Maltrato animal, de jardines y de palacete en el Carmen de los Mártires

El Ayuntamiento de Granada debería respetar y cuidar su patrimonio cultural y proteger sus edificios tan emblemáticos como el Carmen de los Mártires, así como sus jardines y los animales que allí viven, en especial, los pavos reales que viven allí desde hace 40 años. Más bien sobreviven y de los que presume el ayuntamiento y el señor alcalde en sus redes. La gestión del monumento Carmen de los Mártires es nefasta.

Este monumento y sus jardines se explotan para enriquecer las arcas del ayuntamiento sin el más mínimo respeto. Se celebran bodas y otros eventos a destajo pudiéndose ver en horas de visita cómo los empleados de los catering arrastran mesas enormes golpeando escaleras o arrastran grandes neveras por las preciosas rampas de empedrado artístico sin el más mínimo miramiento. También es llamativo el olor a pescado frito que sale de la antigua escuela de empedrado artístico.

La contaminación acústica es indescriptible y a los pobres pavos reales se les quita la poca zona donde se refugian poniendo cajas de coca colas o grifos de cerveza. Todo esto a plena luz del día y en pleno horario de visitas.

Los eventos nocturnos son aún peores. La música estridente aterra a las aves. Focos sobre fuentes donde se están repoblando anfibios con el daño que eso les hace.

Por la mañana el espectáculo es desgarrador: copas y vasos rotos por los jardines hasta dentro de las fuentes; colillas y servilletas tiradas. Y todo esto lo tienen que limpiar los dos o, como mucho, tres jardineros, que además tienen su trabajo de barrer jardín, podar, regar y etc en más de siete hectáreas. El personal de jardinería está agotado.

Pero el interior de casa también amanece desolador después de los festejos. Algunos terminan a las 6:00 horas y aparte de la gran suciedad, a veces hay sorpresas como robos de cuadros. Hace poco rompieron una escultura, seguramente al ayuntamiento le salen bien las cuentas porque también, aparte de las ganancias, solo hay dos limpiadoras para toda la casa, que están agotadas.

Y la joya de corona son los pobres pavos reales, que además de sufrir estos eventos de día y de noche resulta que no tienen ningún control veterinario de ningún tipo ni siquiera desparasitaciones periódicas y suplementos vitamínicos. Es más, desde hace un tiempo, no se les pone comida por decisión ignorante del biólogo, que piensa que ellos se pueden buscar la vida en el bosque. Por supuesto que pueden sobrevivir, lo mismo que sobrevivían personas en los campos de concentración y, además, han prohibido al personal que se les dé nada de comer.

Tampoco tienen los pobres pavos ningún cobijo para la lluvia o la nieve ni ninguna peana en alto donde poder descansar un poco del agobio continuo de la gente. Y no sólo tienen este abandono total que alucina a cualquier veterinario de animales exóticos, sino que además hay un agujero en el muro por donde entra un zorro por las noches. Conocen la existencia de este agujero el biólogo y la funcionaria que explota el Carmen y nunca lo han tapado. El zorro ya ha matado en junio a la única hembra de pavo real que quedaba y atacó dos veces, la última con consecuencias graves a un pavo real blanco, que metieron la funcionaria y el biólogo de manera irregular, sin notificarlo a Medio Ambiente y que hoy está vivo aunque intervenido de urgencias a vida o muerte por una veterinaria de exóticos, gracias a que sus dueños lo pudieron sacar de allí con muchísimo esfuerzo y con tranquilizantes.

Esta es la realidad de un maravilloso monumento explotado como sala de fiestas barata y sin ningún respeto ni protección a plantas ni animales. Una vergüenza para el Ayuntamiento y para Concejalía de Medio Ambiente.

Carmen Álvarez Maldonado.