El Centro Cultural CajaGranada dedica una exposición monográfica a Ramón Carazo
La muestra constituye una oportunidad única de contemplar una selección de los trabajos del artista granadino por primera vez desde hace casi cien años
El Centro Cultural CajaGranada expone ‘Ramón Carazo. 1896-1936. Una tradición renovada’, muestra monográfica dedicada al artista granadino Ramón Carazo, que se podrá visitar desde el 16 de febrero hasta el 9 de abril de 2023.
Esta exposición ha sido posible gracias a la colaboración entre CajaGranada Fundación y la Fundación Cajasol y permitirá público conocer la obra de uno de los pintores más destacados de la Granada de comienzos del siglo XX cuya obra se dispersó tras su prematura muerte y que ahora se vuelve a congregar en este Centro Cultural para disfrute del visitante.
En rueda de prensa, la exposición ha sido presentada por la presidenta de CajaGranada Fundación, María Elena Martín-Vivaldi y el comisario de la misma Fernando Carnicero.
María Elena Martín-Vivaldi ha querido destacar “el orgullo que supone para CajaGranada Fundación poder abrir las puertas de esta muestra a todos los ciudadanos y poner en valor la figura y la obra de Ramón Carazo, un fecundísimo artista granadino que, lamentablemente, no es todo lo conocido que cabría esperar en un creador de su envergadura, una situación que esta iniciativa viene a solventar”.
“Esta exposición, que este jueves inauguramos, no hubiera sido posible sin el apoyo de Fundación Cajasol, con la que mantenemos una prolífica sinergia que se traduce en una programación cultural de primer orden” ha añadido.
Por su parte Fernando Carnicero ha hecho hincapié en el “hito que constituye haber podido reunir tantas obras de Ramón Carazo en una misma sala, dada la dispersión que experimentó la producción del artista por todo el mundo, especialmente en Argentina”.
Igualmente, ha resaltado “el carácter de las piezas expuestas, muchas de ellas de su primera época, en la que podemos encontrar un claro estilo simbolista que evolucionará hacia lo figurativo y tradicional, en contraposición a otros de sus contemporáneos cuya obra virará hacia la vanguardia”.
Así, esta exposición constituye una oportunidad única de contemplar una selección de 26 de los trabajos de Ramón Carazo, junto con documentos, fotografías y material de archivo, por primera vez desde hace casi cien años.
Exposición ‘Ramón Carazo. 1896-1936. Una tradición renovada’
Ramón Carazo tuvo su primer aprendizaje artístico con José Larrocha, continuando su formación con Cecilio Plá en Madrid. A su regreso a Granada expondría regularmente en certámenes locales, como los del Centro Artístico y Literario, desde los años diez hasta los últimos veinte. En 1929 formó parte de la histórica exposición Regional de Arte Moderno, organizada por Antonio Gallego Burín y celebrada en la Casa de los Tiros, que reuniría lo mejor del arte de su tiempo.
En las Exposiciones Nacionales de Madrid expuso también asiduamente hasta el año 1932. En ellas no obtendría reconocimientos, pero lo cierto es que su mercado se incrementó significativamente. En los años treinta comenzó a exponer en Argentina, alcanzando un notable éxito que le haría dirigir hacia este país gran parte de su producción. Por esta razón la obra que quedó en Granada es escasa, dándose la paradoja de que conocemos más su reputación que su obra.
El conjunto que se expone incluye algunas obras de juventud realizadas bajo la influencia del simbolismo y la ilustración, que para Carazo y otros artistas granadinos como Ismael de La Serna y Manuel Ángeles Ortiz con quienes tuvo estrecho contacto, sería una importante base para la gestación de sus personalidades artísticas en un momento en que buscaban un nuevo lenguaje. Aunque Carazo optaría por un arte más enraizado con la tradición, de alguna manera perduraría en su obra un cierto aire simbolista.
Ramón Carazo y Gabriel Morcillo, ambos profesores en la Escuela de Artes y Oficios de Granada, Carazo desde 1922 hasta 1933, serían los últimos grandes creadores de una escuela granadina específicamente autóctona de la generación posterior a Rodríguez Acosta y López Mezquita, con un estilo muy característico que no tendría una continuidad relevante en la ciudad. A este estilo granadino Carazo aportaría un sentir poético y evocador que emerge de un mundo creado, sencillo y cotidiano, formado por sus expresivas figuras de la realidad circundante, con nombre y a menudo mote, pero en cierto modo sublimadas ante un paisaje romantizante, rodeadas de objetos populares como, vidrios de Castril, cerámicas granadinas, de Níjar, de Andújar, cobres batidos, tejidos alpujarreños, etcétera.
Su prematuro fallecimiento a los treinta y nueve años truncaría una carrera que prometía un gran futuro. Sus obras finales se caracterizan por una mayor depuración técnica que da lugar a un tipo de clasicismo de ambiente popular, eco de una tendencia de la época que Carazo llevaría a cabo con refinamiento y personalidad propia.