Medicinas y alimentos desde el Zaidín con destino Ucrania

La comunidad granadina de ciudadanos del país del Este hace acopio de productos de primera necesidad para entregarlos en la frontera. La idea es traer de vuelta refugiados

Campaña de recogida de alimentos Iglesia del Ángel Custodio del Zaidín Granada
Voluntarios en la Iglesia del Ángel Custodio del Zaidín | Foto: O. C.
Miguel López Rivera
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La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha desatado una oleada de fraternidad y empatía desde todos los rincones del mundo. También, cómo no, desde Granada, una provincia con una comunidad de ciudadanos originarios de este país muy amplia.

Esa cadena de solidaridad con el pueblo ucraniano ya ha cristalizado en protestas como la del pasado viernes en Plaza Nueva, para exigir el cese del asedio de las tropas de Putin.

También en acciones de ayuda humanitaria como la promovida por Ostap Chetaslov en la Iglesia del Ángel Custodio del Zaidín, lugar donde coordina una campaña de recogida de alimentos y medicinas para ser enviados desde Granada a la frontera con Polonia cuanto antes, en un viaje que dura casi dos días por carretera.

Chetaslov es el hijo del párroco de la Iglesia greco-católica ucraniana, que los domingos reúne a los fieles de este país en el templo situado en las intersecciones de las calles Palencia y Andrés Segovia. "Hemos empezado hoy [por este domingo] y lo que pedimos a al gente son medicinas y alimentos no perecederos para hacerlos llegar a nuestros compatriotas", relata este joven nacido en la ciudad de Ivano-Frankov, al oeste del país, pero afincado en Granada desde hace una década.

A través de grupos y listas de difusión en WhatsApp o Telegram, y de otras redes sociales como Instagram, solicitan medicamentos básicos como betadine, agua oxigenada, vendas de tela, Enantyum, Nolotil, paracetamol, omeprazol, Primperam, amoxicilina, ácido clavulánico o apósitos.

Respecto a los alimentos, recomiendan alubias cocidas, fideos, conservas como garbanzos, café soluble, té, sopas en lata o en polvo, magdalenas, galletas y también botellas de agua mineral. Sin olvidar productos de higiene de primera necesidad tales como jabones o pañales.

El objetivo es que todos estos productos sean enviados el martes junto con los de otras asociaciones de Huelva o Sevilla. No obstante, será la logística de las mismas la que determine la fecha en la que saldrán los vehículos de voluntarios cuyos regresos está previsto que sean con refugiados ucranianos.

"Una frontera con dos direcciones"

"Todo forma parte de una red de voluntarios. Nosotros nos vamos a unir a otras asociaciones andaluzas que llevan funcionando mucho más tiempo, pero ya hay chóferes que se han ofrecido para conducir hasta Ucrania. Allí también hay muchísimos voluntarios de la frontera polaca que repartirán los bienes de primera necesidad entre la población. Nosotros no tenemos pensado entrar, pero sí volver con mujeres y niños refugiados", abunda Chetaslov.

Y es que, tal y como él mismo explica de metafóricamente, "la frontera tiene dos direcciones". "En una están los que quieren ir al ejército y en la otra las madres y niños que salen", resume antes de confirmar que una prima suya ya ha conseguido salir de Ucrania, mientras que algunos familiares aún permanecen en el país.

Pero Ostap no está solo en esta aventura. La respuesta de los granadinos ha sido apoteósica y, además, cuenta también con el apoyo de gente como Encarni o Nina: "Encarni conoce la comunidad de ucranianos desde que llegué a Granada hace diez años. En cuanto escuchó que estaba organizando esta entrega no dudó en ayudarme".

"La frontera tiene dos direcciones: en una están los que quieren ir al ejército y en la otra las madres y niños que salen"

"Es muy emocionante ayudar de esta forma. El volcarse tantísima gente me tiene muy emocionada", cuenta esta granadina que recepciona los envíos en el Hostal Costa Azul, de su propiedad, y que aunque el mensaje de convocatoria que se ha hecho viral en los grupos de WhatsApp localiza en la calle Piedra Santa, en realidad se ubica en Virgen del Rosario, muy cerca de allí: "En Piedra Santa lo que está es un bar que también hemos habilitado como punto de recogida".

No es la primera vez que Encarni hace gala de su espíritu solidario. También al principio de la pandemia, cuando lo que faltaban eran mascarillas en toda España. "Mi hermana y yo nos pusimos manos a la obra y estuvimos recogiendo con Paco Cuenca, que actuó no solo de político, sino también de persona", ensalza.

Ahora su hermana ya no está, y el Covid le obligó a cerrar un edificio de apartamentos que también regentaba, mas su carácter solidario es inasequible al desaliento: "Tengo que hablar con Paco Cuenca para ver si puede ponerme en contacto con Aguas Lanjarón, ya que otra cosa que se está demandando desde Ucrania es agua mineral".

"Siempre he tenido el pensamiento de que nos tenemos que ayudar los unos a los otros. Esto empezó anoche y no sabes la cantidad de cosas que han traído ya los granadinos", puntualiza finalmente.

Toneladas de solidaridad

El cuarto punto de recogida está situado en el bar Casanova de la Carrera de la Virgen, justo enfrente de la Basílica de Nuestra Señora de las Angustias. La persona que sirve aquí de enlace es Nina, una empleada del hogar también natural de Ivano-Frankov que lleva en Granada desde 2003.

Ella no trabaja en el bar Casanova, pero sí una compatriota suya, Irina, natural de Lviv (o Leópolis, en la traducción al español), la ciudad a la que el Shakhtar Donetsk se tuvo que mudar cuando Rusia bombardeó el estadio Donbass Arena en 2014. Ahora disputa sus partidos en Kiev, capital del país y hogar del Dinamo, su eterno rival. O jugaba, pues la liga ha tenido que ser suspendida desde el estallido de la guerra.

"Llevamos mucho tiempo viviendo en este barrio [el centro de Granada] y lo conocemos bien. Mi primo con el coche lleva las cajas para la casa o directamente a la iglesia, porque aquí en el bar solo hay un sótano y ya casi no cabe nada. La gente lo trae todo en una bolsa y nosotros separamos comida, agua y medicamentos", confirma Nina.

"Nuestro ejército no solo está defendiendo a Ucrania, sino a toda Europa"

Nina lo tiene claro: "Nuestro ejército no solo está defendiendo a Ucrania, sino a toda Europa. Es un orgullo que un país pequeño como el nuestro nos esté defendiendo a todos los europeos. En mi ciudad, hombres, mujeres y niños preparan cócteles molotov. Cada uno pone de su parte y nosotros no nos vamos a quedar aquí quietos. Hacemos lo que podemos desde Granada".

No le faltan palabras de elogio para los propietarios del hogar en el que trabaja. Dice que son "mi familia de aquí". "Mi jefe es estupendo, me acogieron como parte de su familia y en todo lo que pueden me ayudan. Están muy preocupados por lo que está pasando", explica con el lógico tono de preocupación de quien sabe que su hijo y su marido siguen en Ucrania, pero con la satisfacción de saber que no defienden solo una bandera, sino también la idea de libertad. Y a todo un pueblo. Hermanos, hijos, primos, padres, abuelos, nietos, amigos, vecinos... Eso por encima de cualquier otra cosa.