Camino Sin Límites, camino de superación | VÍDEO
Dos hermanos granadinos pondrán a prueba la accesibilidad del itinerario francés del Camino de Santiago mientras viven experiencias juntos
En muchas ocasiones la vida es vista como una carrera de obstáculos, dificultades que hay que superar para madurar y alcanzar una versión mejor de nosotros mismos, trabas que nos curten y obligan a cambiar, ya sea para bien o para mal.
Obstáculos allá por donde pase es lo que encuentra en su vida Juan Luis Marfil, un joven – cumple veinte años a finales de agosto – granadino con parálisis cerebral que le supone una discapacidad del 96%. Sin embargo, Juan Luis lucha por hacer del mundo un lugar más accesible sin perder nunca la sonrisa que porta alguien que se siente orgulloso de su labor y afronta los retos con optimismo.
El mismo orgullo se siente en Oliver, el hermano mayor, cuando cuenta el proyecto que pretenden realizar de manera conjunta. Su voz se torna en risa por momentos y no puede evitar sonreír a la par que lo hace su hermano, mostrando la complicidad que en todo momento les conecta. Caminar con Oliver y Juan Luis por las calles de su pueblo, Maracena, es entrar en un bucle de saludos, muestras de cariño y mensajes de ánimo por parte de sus vecinos.
Estos dos hermanos se embarcarán el primer día de septiembre en una aventura que han recogido bajo el nombre de ‘Camino Sin Límites’, donde recorrerán la ruta francesa del Camino de Santiago sin tomar caminos secundarios, probando así lo accesible de este trayecto para gente que, como Juan Luis, sufren una discapacidad. Sin embargo, esta travesía no nace aquí, sino que su alumbramiento se remonta al año 2014, cuando realizaron juntos los últimos sesenta kilómetros de Camino de Santiago francés aprovechando las vacaciones de Semana Santa. “No nos esperábamos que nos fuera a gustar tanto”, admite el mayor de los hermanos, “no fue un gran viaje en cuanto a kilómetros, pero sí en cuanto a experiencias vividas”.
Aquel viaje marcó tanto a Oliver como a Juan Luis, que disfrutaron de tal forma la experiencia que el mero hecho de revivirla en sus mentes les ilumina el semblante, juntos disfrutaron de sesenta kilómetros que cambiaron sus vidas hasta el punto de que “teníamos claro que queríamos volver a repetir la experiencia”, según cuenta el propio Oliver.
El momento de volver a vivir esos kilómetros ha llegado, pero esta vez será distinto. Los hermanos granadinos recorrerán ahora el camino en su totalidad, yendo desde Roncesvalles hasta Santiago de Compostela por la ruta principal sin tomar caminos secundarios, lo que supone casi 800 kilómetros por un camino que no está adaptado al cien por cien para personas con discapacidad.
“No queríamos que se quedara en un simple viaje, buscábamos que diera un paso más allá y que tuviera un impacto positivo en la vida de otras personas”, presenta el proyecto el mayor de ambos, “Lo que se nos ocurrió fue juntar nuestras dos pasiones: en mi caso, los viajes, y en el de mi hermano juntar el tema de la accesibilidad”. Y es que Juan Luis es uno de los grandes activistas de La Ciudad Accesible, asociación que lucha por la igualdad de las personas discapacitadas en Granada. Así nació ‘Camino Sin Límites’.
Cargados de ilusión, partirán en breve hacia un camino que llenará sus mochilas con experiencias y recuerdos inolvidables, pero también son conscientes de la dureza de este itinerario. Es por ello que los hermanos Marfil evitarán a toda costa la prisa, recorriendo el sendero al ritmo que marquen sus cuerpos y mentes, algo que tiene claro Oliver: “creo que la clave está en tomárselo con calma, ir trabajando poco a poco”. “La gente normalmente tarda en hacerlo un mes, nosotros tenemos calculado alrededor de mes y medio o dos meses para llegar”, cuenta el más viajero de los dos, aunque confesaba que “si tenemos que descansar varios días vamos a descansar y nos lo vamos a tomar con toda la calma del mundo”.
Washington Irving decía que las grandes mentes tienen objetivos, las demás deseos. Esta frase es algo que se plasma en estos hermanos de Maracena, que se han marcado dos claros objetivos. El primero de ellos no es otro que el de “dar visibilidad a las personas con movilidad reducida, como en el caso de mi hermano”, afirma Oliver, que apoyará este objetivo grabando diariamente las experiencias que viva junto a Juan Luis y compartiéndolas para “mostrar todas las dificultades que la gente en silla de ruedas vive en su día a día”. El otro objetivo reside en “demostrar cómo dos personas normales son capaces de plantearse un reto de este calibre”, y es que los dos hermanos se muestran convencidos en la misma idea: “los dos pensamos que muchas veces las barreras están en la cabeza y no son físicas como creemos”.
Recorrer 800 kilómetros no es fácil para nadie, el Camino de Santiago puede ser realmente duro, especialmente a la hora de recorrerlo en unas condiciones para las que no está adaptado. Conscientes de ello, los hermanos han decidido iniciar un periodo de entrenamientos, preparación de la que hablan entre risas y gestos cómplices, que se suceden a medida que recuerdan lo “divertido” que les está resultando el tiempo de práctica.
Aparte de recorrer distintas rutas y hacer kilómetros juntos, Oliver y Juan Luis aprovechan para practicar la grabación y edición de vídeos de cara al seguimiento diario que harán de su viaje. “También estamos aprovechando para darle difusión a una iniciativa que lanzó Frank Cuesta”, comenta Oliver acerca de una petición del televisivo personaje que instigaba a la gente a recoger basura de los bosques, “estamos cogiendo nuestra mochila, le hemos metido una bolsa de basura dentro y, mientras vamos entrenando, vamos recogiendo basura”.
Para facilitar la tarea, los granadinos tienen la idea de instalar algunas mejoras básicas en la silla de ruedas de Juan Luis, aunque admiten que “es un tema bastante delicado”. Sin embargo, sí que admiten que “tenemos algunas ideas en mente”, ideas como “ver si le vamos a cambiar las ruedas para ponerle unas de montaña, colocarle unos frenos de zapata para poder frenar como con las bicicletas, y seguramente le pongamos también una especie de barra para poder empujar como un carrito”, de este modo esperan facilitar la labor de realizar el camino y aumentar la seguridad para los tramos más complicados. Sin embargo, no han querido planificar todos los detalles en exceso “porque somos muy aventureros y vamos a lo que salga sin prepararlo mucho todo”.
La misma línea han seguido a la hora de planificar el itinerario, un camino del que “sabemos de dónde salimos y a dónde tenemos que llegar, pero no sabemos mucho más”. El Camino de Santiago es una ruta claramente señalizada y tampoco será un gran esfuerzo para ellos ubicarse y seguir ese trayecto. Lo mismo pasa con la logística que rodea al viaje, cuenta Oliver que “tenemos pensado alojarnos en albergues públicos, tienen habitaciones reservadas para personas con movilidad reducida, por lo que tampoco nos preocupa mucho “, aunque son conscientes de que “seguramente habrá gente que nos invite a sus casas, pero ese tema es algo que va a ir surgiendo sobre la marcha”.
Es posible ayudar a estos hermanos mediante donaciones, algo que “va bastante bien”, y es que “en tan solo una semana que llevamos ya tenemos recaudados unos mil euros de 6.000, que es el objetivo mínimo que nos hemos puesto en colaboración con la Ciudad Accesible”. Sin embargo, el dinero recaudado no irá para el bolsillo de estos jóvenes aventureros que luchan por hacer del mundo un lugar más accesible, sino que se destinarán a “habilitar y poner en valor rutas de senderismo de toda España, empezando por el reconocimiento y la adaptación del Camino Mozárabe, que justo pasa también por Granada”.
“Estamos recibiendo muchísimo apoyo”, se sincera Oliver con una sonrisa en el semblante. Sin embargo, este apoyo no es única y exclusivamente de carácter monetario, y es que pueden realizar aportes gratuitos mandando un vídeo de ánimo por correo “para que, cuando lleguen los momentos de dificultad y empiecen a doler los pies, los veamos y sigamos adelante”.
Pese a lo original y humano de la historia, Oliver y Juan Luis no cuentan con ayuda alguna de Ayuntamientos o patrocinadores más allá del apoyo que pueda ofrecerles la Ciudad Accesible, pero no es algo que preocupe a los hermanos maraceneros, que se muestran optimistas y entusiasmados en todo momento: “lo único que tenemos es muchas ganas de caminar, de hacer este viaje y de compartirlo con el mundo”.
“En muy pocos días ves gente que te escribe como que le has inspirado o que tienen algún familiar cercano con alguna discapacidad parecida, incluso hermanos que, como en nuestro caso, tienen un hermano pequeño con discapacidad y les motivas para que se planteen un reto de este tipo en un futuro”, se confiesa Oliver lanzando miradas cómplices a Juan Luis, que no duda en devolvérselas. La experiencia les valdrá sin duda para reforzar aún más los lazos que el tiempo ha forjado entre ellos, pero también valdrá para “demostrar al mundo que, si nosotros podemos hacer 800 kilómetros por una causa buena, todo el mundo puede”. Suena difícil, pero insisten en que, para ello, “sólo hay que vencer esas limitaciones mentales que nos ponemos”.
Pero este viaje no es sólo un largo trayecto, son casi 800 kilómetros de dificultades, experiencias y momentos para compartir, un camino en el que la propia ruta es lo menos importante. Oliver, amante de los viajes, conoce bien esta situación: “siempre digo que en un viaje lo importante no es el destino, sino la gente que conoces en el camino, que es lo que te quedas”. A pesar de ello, tienen claro “que vamos a llegar”, tras la repercusión obtenida y el apoyo que les han mostrado personas de diferentes lugares, el objetivo de estos hermanos es más palpable que nunca. “Vamos a darlo todo por llegar a Santiago y demostrar que se puede”, finaliza el mayor de ambos visiblemente motivado.
Este proyecto llega en el mejor momento posible, y es que pronto Oliver pondrá rumbo hacia Tailandia en un viaje sin billete de vuelta. “Yo lo que tengo claro es la idea de que quiero vivir libre”, comenta acerca de este viaje, “no pienso qué hacer con mi vida, sino cómo quiero vivirla”.
El primer día de septiembre inician el rumbo estos hermanos que, aunque se separen físicamente, siempre se encontrarán conectados por las experiencias vividas. Esta oportunidad para poner a prueba la ruta francesa del Camino de Santiago se encargará de formar nuevos recuerdos que la distancia no podrá borrar. Conscientes de ello, Oliver y Juan Luis se preparan para avanzar con paso firme hacia un futuro más accesible.
Comentarios
Un comentario en “Camino Sin Límites, camino de superación | VÍDEO”
Carmen Martín
29 de agosto de 2016 at 19:27
El pasado sábado tuve el gran honor de conocer a esta pareja de aventureros, en una ruta "infernal" desde Granada hasta Dílar. En primer lugar me impresionó Oliver por la energia y humanidad que desprende pero, cuando los ví interactuar me sobrecogió. Qué capacidad de disfrute, de no ver obstáculos, cuando los que ibamos a pié sin ocuparnos nada más que de mantener nuestras fuerzas arriba, ellos como si acabaran de empezar la ruta. Y doy fe que algunos senderistas se ofrecieron a ayudar a Oliver a empujar la "supersilla" de Juanlu, desistieron a los pocos minutos volviendo a entregar el l mando a Oliver, bajo la mirada de complicidad de Juanlu. Nos enamoraron a todo el grupo. Y el día 1 de septiembre haré todo lo posible por acompañarlos.