Carta a mi director
Espero que ustedes me permitan y lean y también que lo haga el director de este medio, Juan Prieto.
Querido director con el que tengo el gusto de trabajar una vez jubilado, yo se entiende, y valorando que lo hago entre otras cosas por recordar de forma especial que aprendí y me hice profesional gracias a tu padre y a cuantos “reyes” del medio había en Granada, permíteme esta carta una vez que me enteré que dices, anuncias y adviertes que a final de año te vas a tu rincón secreto dejando la dirección del medio y dedicándote a tus previstos libros y a alguna forma de colaboración periodística.
Te aviso antes de nada que ha sido la peor noticia que he tenido en un verano negro para uno que se ha dado cuenta una vez más de que las cosas no son como deberían ser y que nuestra profesión, si no lo arregla alguien, va camino del abismo de la mano de una plebe de pelotas y vendidos capaces de ser manipulados por el que manda de forma absoluta. Vamos, que lo que escribí en estas páginas no hace tanto sobre la censura con Franco y lo que está llegando no era una utopía.
La peor noticia o última gota en el vaso es que cuando se va el que vale y se retira a los cuarteles de invierno no es por capricho. Con tu edad, uno se va cuando no puede más, porque esto no es una profesión, esto es un veneno que no se quita con nada y solo queda achantado en tu alma cuando ves que hay que buscar otro camino que pueda ser mejor.
Porque cuando uno ve cosas como las que siguen a continuación, y solo a modo de ejemplo, en primera línea mientras se tapa lo importante, ya me contaras.
En este país ahora no se habla de la solución a unas leyes que permiten que un día vas a tomar una cerveza y a la vuelta hay un listo que se ha colado en tu casa, la ocupa y tú te quedas en la calle pagando lo que haya que pagar.
Tampoco se habla con claridad de lo imposible que es vivir tranquilo cuando en el super te “engañan” por la cara y es cada día más difícil llenar la cesta de la compra.
Tampoco, del continuo engaño de unos trenes, que llegan cuando quieren, si llegan, y a los que se les quitó la posibilidad de devolver los daños a los perjudicados porque se sabía que era imposible estar pagando cada día.
Tampoco de ver qué hacemos con la enorme cantidad de criaturas que llegan en barcazas buscando fortuna y a los que dejamos en la calle tirados sin papeles, y sin trabajo, vendiendo lo que pueden en un semáforo.
Tampoco de los trapicheos continuos de muchos de los que mandan ni de la barbaridad que significa que muchos etarras estén ya en la calle y los que se pasearon por Andalucía matando a Portero en Granada, a Martín Carpena en Málaga y a mi amigo del alma Muñoz Cariñanos en Sevilla se ven libres como el viento y bendecidos en su tierra.
Ni de esto ni de otras muchas cosas se habla con claridad. Se hace de tapadillo y a escondidas, y cuando un medio, pocos hay, decide hacerlo sin tapujos llega la amenaza del gobierno que dice que a los pseudo medios, llenos de pseudo periodistas, hay que callarlos.
Pero sí se habla, y esto ya es el colmo porque es un día sí y otro también, de los deslices amorosos del rey Juan Carlos y el reparto por entregas de las conversaciones que mantuvo con su amante Barbara Rey.
Se publica todo siempre que sea contra él y sin freno alguno. Sin embargo, ni se cuenta con profundizar con el daño a su familia, ni se valora que todo llega de la mano de un presunto chantajista o vendedor de momentos íntimos que nadie debería conocer. Y cuando uno sabe que fotos y grabaciones salen de la casa de la amante por su culpa o por culpa de su hijo, esto ya es …la leche, que diría un castizo.
Este es el tema del momento, lo que debería tener al país asustado, metido en casa temblando y sin pensar en los gravísimos problemas de un país que ya no es el mismo y que “manejado” por los descendientes de asesinos e independentistas, está en el filo de una navaja peligrosísima.
¿Sabes director?, yo también habría cogido la maleta y me hubiera ido con mi familia, mis libros, mi ordenador, mis ideas, mis futuras publicaciones en forma de libro o mis colaboraciones temporales para saciar el veneno.
Porque es mucho mejor dormir tranquilo y poner solo la tele para ver cine y buenos reportajes y te ahorras tanto chisme inútil y nuevos programas de análisis de crímenes y atrocidades que también se han puesto de moda para tapar agujeros. Y tampoco esto está bien porque mas de uno tendría que ir al archivo y aprender de Margarita Landi que fue la gran maestra de las crónicas negras, pero a la que no conocen en las facultades.
No tengo mas espacio Juan. Te diría mucho más, pero no quiero cansarte. Solo permíteme decirte que sabes donde estoy, que soy jubilado porque obligan y que estoy a tu entera disposición para lo que necesites.
Y no te vayas del todo.