política de contratación. En un sector donde abunda los empleados de corta edad, este local tomó la determinación de contratar únicamente a mayores de 35 años, una idea que ha otorgado una oportunidad a personas que se sentían rechazadas por el mercado laboral por su edad o que simplemente buscaban la ansiada estabilidad. Además, este negocio colabora con la asociación Inserta Empleo para ayudar a personas como Aladín, un ingeniero argelino que perdió todo debido a la invasión rusa de ucrania y ahora trata de reconstruir su vida en España.

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Este modelo para encontrar personal no era así en los inicios de este local cuando abrió en 2019. Leticia Varela, su propietaria, decidió en base a su experiencia que la experiencia es algo muy valioso. "Son personas que ya saben lo que quieren, que son conscientes de las necesidades que tienen, y que, por lo tanto, van a cuidar de su puesto de trabajo, van a mimarlo y van a tener una consideración que la gente joven hoy no tiene", manifiesta Leticia. Asimismo, valora de forma notable la fidelidad de un trabajador y que "miran por mi negocio como si fueran de ellos". También destaca la importancia de escuchar a personas que tienen un mayor recorrido y pueden aportar ideas y una visión distinta.

El paro de larga duración en personas mayores

En España, encontrar un empleo es más difícil cuanta más edad se tiene. Es una complicación reflejada en los datos de parados de larga duración del Instituto Nacional de Estadística. El porcentaje de parados de larga duración respecto al desempleo total es elevado en los grupos de edad más avanzada. En el rango entre 50 y 59 años roza el 50%, mientras que entre los 60 y 64 años supera el citado porcentaje.

Esta problemática la ha sufrido Ángel Puerta, quien entró a trabajar en Menta & Canela hace un mes y medio tras una etapa en la que llegó a quitar su edad del currículum. "Me llamaban para las entrevistas, pero, cuando les decía la edad, ya me decían 'bueno, ya te llamaremos'", recuerda. Ángel, que pronto cumplirá 50 años, señala que apostar por personas con experiencia implica un "valor añadido". "Somos un buen equipo y estamos a gusto. Estamos compenetrados", asegura.

Otro aspecto que se valora cuando ya se soplan muchas velas en las tartas es la estabilidad. Es el caso de Toni Concepción. A sus 50 años, acumula una amplia trayectoria en la que asegura que "nunca" ha parado de trabajar. Aún así, ha tenido que lidiar con cambios de "un mes aquí y otro mes allí", por lo que aprecia mucho "estar en un negocio tranquilo y que te quiera el personal". "Leticia está apostando por gente mayor como nosotros y nos va bien. Estoy muy a gusto aquí con ella y con los compañeros", añade Toni, que define al personal de la cafetería como "una piña".

Una segunda oportunidad para empezar desde cero

Además de su idea de contratar a mayores de 35, el local también colabora con Inserta Empleo para dar un contrato a personas que necesitan un primer paso para empezar desde cero. Es el caso de Aladín, un ingeniero argelino que puso los cimientos de su vida en Ucrania, donde se marchó a trabajar tras acabar su formación. La invasión rusa del país le arrebató todo y ahora busca en Granada una nueva vida. En esta cafetería, donde reparte sonrisas a diario, ha conseguido su primer empleo.

"No sabía llevar una bandeja o hacer un café, pero él me ayuda a mí y yo le estoy ayudando a él", relata Leticia Varela. Antes de Aladín, tuvo empleado durante un tiempo a Mohamed, un marroquí de 19 años que trabajó en Menta & Canela para ahorrar y pagarse una formación académica. Es probable que Aladín busque un nuevo destino laboral en un futuro, pero las dos partes de la relación estarán más que felices cuando eso suceda porque ayudarse de forma mutua y desinteresada calienta más el corazón que cualquier café.