Cinco claves del descenso del Granada CF
Analizamos los factores que han hecho que el conjunto nazarí caiga a Segunda División tras seis temporadas en la élite
1- Estructuración de la temporada
Ha sido una de las excusas más utilizadas por los actuales dirigentes nazaríes. La venta del equipo se demoró muchísimo, por lo que la llegada del chino y todo su séquito -Pere Guardiola (desde la sombra, sin cargo explícito), Sergi Vieta, Kangning Wang, Piru…- fue muy tardía, con el mercado de traspasos veraniego encima.
Una cosa ha llevado a la otra. Un círculo vicioso, como el de toda la temporada. Con la necesidad de fichar y que llegaran jugadores que cumplieran las expectativas generadas, la estructuración de la temporada fue pésima, por no decir que inexistente. Desde el minuto cero.
La gestión deportiva, casi la más importante, la del césped, se dejó en manos de Javier Torralbo, ‘Piru’, un hombre sin experiencia en el cargo, con el único aval de haber sido un ojeador de jóvenes promesas muy respetado en el Real Madrid.
2- Piru. El cargo se lo comió
Precisamente Piru es la segunda clave del hundimiento del Granada. Desde que aposentó en su despacho en la Ciudad Deportiva tuvo problemas. Y es que tu carta de presentación cambia extremadamente cuando la marca que representas es el Granada CF y no el Real Madrid.
El inicio no fue nada malo. El fichaje de Paco Jémez para el banquillo ilusionaba, pero el asunto salió rana, y todo fue cayendo en picado. El extécnico del Rayo Vallecano fue un grano en el culo para el madrileño. Antipático, incómodo, reacio, sin ganas de hacerse grande en el Granada..
Pero donde Piru falló estrepitosamente fue en la mala formación de la plantilla. Captó talento, juventud, un sinfín de nacionalidades diferentes, en definitiva, jugadores que podían llegar a ser pero que aún no eran ni son. Así, no tuvo en cuenta que estaba en Primera División, y el colectivo es mucho más importante que lo individual. A esto se añade el total desarraigo de la plantilla. Cero conocimiento del Club, ningún apego, el único objetivo era lucirse personal y egoístamente.
Al margen de lo fichado, Piru también se equivocó en los repudiados. Permitió la marcha de jugadores a rivales directos, y que a la postre han hecho daño al equipo: Rubén Pérez, Darwin Machís, Édgar Méndez, Babin o Fran Rico. Por no contar también los que se fueron al Cádiz. Para lo que vino, ellos lo podrían haber hecho mucho mejor. Es el caso de Brian Oliván o Álvaro García.
Evidentemente, el armazón del plantel fue contando con la colaboración de Jémez, aunque este haya asegurado posteriormente que le prometieron una cosa y luego fue otra. Piru acusó esa inexperiencia de la que hablábamos antes y no pudo firmar todo lo que quiso, encontrándose rechazos a diestro y siniestro. En una entrevista concedida a Granada Digital justo después de la finalización del mercado, aseguró que no se esperaba que fuera a ser tan complicado. Se le veía cansado y exhausto. El cargo se lo comió.
En el mercado de invierno, el ex del Real Madrid enmendó algo lo de verano. Vinieron Héctor Hernández y Wakaso, que han cumplido. Pero a Piru le crecieron los enanos en su etapa en el Granada. Para la anécdota, y como ‘nota resumen’ de su gestión queda aquel fichaje frustrado de Nabil El-Zhar, que con los billetes comprados para aterrizar en Granada se marchó al Leganés, con burla de su representante incluida.
3- Paco Jémez. El inicio del esperpento
Paco Jémez también ha tenido mucha culpa en el descenso del Granada. Solo estuvo seis jornadas, suficientes para haber dejado un vestuario machacado, sin alma, sin confianza, un grupo de jugadores que no se creían válidos. En la jornada dos puso el cargo a disposición de la directiva tras salir derrotados del campo de Las Palmas por 5-1. Fue el inicio del esperpento. Síntoma de lo que vendría durante toda la temporada.
Se le vio a disgusto desde que llegó. Los rumores sobre que podía ocupar el banquillo de la Selección Española le pusieron nervioso. Básicamente se arrepintió de haber firmado por el conjunto nazarí. Desde ahí todo fue nefasto. La relación con Piru era malísima o inexistente. No estuvo conforme con los jugadores que llegaron y el clima pasó a ser de absoluta crispación. Jémez, en lugar de intentar hacer jugar a lo que tenía, siguió fiel a su estilo, poniendo cruces hasta quedarse prácticamente sin equipo.
4- Sin reacción
Lucas Alcaraz recogió el testigo de Paco Jémez, pero no fue capaz de enderezar el rumbo del equipo. El granadino lo intentó por todas las vías y caminos posibles, dio oportunidades a todos, pero se estrellaba contra un desenlace que ya estaba escrito: el descenso.
Su primera victoria llegó ante el Sevilla, pero no se continuó con la inercia jornadas después en partidos asequibles ante el Osasuna o el Espanyol. El único atisbo de esperanza llegó en el mes de febrero y principios de marzo, en Los Cármenes, donde se lograron tres victorias consecutivas ante Las Palmas (1-0), Betis (4-1) y Alavés (2-1). El nivel de los equipos de abajo esta temporada ha sido tan malo que el Granada pudo salir del descenso y flotar, pero no fue así. Tampoco se lo merecía.
5- Partidos clave ante rivales directos
¿Y por qué no flotaron? Porque el equipo nazarí se averió en los momentos donde había que dar la cara de verdad. El Granada naufragó en los partidos ante rivales directos. Los de su misma liga.
El primer varapalo fue en Butarque. El Granada llegaba con la oportunidad de salir del descenso si ganaba al Leganés, pero nada estaba más lejos de la realidad. Los de Alcaraz, por aquel entonces, salieron atenazados, con miedo a perder, y acabaron perdiendo de la forma más cruel. Un jugador del Granada, Darwin Machís, salía en la segunda mitad para aniquilar a su propio equipo en un contragolpe tras un fallo defensivo -la pesadilla rojiblanca-.
El venezolano pedía perdón, cuando quienes deberían disculparse fueron los que le echaron en verano. El ejemplo más claro de la grotesca temporada nazarí y la gestión que ha provocado tal fin. Lo de Butarque se repitió en El Molinón (3-1), y también hubo gol de un ex, de Babin, en este caso, el 2-1. La historia no dijo nada del partido de Riazor, donde se consiguió un 0-0 insuficiente.
También se perdieron los ‘match ball’ en Los Cármenes ante el Valencia (1-3), derrota que costó el cese de Alcaraz; y ante el Celta, ya con Tony Adams. La llegada del británico no ha hecho más que aumentar el ridículo del Granada en la que ha sido la temporada del adiós a Primera División tras seis cursos. Aunque más que un adiós, es un hasta luego. En las redes sociales ya va rodando un hashtag: #Volveremos.