Casa Kuna, un espacio social, cultural y sostenible en calle Elvira

Además de tienda de segunda mano, es un lugar de inclusión para jóvenes que están en situación de calle y también ofrece cocina 'eco-friendly' en ‘Soul Kitchen’

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Casa Kuna, en calle Elvira 85, es una tienda de segunda mano y un lugar de encuentro para muchas personas sin hogar | Foto y vídeo: Javi Gea
María José Ramírez
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En calle Elvira, una de las más características de Granada, llena de bares de comida étnica, teterías y tiendas de artesanía árabe, se ubica Casa Kuna, un espacio que es mucho más que una tienda de segunda mano puesta en marcha por la ONG Fundación Escuela de Solidaridad. Es un lugar de encuentro para muchas personas sin hogar y para jóvenes que están en situación de calle, en el que pueden acceder a información, asesoramiento y actividades formativas de diferentes temáticas. “Es un proyecto de inclusión social que se desarrolla en un barrio en el que los jóvenes, sobre todo chicos de origen marroquí o subsahariano, están muy estigmatizados”, asegura Dora Fanelli, coordinadora de Casa Kuna. "Estos chavales tienen aquí la oportunidad de demostrar al barrio, a la ciudad y al mundo entero que no todos los que vienen y se encuentran en situación de calle son criminales, sino que han luchado y buscado un sitio donde vivir, formarse y trabajar”, apunta.

Varios voluntarios atienden en Casa Kuna a quienes se acercan a ver o a comprar artículos de segunda mano como ropa, accesorios o muebles. Ahmed e Ismael son los encargados de trabajar en este espacio. Dora Fanelli cuenta que ambos empezaron como voluntarios y que ya se han convertido en trabajadores de esta tienda que se montó con mucho cariño hace ahora un año y medio. “Empezamos en febrero del año pasado. Este local siempre lo había visto desde fuera. Somos un proyecto de autogestión, no tenemos financiación pública y pagar un alquiler en ese momento no era sostenible. Conocí a los dueños, les explicamos nuestro proyecto de comunidad, se apasionaron y, al final, decidieron alquilarnos el local durante un tiempo a un precio ‘amigo’ y decidimos arreglarlo. Lo hicimos durante un periodo difícil de la pandemia”, cuenta Dora Fanelli.

El proyecto Casa Kuna “es una parte de un proyecto mucho más grande llevado a cabo por la Fundación Escuela de Solidaridad”, detalla Fanelli. “La columna del proyecto es la comunidad, en la que hay 145 personas que no encuentran un sitio en otros recursos del privado-social o de lo público. Son personas que, por algunas características, no encajan en proyectos o tienen que salir porque han cumplido el tiempo máximo. La primera forma de acoger a las personas es darle un techo, comida y darles cariño. Nuestro proyecto es hacer familia. Es duro porque tenemos que buscarnos la vida con donaciones. Todo lo que las personas donan se usa para la comunidad, que está en Sierra Elvira, una pedanía de Atarfe, y el exceso se vende en Casa Kuna”, explica la coordinadora.

Casa Kuna también es un lugar para dar visibilidad a la creatividad de los artesanos | Foto: Javi Gea

Casa Kuna es también un lugar para dar visibilidad a la creatividad de los artesanos y donde se venden los productos que elaboran. Además, en este espacio también se puede degustar comida gracias a la puesta en marcha del restaurante sostenible ‘Soul Kitchen’. “Es un proyecto que nace al ver que cada día las donaciones de comida que recibíamos en la comunidad eran más de lo que necesitábamos. En España hay un desperdicio alimenticio enorme; toneladas de comida que todos los días se tiran al vertedero y no le damos uso. Hay comida que no ha caducado y el sistema no sabe gestionar. Se produce más de lo que consumimos y nos toca tirar. Como a la comunidad vienen muchas mujeres de todo el mundo y las competencias que tienen son enormes, decidimos cada día preparar un menú de un país del mundo”, cuenta Fanelli. “El miércoles, por ejemplo, hay comida latina. Este no es un proyecto de restaurante, es un proyecto de formación y de inclusión. También de prevención de residuos. Cocinamos alrededor de 20 ó 30 platos cada día e invitamos al barrio a comer aquí con una oferta libre”, añade. Cada día el menú está compuesto por un aperitivo, una ensalada, un plato de un país del mundo, fruta y café.

Por Casa Kuna pasan cada día muchas personas. “Viene gente que quiere comprar y sabe que vendemos a precios populares, gente de paso que ve la decoración de fuera y entra, gente que conoce la fundación o gente que necesita ayuda”, subraya Fanelli. “Muchos jóvenes en situación de calle vienen y piden ayuda. Saben que tenemos una comunidad, que acogemos a personas y piden ser acogidos. Muchas veces los conocemos a partir de un proceso de voluntariado aquí. Nos ayudan con la comida, la ropa, hablamos, vamos conociendo un poco a la persona y decidimos en base a su necesidad y comportamiento si hay espacio o no en la comunidad”, explica.

Voluntarios en el restaurante sostenible ‘Soul Kitchen’ | Foto: Javi Gea

La comunidad de la Fundación Escuela de Solidaridad está en marcha desde hace cinco años, cuando esta adquirió una finca de 5.000 metros en una urbanización de Sierra Elvira y se construyeron 14 viviendas, en las que viven las personas de la comunidad. “Hay mayores, jóvenes y 28 niños actualmente. Hay familias de Sudamérica a las que se les ha denegado la protección internacional y tienen que salir de los recursos de inmediato y se quedan en la calle. Nos llaman para mandarnos gente de toda Andalucía y otras comunidades autónomas”, detalla Fanelli.

Para colaborar con la Fundación Escuela de Solidaridad se pueden donar alimentos, productos de higiene, de limpieza, material académico, ropa o calzado, entre otros. Para hacer frente a los gastos de agua, luz, calefacción y demás que las casas de acogida generan, la fundación cuenta con las aportaciones de socios, que pueden colaborar con una cantidad puntual o bien mensual, trimestral, semestral o anual. La idea de los responsables de la Fundación Escuela de Solidaridad es “seguir en la autofinanciación y hacer familita todo el tiempo que haga falta”.