Los colombianos que en viven Granada narran cómo la vida les trajo hasta esta ciudad
GranadaDigital continúa un serial de reportajes con historias de personas que llegaron desde otros países y que ahora residen en la capital
Para conocer historias de personas extranjeras que han decidido hacer sus vidas en Granada, este periódico ha llevado adelante un serial de reportajes en el que cada semana se han mostrado testimonios de distintas comunidades. Es así como en este recorrido ya se han publicado historias de personas de Marruecos, Rumanía y Reino Unido en la que cada uno de los entrevistados ha narrado cómo llegó a Granada y qué fue lo que le enamoró de esta ciudad.
En esta oportunidad, se presenta la cuarta comunidad extranjera más grande de Granada: Colombia. Según el censo anual de población 2021-2023 del Instituto Nacional de Estadística, la provincia registra un total de 4.582 personas de nacionalidad colombiana. Para conocer sus historias, este medio ha conversado con tres de ellos, tres protagonistas que han recordado cómo la vida los trajo a esta ciudad y por qué han decidido quedarse.
"Le tengo muchísimo cariño a la ciudad, aquí nació nuestro hijo"
Jorge Mendoza es de Bogotá y hace 15 años llegó a Granada. Según cuenta, fueron las "coincidencias de la vida" las que le hicieron llegar a esta ciudad, que actualmente considera su hogar y el de su familia.
Todo comenzó cuando él tenía 20 años y decidió dejar su tierra para estudiar ingeniería industrial en Madrid. En la capital del país comenzó a trabajar en una empresa, pero siempre tuvo la inquietud de emprender con su propio negocio: La venta de productos latinos en España. "Abrí una panadería con productos latinos en Madrid, pero había muchísima competencia para lo que yo quería hacer. Quería abrirme mi rumbo y empecé a recorrer el país", narra Jorge. Fue así como visitó varias ciudades para conocer el mercado, hasta que un amigo le dio un consejo que cambiaría su vida: "Me dijo, ¿por qué no te vas para Granada?, allí hay mucho latino".
Sin pensarlo dos veces, este colombiano viajó a la ciudad de la Alhambra y, apenas llegó, vivió una experiencia que para él fue como una señal. "Llegando a Granada, sin conocer nada, me perdí, me metí por calles que no eran y, sin querer, llegar a parar al Zaidín, concretamente a la avenida Italia. Entonces, cuando aparqué vi un local que decía 'se alquila panadería'. Yo soy de las personas que creen que las cosas suceden por algo. Entonces la alquilé", cuenta. Fue así como trajeron el negocio de Madrid para Granada y comenzaron con su panadería de productos latinoamericanos. Según recuerda, "con poca publicidad que se hizo, el negocio fue un éxito y creció muy rápido, gracias a los latinos, pero también a la gente de Granada, que le gusta probar cosas nuevas".
Siguiendo con su inquietud de ir más allá, a los pocos meses, Jorge se embarcó en otro proyecto: Una distribuidora de productos latinos. "En cuestión de ocho meses le dejé la panadería a mi mujer, puse un local en Armilla y empecé a comprar productos al por mayor para vender a tiendas de aquí". Actualmente, en su negocio importan directamente desde Colombia, Ecuador y distintas partes de Latinoamérica, y distribuyen a nivel nacional.
Según cuenta este colombiano, Granada es la ciudad que se convirtió en su hogar y de la cual espera no irse nunca. "Las coincidencias de la vida hicieron que llegáramos a Granada y de aquí no creo que nos movamos, porque le tengo muchísimo cariño a la ciudad, aquí nació nuestro hijo en 2011, él es granadino", dice. Y agrega que, "hemos estado en varias ciudades, pero como Granada no hay nada. Mi acento sigue siendo colombiano, porque las raíces nunca las dejará uno, pero también me siento granadino", finaliza.
"A los españoles les gusta mucho mi comida colombiana"
Enelda Mosquera es una colombiana que lleva 23 años en esta Granada, ciudad a la que llegó en búsqueda de nuevas oportunidades. Con la ilusión de un mejor futuro, a los 32 años emprendió rumbo a España y, aunque en principio llegó a Alicante, finalmente decidió probar suerte en Granada: "Pensé en ir a conocerla, porque me gustaba el nombre y me habían hablado que habían muchas antigüedades, porque estaba la Alhambra también".
Apenas llegó comenzó a trabajar en labores de limpieza y luego en una empresa de comida americana, donde ejerció como ayudante de cocina. "Como siempre me ha gustado la cocina, tenía la ilusión de que algún día podría tener mi propio restaurante", cuenta esta mujer, quien apenas pudo contar con los papeles necesarios, trajo a sus tres hijos que había dejado en Colombia: "Tenía que venir a mirar, ver como estaba el territorio y cuando ya podía traerlos, me los traje a los tres", dice.
En Granada conoció a su actual marido, con quien en 2016 decidió cumplir su gran sueño y abrir su propio restaurante de comida colombiana. Fue un camino de mucho esfuerzo, pero que actualmente le llena de orgullo. Según narra Enelda, "yo tuve primero que empezar con pollos asados, con las lentejas españolas, garbanzos, el cocido. Y de a poco le fui metiendo la empanadita colombiana, la arepa, entonces así fueron conociendo mis productos, y a la gente le fue gustando".
Sobre ser extranjera en Granada, esta mujer cuenta que ha sido un recorrido con altos y bajos, pero muy positivo en general. "Gracias a Dios me ha ido bien, a la gente le ha gustado mucho mi comida. Ha habido un poquito de racismo, pero solo algunos. Uno lo sabe sobrellevar, porque uno viene de otra parte, de otras costumbres, culturas y a la gente le chocará un poquito ver gente de otro lado. Pero nosotros venimos honradamente a trabajar, como siempre lo he hecho en toda mi vida", puntualiza.
"Granada es una ciudad abierta a las personas que venimos de afuera"
Jennifer Arce llegó desde Colombia a Granada hace ocho años y, en este tiempo, su vida ha cambiado radicalmente. Según cuenta, se vino porque la madre del que -en ese entonces- era su marido, les convenció para que viajaran y probaran suerte en esta ciudad. "Lo dejé todo y me vine con él y mi hijo", asegura.
El comenzar en un país distinto no fue nada fácil, pero con esfuerzo logró salir adelante. "En Colombia trabajaba en un banco, era asesora comercial y financiera. Cuando llegué aquí empecé a cuidar a personas mayores y luego limpieza", narra Jennifer recordando sus comienzos en Granada. En el ámbito familiar, estando en este país pasó por un divorcio, pero uno años después pudo tener una nueva oportunidad en el amor. "Conocí a alguien aquí y me casé. Ahora tenemos un local de envíos, locutorio y comida latina junto a mi esposo", indica.
Al pensar en el camino recorrido como una colombiana viviendo en Granada, Jennifer asegura que "al principio es difícil, se extraña a la familia, se extrañan las costumbres, la comida, pero la verdad es que ha sido una experiencia muy buena. Granada a mí me ha dado una acogida muy grande. En comparación a otras ciudades, Granada es un poquito más abierta a las personas que venimos de afuera". Según dice, los granadinos "son personas amables, acogedores, cuando te conocen y te tienen confianza, te tratan como si fueras de la familia".
De todas maneras, cuenta que se ha encontrado con aspectos distintos a nivel cultural: "Me he adaptado muy bien, pero hay ciertas cosillas que son diferentes. Por ejemplo, en Colombia uno está acostumbrado a decir 'buenos días' hasta al que no conoce, uno se habla con todo el mundo. Aquí yo hacía eso y la gente me miraba raro", narra entre risas.
Sobre el futuro, Jennifer tiene claro que muy probablemente siga viviendo en Granada junto a su familia. "Tengo dos hijos, el mayor nació en Colombia y la niña en Granada, pero ambos son prácticamente de aquí. Yo extraño mucho Colombia por mi familia y por muchas costumbres, pero creo que no me iré de Granada", dice. Es que, para ella, "hay muchas cosas que uno extraña, demasiadas, pero cuando uno tiene hijos, uno se va adaptando a lo que ellos también se adaptan. Se extraña mucho, pero la calidad de vida es mejor aquí, para los niños sobre todo".