Los comercios de Granada claman contra la subida del precio de los suministros: "Esto es una locura"

El mundo vive una crisis perpetua. Tan solo en los últimos dos años ha tenido lugar una pandemia mundial y ahora una guerra derivada de una invasión, sin olvidar los conflictos árabes o migratorios, entre otros sucesos. Pese a que todos son relevantes para la humanidad, han sido los dos primeros los que han ocasionado serios problemas económicos. Así, en este momento se está acentuando la subida del valor de muchas materias primas que son necesarias para la subsistencia del ser humano.

La luz, el gas, el petróleo o los alimentos, como ahora el aceite. Todos están en un constante crecimiento que ha enfurecido a la ciudadanía, que clama por unos derechos que supuestamente tienen y que necesitan de estas fuentes de energía. Particulares y negocios, todos sufren un encarecimiento que se está volviendo cada vez más sostenible. Si esto perdura en el tiempo, mal presagio.

De este modo, y solo enfocándose en los comercios, GranadaDigital ha contactado con varios de distintos sectores para ver cómo les está afectando esta situación. Las empresas necesitan de energía para ofrecer sus servicios, y todos están preocupados por este aumento de los precios.

Una educación de calidad requiere energía

La educación ha evolucionado tanto que ya no se puede entender sin tecnología, pues ahora es casi obligatorio el uso de ordenadores o proyectores para dar clase. Además, hay que encender la luz para ver mejor al profesor y la pizarra. Con todo sobre la mesa, la factura de la luz de un colegio es bastante elevada, ya que todo lo mencionado se multiplica por, mínimo, una decena de espacios. Así, la subida del coste energético está suponiendo un obstáculo para todos los centros, tanto los públicos como los privados.

En el Colegio Monaita Mulhacén pasa exactamente eso. Según cuenta la responsable de administración, Alejandra Zapata, están pagando el doble en todos los suministros, tanto de luz como de gasoil. "Es impresionante", recalca. Ella explica que "funcionamos de siete de la mañana a siete de la tarde, incluyendo la hora punta", un horario que engorda más las cifras.

Pese al aumento del precio, las actividades y los recursos del centro siguen a pleno rendimiento. Zapata destaca que lo contario sería dar una educación contraria a "la calidad que damos", añadiendo además que hay que mantener la calefacción puesta por normativa del Covid-19 y por humanidad. Asimismo, espera que esta situación no dure mucho tiempo, ya que no piensan subir las cuotas mensuales.

La crisis de materias primas afecta para cocinar

Otro de los sectores que más energía necesita es la restauración. La utilización de maquinarias como cocinar hace que la ausencia de luz o gas sea nefasta para cumplir con sus obligaciones. Ahora mismo no es que no dispongan de estos bienes, sino que se han encarecido, haciendo que las empresas sufran sus consecuencias.

Ya sean grandes cadenas o pequeños restaurantes, todos están pasando un momento delicado con la situación económica. Un ejemplo es el Grupo Ibagar, una empresa de catering de Granada que cuenta también con restaurantes y otros servicios como reparto a domicilio y formación. Según Miguel Ibáñez, su director general, los costes de elaboración de la comida "han subido un 14%", ya que necesitan la luz y el gasoil en sus fogones.

"En la restauración te tienes que adaptar a la nueva realidad"

Sin embargo, un restaurante no solo requiere de las energías mencionadas, sino que necesitan productos propios de la industria alimentaria. Así, su dirigente afirma que la crisis "es de materias primas", mencionando la subida descarada del precio del aceite de girasol causado por la guerra de Ucrania. Además del incremento del petróleo para sus repartos, en la cocina destaca el encarecimiento de los derivados del trigo. Estos son la cerveza o los alimentos cárnicos, pues los animales se alimentan del heno. Con todo, Ibáñez asegura que están expectantes y con las manos atadas. "Esto es una locura. Estamos perdidos y viéndolas venir", reconoce.

Si el problema está en las materias primas, los proveedores se ven obligados a actuar subiendo los precios, ocasionando una cadena que termina con los clientes pagando de más. Respecto a esto último, en Ibagar explican que pronto van a realizar una revisión de precios y que se "están pensado" incrementar el valor de algunos productos. "Si antes tenía un 15% de beneficios, pues igual ahora me baja. Te tienes que adaptar a la nueva realidad", detalla Ibáñez.

El mundo está sumido en una crisis ocasionada por algo distinto cada vez, como un virus o una guerra. Pese a que muchos esperan que no se prolongue en el tiempo, las empresas ya se preparan. Si sigue la tendencia "habrá que buscar sustitutos de determinados productos", expone el director. Por último, discurre que no puede ser bueno para su negocio si se mantienen al alza los precios. "Encarecer la vida afecta directamente a la restauración, ya que la gente siempre reduce lo que para uno no es imprescindible. En vez de salir dos veces, pues salen una", reflexiona.

La 'mala fortuna' de tener una tienda en la situación actual

Una tienda no se libra tampoco de esta crisis. Además del encarecimiento de la luz, este tipo de negocios se nutren de la importación que, con la subida del transporte sufre una cadena que deriva en que sus productos de venta al público se vuelven más caros. Ángel Rodríguez, presidente de la Federación Municipal de Comercio de Granada y del Centro Comercial Abierto de Granada, posee una tienda en el centro de Granada, Calzados Rosselli, y afirma que está pagando el doble para mantener iluminado su espacio.

Su negocio está sufriendo la subida de los distintos modelos de energía. Especialmente dolorosa está siendo la factura para recibir la mercancía que vender, pues Rodríguez asegura que “los artículos de importación han subido de media un 25%”. Por si fuera poco, explica que la evolución mundial está haciendo que haya menos turistas que gasten en su tienda y más gente comprando de manera online.

La ley de mercado dice que, si suben los precios de producción, los compradores tendrán que pagar más por los productos o servicios. Ahora bien, Rodríguez reflexiona sobre la viabilidad de este suceso. “La pregunta es si en un escenario de consumo retenido, el consumidor va a ser capaz de pagar un 10% más que hace unos meses”, sintetiza mientras pide al gobierno que tome medidas.

Con todo ello se está viviendo una crisis que afecta, como no podía ser de otra manera, a las personas. Las grandes potencias empresariales también sufren, pero tienen los recursos suficientes como para disimular las dificultades. Los medianos y pequeños comercios sufren para pagar las facturas, así como una sociedad que ve cómo les aumentan los costes de todas sus necesidades, pero cuyos salarios se mantienen congelados.