Un concierto para la eternidad
'Granada con Ucrania' reúne a casi 6.000 personas en un Palacio de Deportes que vibró con la música de Miguel Ríos, Lori Meyers o Soleá Morente
Un golpe de guitarra, un tema de esos que traspasan generaciones o un atronador grito de rabia que sobrepasa al mismo público. Y casi 6.000 personas abarrotando un Palacio de Deportes dispuesto a vivir el concierto de los conciertos. El festival de los festivales. Cada uno que lo llame como quiera.
En el alma, Granada. En la cabeza, el rock and roll y el indie. En el corazón, Ucrania. Hasta la misma clave del wifi contenía referencias con 'dedicatoria' a Putin. Lo dijo Antonio López 'Noni', el vocalista de los Lori Meyers: "¡Granada, cuando se os necesita, aparecéis!". El espectáculo consiguió recolectar unos 120.000 euros: 100.200 en entradas y el resto entre la fila cero habilitada por Cruz Roja, los patrocinadores y el 15% de lo recaudado en las barras.
Granada apareció, cuando más se le necesitaba, cuando más falta hacía, que diría aquel. Lo más 'granado' de la escena musical local, que es como decir Dios y todos sus profetas sentados en la mesa. Allí estaban, reunidos todos juntos, quien sabe si por última vez, para recaudar fondos por Ucrania y, ya puestos, brindar el espectáculo de los espectáculos durante más de cuatro horas de emoción que son ya pura historia musical de esta ciudad.
Dieciséis artistas secuenciados con sus mejores temas durante uno 15 o 20 minutos cada uno. Cuatro DJ –Don Gonzalo, Rosanna, Julio y Un Bosque– a modo de teloneros y varias generaciones de 'maikriveristas', 'lorimeyers', 'eskorzers', 'guardianes', 'polis', 'morentes' o 'habichuelas'. Demasiados ingredientes para que la ensalada no pudiera colmar el apetito de los comensales.
El primer gran momento de la noche, con Lori Meyers
Abrió Apartamentos Acapulco: "Buenas noches, Granada. Gracias por estar aquí apoyando una buena causa. Es un honor para nosotros abrir un concierto tan especial". El testigo lo cogió Juan Habichuela nieto, quien puso la primera pincelada de flamenco. En esas, Eskorzo irrumpió con su "Ojalá estuvieras aquí", unas palabras que a buen seguro no iban dirigidas a nadie. En el Palacio de Deportes estaba todo el mundo.
Y de buenas a primeras, un grito mudo pero ensordecedor invadió todo el recinto del Zaidín. Un runrún, un sentimiento indescriptible. La banda sonora de tantos y tantos festivales. Hacerte volar como preludio de Emborracharme. A Antonio López 'Noni', el vocalista de Lori, se le encendió la vida y regaló a los presentes un momento único.
La mítica letra de tantos fines de fiesta y desamores entre lágrimas que no encuentran consuelo. El público comenzó a cantar a coro la canción. Muchos todavía no estaban 'borrachos perdidos', aunque parecía cuestión de tiempo. Por un momento, Noni solo sujetaba el micrófono y eran sus enfervorizados fans quien mascullaban como podían el tema ya con la voz quebrada.
Tal magnitud alcanzó el estremecimiento colectivo que, en un momento, ya casi cerrando, el vocalista de los Lori Meyers saltó por encima del escenario para colocarse en uno de los altavoces y fundirse definitivamente con su público. Con su Granada.
De Soleá Morente a Paco Cuenca
A la banda de indie rock originaria de Loja le sucedió Arco. Y después vinieron Checopolaco y Soleá Morente. Pop rock y una segunda pincelada de flamenco en la que no faltaron más palabras para Ucrania. También las tuvieron Noni y el incombustible Miguel Ríos, tal y como se ve en el vídeo que acompaña a esta noticia.
El de Cartuja terminó de desgañitar al respetable congregado en el Palacio de Deportes con los temas de su último disco y su habitual carisma. Antes, La Guardia paseó su música por las Mil calles llevan hacia ti del recinto del Zaidín aunque sin que llegara a 'brillar el sol', tema que pidieron convertir en "premonitorio" para Ucrania antes de interpretarlo. Había prisa, pues el resto de la banda estaba preparando concierto en Lleida.
Y tras La Guardia apareció Niños Mutantes, cuyo batería, Nani Castañeda, también ha ejercido como promotor de un cónclave histórico para la música y la cultura de Granada. El grupo quiso explicar que era la primera vez que iban a compartir escenario con Lagartija Nick y 091 para, acto seguido, recordar que es el mismísimo Miguel Ríos quien versiona su mítico Errante en el disco El ombligo del mundo.
Antes del segundo momento cumbre, la aparición estelar de Mike Rivers, fue el alcalde de Granada Paco Cuenca quien, acompañado de María Eugenia Rodríguez Bailón, presidenta de Cruz Roja en Granada, agradeció a los presentes el apoyo al concierto. "¡Sois muy grandes, Granada! Cruz Roja tiene más de 120.000 euros para la ayuda de Ucrania y lo habéis hecho vosotros sintiéndoos orgullosos y orgullosas de que todo el cartel de este festival esté formado por bandas granadinas, que son las mejores. Lo que hoy estáis haciendo no solo es ayudar, sino además hacerlo con las más de 500 familias que ya están en Granada", exhortó el primer edil de la capital.
Miguel Ríos y Lapido, juntos en el escenario
Y entonces pasó. Cuenca dejó todo el escenario para que se lo comiera Miguel Ríos, que, como es habitual en él, encandiló al respetable nada más pisar el escenario con su habitual 'malafollá' bien 'entendía'. "Es la hostia divina lo que tenemos aquí y lo que habéis armado hoy. Esto que estoy diciendo es solo para probar el micro", soltó sin anestesia antes de confesar que buscaba una púa, la misma que Diana, una desatada fan en la primera fila, quería quedarse para la colección. No tuvo suerte porque el plumilla de turno no pudo ayudarle. "Busco una púa, soy un anciano guitarrista. Sin más dilación, cortapisa o valladar, lo ponemos a tocar", comentó en su tránsito hacia la gloria.
Pero en realidad siguió hablando. Así es el rey del rock español, quien volvió a contar una vez más su famoso chascarrillo: "Hemos tenido la tentación de llamarnos Mike Pollas y El del Río Aquel. Quería llamarlo el del Beiro, pero como es tan grande es el Genil".
Tras parafrasear el poema Oración de Luis García Montero, al que Raúl Alcover le puso música y él mismo grabó en 60 mp3, el viejo rockero comenzó al fin a hacer lo que mejor sabe. Y de ahí a La estirpe de Caín, "o de Putin, porque los dos son igual de hijos de puta", y después a El río.
Llegó el momento cumbre de la noche. Lo histórico por antonomasia, lo indescriptible, aquello que todo el mundo quiere tener por siempre en la retina. Miguel Ríos llamó al escenario a Lapido y juntos cantaron En el ángulo muerto. Las cámaras acudieron como magnetita al hierro hacia el foco en el que se apresuraba una estampa icónica. El cénit sirvió para que 091 se enganchara en el escenario, mientras Miguel Ríos bajaba una vez más por las escalinatas de la gloria, para interpretar leyendas sonoras como La canción del espantapájaros o La vida qué mala es.
El Jose, Carmencita Calavera, Unidad y Armonía y Colectivo Da Silva prosiguieron antes de ponerle la guinda del pastel con Lagartija Nick. Un final de leyenda para un concierto de leyenda solo a la altura de aquel 'Granada en off' de 2011 o el 'En Granada es posible' de 2015. Otra noche para la historia.
Concierto solidario 'Granada con Ucrania'
Comentarios
Un comentario en “Un concierto para la eternidad”
Juan Jesús García
29 de abril de 2022 at 13:03
Estupenda crónica compañero.