Carlota presentará su libro-disco "202" en la Feria del Libro de Granada

Se presentará en acústico en la Caseta Central mañana sábado 21 de abril a las doce horas | El acto lo presenta Miguel Angel Alejo

CARLOTA
Gabinete
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Un cuento sonoro. Así podríamos definir lo que, en definitiva, propone “2 0 2”, el primer disco de Carlota. El proyecto personal del granadino César Rodríguez (Royal Mail, Qüasar) sorprende, noquea y atrapa desde la primera escucha. Es un álbum solista, pero con empaque de banda. Pretencioso sin renunciar a la canción inmediata, el trabajo narra una historia que respira de manera paralela en las ilustraciones de Inmaculada Melero y en el cómic de Amparo Crespo. ¿La ambición fabulosa de Carlota? Jugar con diferentes disciplinas y narrativas. ¿Quién es Carlota? Es el nombre de uno de los personajes de este reencuentro con aquellos amigos invisibles de la infancia.

La versión en CD, grabada en digital, cuenta con una producción más cruda, facturada por el propio César con Cheluís Salmerón; suena como lo escucha el protagonista, con el pegamento del pop y la robustez del rock. En cambio, la versión en vinilo, registrada en directo y en analógico, ofrece otra visión, con arreglos y sonoridades más ricas y polimorfas que el mero pop-rock; es lo que suena a través de los oídos del personaje ilusorio. El cómic, por su lado, desarrolla el relato con otra perspectiva; todos los bocadillos contienen letras de “2 0 2”. César Rodríguez reivindica, por tanto, el disco que es mucho más que un disco: la obra de arte global.

Para situarnos. El arranque sinuoso de ‘Abrid’ se sitúa en la mitad de la historieta del formato en papel, cuando un amigo imaginario se pone en contacto con el protagonista. La temática, pues, parece clara: la dualidad entre la vida real y la ensoñación interior.

Después de un lustro de gestación, “2 0 2” logra condensar un caos ordenado íntegramente compuesto por César Rodríguez. Le acompañan en la aventura músicos de sobrada solvencia como Antonio Cervera, Toni Molina, Alberto Hernández, Dani Levy, Carlos Sánchez de Medina o Toni Mateos.

Por supuesto, subyace una cronología amorosa. Textos sugerentes y estribillos enérgicos. Detalles elaborados que, sin embargo, entran con facilidad. Letras nada obvias que parecen sencillas y –lo mejor– que se corean como nuevos himnos. Sí, está ocurriendo en los conciertos: éxito entre adultos… y pequeños que conectan con el adhesivo de las melodías. ¿Influencias? Habrá quien piense en Muse, Pearl Jam, Foo Fighters, Pasajero, Standstill o en Vetusta Morla. Desde la seductora ‘Quién eres’ quedan a la vista las cartas. Una voz dulce o enrabietada según el momento. Intimismo azuzado por embates de virulencia eléctrica. Y una marejada de adrenalina. Canciones que parten de la introversión y que terminan refulgiendo épicas, volando alto.

‘Soren loren’ apela al amigo imaginario con el músculo rock de un grupo de grunge o del britpop más proteico de los noventa. En ‘Mis amigos pop’ aflora la veta más alegre y colorista, aunque galvanizada por la tormenta voltaica. ‘Tan dual’ es un hit total con mensaje inteligente. A Carlota se le adivinan las costuras, pero las canciones abruman, emocionan… Y acaban enganchando. Ahí están los muros de sonido laboriosamente construidos y perfilados por la literatura andante. Sucede en ‘La otra mitad’ o en ‘Dime dónde vas’, donde los mayores del lugar se acuerdan por instantes de las sombras sónicas de Nine Inch Niles. En ‘Las señales’, Carlota salen por la tangente del rock and roll que deviene en inopinado hard rock. Furia bien encapsulada. Hacia el final, resulta que ‘Puedo esperar’ es otro himno en potencia. Así es la tremenda epopeya de Carlota.