Crónica de un castigo anunciado
Amo mi profesión, pero no tanto mi trabajo, un trabajo en el que mi labor es cuidar pero no me siento nada cuidada
Sí, así es como trata el sistema a sus profesionales sanitarios, castigando años de servicios prestados incluso en las peores de las condiciones, en las más duras situaciones como la crisis sanitaria vivida este último año, una crisis que nos ha puesto al límite físico y mental; y cuando por fin las circunstancias parecen ir calmándose, llega el cese de interinos, el premio por años de dedicación y servicio.
Un cese que aunque anunciado y paliado con un nuevo contrato no lo queríamos, ni lo merecíamos, un cese injusto cuando hay tantos huecos por cubrir en los centros sanitarios que continúan con tasas de reposición irrisorias, un cese que nos ha supuesto dejar de lado nuestros servicios, a nuestros compañeros de batallas en una época que será histórica por su dureza y que nos ha dejado importantes secuelas físicas y psicológicas a todos y cada uno de nosotros, un cese que nos echa de nuestra segunda casa de una forma tan fría e injusta.
Tenemos un sistema que se vanagloria de velar por la calidad y la excelencia de los cuidados, por la seguridad del paciente… y que tiene a profesionales rotando cada día por un servicio diferente, un sistema que tiene a especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria trabajando en una UCI pediátrica y especialistas en Enfermería Pediátrica haciendo visitas domiciliarias en Atención Primaria, a ustedes lectores, sin saber mucho sobre gestión sanitaria, ¿no les parece demente? Amo mi profesión, pero no tanto mi trabajo, un trabajo en el que mi labor es cuidar pero no me siento nada cuidada, un trabajo en el que se supone que la vocación justifica toda clase de pisoteos y atropellos.
Hemos sido y seguiremos siendo los profesionales quienes velemos verdaderamente por los usuarios, por su seguridad, por su bienestar, por sus cuidados, por su salud y la de su familia. Hemos sido y seguiremos siendo los profesionales quienes mantengamos a flote el sistema, porque NO, no tenemos el mejor sistema sanitario del mundo, tenemos a los mejores profesionales, profesionales implicados, dedicados, con una formación pregrado y postgrado excelente y a los que no se aprecia.
No quiero más aplausos a las ocho de la tarde, ni más luces ni crespones en memoria del esfuerzo y la labor realizada, quiero que se me respete y se me valore. Señores gestores, directores y gerentes su sistema sanitario NO ES NADA sin sus profesionales.
Comentarios
2 comentarios en “Crónica de un castigo anunciado”
María Rodríguez
19 de junio de 2021 at 10:39
Desde luego que el sistema sanitario ni
cuida ni trata de una forma humanizada a sus profesionales. Sólo somos un número gestionado de mala manera
MM
22 de junio de 2021 at 05:58
La gestión ha dejado mucho que desear y la transparencia de los procesos brilla por su ausencia.