Coches y personas en El Realejo: una convivencia difícil
El barrio sufre a diario importantes problemas de tráfico y el tránsito de los peatones es realmente difícil en algunos tramos, mientras que para los vehículos todo son ventajas
Quienes viven en El Realejo tienen muchos motivos para pensar que lo hacen en el paraíso terrenal. Es un barrio precioso, lleno de vida, con un montón de bares y en el que todavía se conserva el sabor tradicional, presente por ejemplo en la continuidad de esas tiendas de toda la vida.
Sin embargo, todo paraíso tiene sus defectos y el del Realejo es principalmente el tráfico y sus consecuencias: contaminación, humo, ruido y atascos, por citar las más importantes.
El pasado viernes, los padres y madres de alumnos del colegio José Hurtado, ubicado en la calle Molinos, y de la guardería El Duende, en la Avenida de Las Palmas, protestaron en la calle para exigir una disminución drástica del tráfico. Antes que ellos ya lo hicieron los componentes de la asociación Por un Realejo Habitable. Sus movilizaciones más recientes se produjeron en noviembre de 2017 y en junio de 2018.
Comparten objetivos. Por ejemplo, que dejen de circular tantos autobuses escolares que llevan a clase a los alumnos de los colegios Santo Domingo, Nuestra Señora del Rosario y Nuestra Señora de las Mercedes. De lunes a viernes, en torno a las nueve de la mañana, se produce un embotellamiento importante que muy a menudo llega desde la calle Pavaneras hasta el final de Molinos.
En la puerta del Teatro Alhambra, los autobuses paran para bajar a los escolares que van al colegio del Rosario, ubicado en la paralela calle Santiago. Aparcan en doble fila y durante ese proceso de dejar a los niños en la acera, se monta un atasco que colapsa la arteria principal del barrio. La cola de vehículos llega, en ocasiones, hasta la Plaza de Isabel la Católica. Quien conozca Granada sabe que es un buen trecho.
Después, entre las dos y las tres de la tarde, se repite la historia, cuando los autobuses vuelven a la zona para recoger a los niños. Un inciso, por cierto, sobre ese aspecto: por El Realejo sólo circulan microbuses públicos, esos de color rojo de la empresa Alhambra. Eso es así porque, como se trata de un barrio de calles estrechas, se optó por vehículos que se adaptaran más a la idiosincrasia del lugar. Sin embargo, los que traen y llevan a los alumnos son de los grandes. Auténticos mastodontes, algunos.
Ese trajín se une al habitual tránsito de coches que tiran por Molinos para bajar luego por la cuesta de Escoriaza y llegar al Paseo del Salón, los que siguen por Las Palmas para alcanzar la Carretera de la Sierra o los que suben por la Cuesta del Caldero en dirección a la Alhambra. Taxis, más que nada. Y por supuesto, los de quienes residen en el barrio y tratan de aparcar, misión casi imposible a cualquier hora del día.
Pero la difícil cohabitación de vehículos y personas no se limita a eso. En determinadas zonas parece que el barrio está puesto al servicio del coche y no del peatón. Por poner un ejemplo, en el tramo de la calle Santiago que va desde la esquina con el convento de las Comendadoras hasta la Plaza del Realejo, la acera se va estrechando progresivamente hasta que llega un punto en el que, sencillamente, desaparece. En Pavaneras, en los metros que separan la Casa de los Tiros y la Plaza Fortuny ocurre casi lo mismo, con el añadido de que esas angostas aceras están salpicadas de bolardos que dificultan el tránsito a los que van cargados con un carro, ya sea de bebé o de la compra. Y por supuesto a los que van en silla de ruedas.
El Realejo, a todo esto, es teóricamente un barrio con circulación restringida. Por la calle San Matías, uno de los principales puntos de acceso, entre las siete de la mañana y las diez de la noche sólo pueden circular coches de residentes, taxis, autobuses y motos. Pero nada impide que todo aquel que lo desee entre por la Cuesta Escoriaza, alcance Molinos, baje hasta Santiago y llegue así, callejeando un poco, hasta la Plaza de Mariana Pineda, pasando por la de Los Campos. O sea, que es una restricción muy relativa.
¿Soluciones? El gobierno local, en el caso de los escolares, propone lo que llama caminos seguros, una solución que a los padres de alumnos del José Hurtado y El Duende les parece "un buen punto de partida", pero en ningún caso un arreglo definitivo. Teniendo en cuenta la disposición del barrio, éste se antoja complicado. Pero entre resignarse al panorama actual y optar por una vía drástica (la que más, hacer peatonal el barrio por completo, lo cual también provocaría muchísimas protestas) hay una amplia gama de grises.
Comentarios
6 comentarios en “Coches y personas en El Realejo: una convivencia difícil”
Mauro
8 de abril de 2019 at 12:36
Bueno, quizás deberían puntualizar cuándo y durante cuánto tiempo se producen esos atascos. También cabría preguntarse si los coches mal aparcados en la puerta de la guardería Duende contribuyen de algún modo a que se formen dichos atascos. Parece que Granada Digital sólo tiene una noticia de la que hablar, los atascos del Realejo. Los atascos de la Zubia, circunvalación, Méndez Núñez, etc., se ve que no son noticia
Borja
8 de abril de 2019 at 19:57
Hola Mauro,
¿Podrías, por favor, elaborar un poco más tu acusación sobre que los coches de Duende provocan los atascos? Llevo cuatro años yendo y solo recuerdo dos episodios en los que eso haya ocurrido.
Lo que no acabo de entender es el empeño que existe por parte de mucha gente de negar un problema real, obvio y objetivo como es el de la contaminación y el exceso de tráfico en el Realejo.
Maria
8 de abril de 2019 at 18:30
Aún con el panorama diario de caos y exceso de tráfico el ayuntamiento no toma ninguna medida. La situación ya agota y cada vez es más peligroso circular como peatón por las calles del Realejo, pagamos impuesto de categoría 1 y tenemos un entorno que da pena.
Si granada tiene un problema general de movilidad que se movilicen también los vecinos de cada pueblo.
Juan
8 de abril de 2019 at 20:21
El autentico problema para le plataforma, que es una marca de Vamos Granada, son los colegios concertados, quieren acabar con ellos, como? Impidiendo el tráfico de autobuses,haciendo así que disminuya el número de alumnos y tengan que cerrar. La excusa, el trafico, la contaminacion, como prioritario.
Borja
9 de abril de 2019 at 10:00
Hola Juan,
otra tendencia que hay últimamente es querer vestir esta reivindicación de política y de ir en contra de los colegios concertados, lo cual no deja de ser muy ruín porque esto lo pedimos los vecinos con independencia del partido político de turno. Acabar con los colegios concertados? Tú vives en el barrio o solo opinas desde la barrera?
Aurelio
8 de abril de 2019 at 23:16
Pisos turísticos, bares, peatonalización, el centro de granada se ha convertido una gran zona de ocio, donde por desgracia, para las familias no es posible vivir, consecuencia en el centro ya no vive nadie.